Heinkel-100, el veloz caza nazi que probaron los soviéticos (Fotos)

airwar.ru
Poco después de la firma del Pacto Mólotov-Ribbentrop, la URSS y el Tercer Reich llegaron a un acuerdo de cooperación comercial y económica, según el cual Alemania, a cambio de alimentos y materias primas, estaba obligada a suministrar a los soviéticos equipos industriales y muestras de material militar.

Tras la firma del Pacto Mólotov-Ribbentrop el 23 de agosto de 1939, la URSS se envió a Alemania una amplia delegación de especialistas. Incluía un grupo de aviación encabezado por el Comisario Adjunto de la Industria Aeronáutica A.S. Yákovlev.

Stalin y Ribbentrop, el ministro de exteriores germano, se saludan en el Kremlin.

En el curso de la familiarización con las actividades de la industria aeronáutica alemana se decidió la compra de aviones Ju-88, Do-215, Bf-109, Bf-110, He-58 y He-100, que causaron una impresión especialmente fuerte en Yakovlev. Después de la partida de la parte principal de la delegación a Moscú, la dirección del grupo de aviación fue confiada al jefe de TsAGI, I.F. Petrov, que tuvo que llevar a cabo la compra de los equipos mencionados.

Iván Fiedórovich Petrov contó literalmente lo siguiente: “El primero de los aviones recomendados que compramos fue el He-100 - el caza más rápido del mundo en aquella época. Tras acordar el precio en el despacho del diseñador jefe, nos dirigimos al aeródromo de la fábrica. Sacaron el avión del hangar y nos ofrecieron inspeccionarlo.”

Después de eso, el avión fue llevado por fin a la pista. “El piloto Suprun dirigió brillantemente el vuelo, realizando una serie de acrobacias aéreas, que no hicieron los pilotos alemanes en las pruebas de fábrica. Fue recibido con aplausos y llevado en brazos al comedor. Allí, el propietario de la empresa, el viejo Heinkel, organizó un banquete en honor de Suprun.

Ernst Heinkel

Para conmemorar tan acrobático vuelo, propuso una especie de reto: después de cada brindis, los vasos de chupito golpeaban una lámina de contrachapado de aviación de 10 mm. Al final del banquete, cerca de esta lámina había crecido un montón bastante grande de cristales rotos”.

Sin embargo, no mucho después, los especialistas soviéticos llegaron a la conclusión de que el He-100 se parecía más a un avión deportivo que a un verdadero caza de combate, y el interés por él decayó rápidamente.

A pesar de que resultó ser uno de los cazas más veloces del mundo en la época de su desarrollo, el diseño no fue elegido para entrar en producción en serie por los alemanes; fueron construidos unos 19 prototipos y ejemplares de preproducción.

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