El piloto abre el compartimento de bombas de su avión, donde decenas de subfusiles PPSh-41 están dispuestos en ordenadas filas, y aprieta el gatillo. El fuego denso y sincronizado de una masa de cañones comienza a barrer todo ser viviente en tierra...
Así es como debía funcionar el sistema “Erizo de Fuego”, según los diseñadores soviéticos. Pero, al final, la idea no salió muy bien.
El sistema fue inventado en la oficina de diseño de Túpolev en 1944. El subfusil de 7,62 mm, que había demostrado su eficacia en combate, se instaló en una plataforma especialmente diseñada en 11 filas de 8 unidades cada una.
La plataforma, a su vez, se fijaba en el compartimento de bombas del bombardero, un único Tu-2Sh experimental. Para la recarga, se bajaba por cables.
El Erizo de Fuego fue diseñado para destruir a la infantería enemiga. Las pruebas realizadas en 1946 demostraron la gran eficacia del fuego denso de la batería PPSh.
Sin embargo, dicho fuego sólo podía efectuarse durante muy poco tiempo, tras lo cual el avión tenía que regresar al aeródromo para recargar. Además, la plataforma pesaba bastante: 600 kg.
Al final, los inconvenientes superaban a las ventajas. Ni el “Erizo de Fuego ni el bombardero Tu-2Sh se fabricaron en serie.
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