Bajo la dirección de Kamov se inició un nuevo diseño para satisfacer las demandas del Instituto Científico de la Fuerza Aérea (NII VVS) de un autogiro para tareas de primera línea como el avistamiento de artillería, el reconocimiento y el enlace.
Denominado A-7, el primer vuelo se realizó el 20 de septiembre de 1934. En 1940 sólo se construyeron unos pocos modelos de producción.
En el invierno de 1938, un autogiro A-7 basado en el rompehielos Yermak participó en el rescate del grupo de I.D. Papanin de un témpano ártico a la deriva.
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En la primavera de 1941 fue enviada una expedición a las estribaciones del Tien Shan, donde un piloto-ingeniero, VA. Karpov usó el autogiro para polinizar con éxito matrices de árboles frutales.
Ese mismo año (como puede leerse en Airwar.ru), tras la invasión nazi, el verano de 1941, los autogiros A-7 de las Fuerzas Aerotransportadas del Ejército Rojo fueron dotados con un armamento de protección de tres ametralladoras y capacitados para transportar pequeñas bombas. Por primera vez en la aviación mundial, se instalaron armas en un aparato de ala rotatoria, al que puede llamarse, con razón, el precursor de los modernos helicópteros de combate.
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