Cómo el fusil de asalto AK-74 restableció la paridad armamentística entre la URSS y EE UU

Ciencia y Tecnología
MARÍA ALEXÁNDROVA
El 18 de enero de 1974, el ejército soviético adoptó el nuevo fusil de asalto Kaláshnikov, AK-74, y la ametralladora ligera RPK-74 basada en él. Las nuevas armas fueron diseñadas para usar el cartucho de 5,45×39 mm de bajo impulso.

“Con ello se consiguió la paridad en armas pequeñas con las Fuerzas Armadas de EE UU, que empezaron a apostar por los rifles M16A1 de 5,56 mm durante la guerra de Vietnam”, según publica el servicio de prensa del Grupo Kaláshnikov citado por Rossíiskaia Gazeta.

El rearme de la URSS fue impulsado por una reflexión sobre la experiencia de combate de la guerra de Vietnam. Resultó que el fusil automático estadounidense M16 y la carabina XM177 eran más ligeros y precisos que el Kaláshnikov soviético. La ventaja en potencia de fuego para los boinas verdes la daba el cartucho de 5,56 mm. Pero el fusil de asalto Kaláshnikov era fantásticamente fiable y capaz de disparar incluso cuando no estaba bien mantenido.

La Unión Soviética decidió restablecer la paridad de tiro, y en 1966 comenzó el desarrollo del nuevo cartucho de 5,45 mm. La reducción del calibre permitió reducir el peso del cartucho en más de 1,5 veces. La velocidad de la boca del cañón aumentó considerablemente y el alcance del fuego directo se incrementó en unos 100 metros. Como resultado de estos y otros factores, se mejoró la precisión de los disparos en ráfagas. 

Al mismo tiempo, la Oficina de Diseño de Fábricas de Armas comenzó a trabajar en las nuevas armas pequeñas. De las diez muestras presentadas para las pruebas competitivas, el fusil de asalto SA-006 de Alexánder Konstantínov y el AK-74 llegaron a las pruebas del ejército.

Durante las pruebas de alcance resultó que, debido a la menor munición, ambas armas superaron a su predecesora en términos de precisión de fuego. El menor retroceso y la mayor angulosidad del proyectil de 5,45 mm de pequeño calibre dieron como resultado al menos un tercio más de impactos frente a las armas automáticas de 7,62 mm.

Debido a que los Kaláshnikov ya estaban en producción, los militares prefirieron el AK-74. La primera prueba de combate para la nueva arma fue en los desiertos y montañas de Afganistán, donde el calibre 5,45 mm mostró todos sus méritos.

“Al mismo tiempo, la mayor parte del bloque de la OTAN seguía disponiendo de fusiles automáticos con recámara para munición de 7,62 x 51 mm, sobre los que el AK-74 tenía una clara ventaja en cuanto a dimensiones, eficacia del fuego automático y peso de la munición transportada”, resumía la preocupación.

LEE MÁS: El consorcio Kaláshnikov quiere producir armas en países de América Latina