Cuando se anunció un concurso para la creación de un monoplano de combate maniobrable de alta velocidad de nueva generación, la candidatura de la modesta oficina de diseño de Alexánder Yákovlev, que se dedicaba principalmente a los aviones deportivos, sorprendió a todo el mundo.
Sin embargo, Yákovlev decidió llevar su deportivo Ya-7 al nivel de un avión de combate. El 13 de enero de 1940, el piloto de pruebas Yulián Piontkovski subió el avión en el aeródromo central de Moscú. Tras dar varias vueltas, el piloto abortó su vuelo. Según él, se vio obligado a realizar un aterrizaje prematuro por un rápido aumento de la temperatura del aceite, lo que conllevaba el riesgo de fallo del motor. Sin embargo, Piontkovski destacó las cualidades de vuelo del modelo I-26 y su fácil manejo.
La investigación de las causas del rápido calentamiento del motor reveló otros inconvenientes (se debían principalmente a las prisas con el diseño y la fabricación). Los defectos detectados fueron eliminados.
El siguiente ciclo de pruebas acabó en desastre. El 27 de abril de 1940, durante el 43º vuelo, el aparato se estrelló y Piontkovski murió. Se descubrió que el motivo del accidente había sido un defecto de fábrica.
Pero el Ejército rojo necesitaba tanto esos aparatos que se le permitió continuar con la mejora del I-26. Además, a principios de la primavera hubo una orden de no esperar al final de las pruebas y lanzar el avión en serie con el nombre de Yak-1. El primer avión de producción vio la luz el 22 de marzo. Al mismo tiempo, los trabajos de perfeccionamiento del caza no se interrumpieron: desde el 1 de febrero hasta el 1 de octubre se realizaron 306 cambios en el diseño del avión.
El 7 de noviembre de 1940 cinco cazas (todavía con la denominación I-26) y un I-26 de la tercera modificación, participaron en el desfile aéreo. Para mayor efecto, sobrevolaron la Plaza Roja a máxima velocidad.
El tema del armamento del avión también se resolvió pronto. Recibió un cañón ShVAK de 20 mm y dos ametralladoras Berezin de gran calibre. Y la instalación de un motor más potente permitió alcanzar una velocidad de hasta 632 km/h (en altura).
Al comienzo de la Gran Guerra Patria, el Ejército rojo recibió 425 aparatos Yak-1. Fue durante los años de guerra cuando se revelaron las mejores cualidades de este caza: el Yak-1 se convirtió en un verdadero avión de producción en serie.
Sus méritos fueron valorados por 50 Héroes de la Unión Soviética, que consiguieron muchas victorias con el caza. Entre ellos se encontraban pilotos legendarios como Sultán Ajmet-Jan, Mijaíl Deviatáiev, Alexéi Marésiev, Alexánder Pokrishkin, Evgueni Savitsk y otros. Los pilotos del escuadrón francés Normandie-Niemen lucharon en el Yak-1, así como los pilotos del único regimiento femenino de aviación.
Durante los años de guerra se construyeron más de 8.700 Yak-1. Sobre esta base se desarrollaron otros modelos que también resultaron muy eficaces.
El avión estuvo en servicio en el ejército soviético hasta 1950, cuando llegó la era de la aviación a reacción.
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