Así son las 'torturas' a las que es sometido en pruebas el AK-12 (Fotos)

Serguéi Bobylev/TASS
El AK tuvo que sobrevivir en el frío del Ártico, así como el sol abrasador del desierto y seguir funcionando sin problemas para convertirse en la principal arma de los soldados rusos durante las décadas siguientes.

A los periodistas y blogueros les gusta someter las armas a pruebas extremas: congelarlas, sumergirlas en el barro, golpearlas contra el hormigón y lanzarlas contra el asfalto. 

Sin embargo, las pruebas reales de las armas en las fábricas pueden ser tan espectaculares como las que se ven en YouTube (por ejemplo, en el programa "Big Guns" de Russia Beyond), pero también se especifican para las condiciones de batalla de la vida real.

Cómo probó Rusia su último fusil de asalto AK-12

El AK-12 fue creado a principios de 2011 y los ingenieros pasaron siete años probándolo antes de adoptar el fusil para el ejército.

“En la primera etapa, comprobamos lo bien que funcionaba el prototipo del AK-12: si tenía algún fallo de funcionamiento, así como lo ergonómico que era el nuevo diseño”, dice Vladímir Onokói, del departamento de cooperación técnica militar del grupo Kaláshnikov.

Los ingenieros también tuvieron que probar la capacidad de reacción del arma: cuántos disparos podía hacer antes de las primeras averías; cuánta precisión tenía en comparación con sus posibles competidores; y cuán fiables eran sus mecanismos.

Se solucionó cualquier avería y se pasó a la siguiente fase: las pruebas en fábrica.

El objetivo principal era conocer el funcionamiento del rifle en distintas condiciones climáticas. Al principio, se colocó en cámaras térmicas con temperaturas que oscilaban entre los +50°C y los -50°C. Luego se colocó en una cámara de polvo, donde se expuso a una tormenta de polvo de cuarzo. Y después se envió a una cámara que simula las lluvias tropicales para ver su resistencia al agua, explicó Onokói.

Dependiendo de los resultados, cada fase duró de uno a tres meses y luego el arma fue enviada a pruebas militares junto a sus competidores. Los militares realizaron pruebas meteorológicas similares por su cuenta y después enviaron un grupo de fusiles de asalto a varios emplazamientos militares de toda Rusia para probar los fusiles en circunstancias de batalla reales. 

En 2016-2017, un lote de AK-12 se sometió a pruebas con las Fuerzas Aerotransportadas, la infantería y también fue probado por los marines. Los soldados tuvieron que superar una carrera de obstáculos, tuvieron que hacer paracaidismo y realizar operaciones de entrenamiento con ellos y probaron la ergonomía de los fusiles en cada teatro de operaciones, señala el Onokói. 

Sin embargo, este no fue el final de las pruebas. Los oficiales militares, de vez en cuando, gustaban de elegir un par de fusiles de asalto para el “lote listo para funcionar” y comprobaban cómo se intercambiaban la piezas. Desmontaban completamente las armas, comprobaban la calidad de la producción, mezclaban las piezas del arma y luego volvían a montarlas. Si algunos AK no disparaban, los militares enviaban todo el lote de vuelta a la fábrica para que volvieran a producirse.

La empresa sugiere que el actual AK-12 servirá en el ejército ruso durante un par de décadas. Por el momento, no tienen previsto modificar más el arma.

En 2021 el Consorcio Kaláshnikov presentó su última carabina, la AKV-521, con un par de nuevas soluciones técnicas que podrían utilizarse en futuros desarrollos de la familia AK. Haga clic aquí para saber todo sobre el posible futuro de los fusiles AK.

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