Tecnología olvidada: Así era al prototipo de caza soviético ‘Anaconda’

Anaconda

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En los años 50, se llegó a la conclusión de que los interceptores Yak-25, aviones subsónicos con un techo de unos 15.000 m y un armamento de cañones se mostraban incapaces de enfrentarse los nuevos bombarderos a reacción de EE UU. Una forma de resolver el problema fue crear un interceptor supersónico con misiles controlados por radar.

Yak-25 expuesto en el museo de la aviación de Monino.

Estos nuevos cazas debían de integrarse, como señala Airwar.ru, en todo un sistema de defensa aérea creado para defender Moscú y llamado ‘Berkut’. Además de desarrollarse sistemas de misiles antiaéreos con una amplia red de estaciones de detección por radar, este escudo preveía disponer un componente aéreo: un sistema de interceptación aérea. El más importante debía ser un misil guiado, aire-aire, cuyo diseño comenzó en el OKB-301 en 1950 bajo la designación de G-300 y que debía ser transportado por cazas.

S-25 para la defensa aérea de Moscú. Museo Kapustín Yar en Znamensk

El “250” de Lavochkin estaba diseñado para atacar con misiles guiados a objetivos que volaban a alturas de hasta 20.000 m a una velocidad de 1.250 km/h a distancias de hasta 500 km del aeródromo base. Los requisitos tácticos y técnicos del Ejército del Aire exigían la interceptación de un solo bombardero enemigo en modo automático o semiautomático.

En noviembre de 1952 se empezó a desarrollar el Kompleks 15 (K15) que más adelante sería renombrado como La-250. Se pretendía que transportara finalmente 2 misiles guiados K-15. Estos misiles 275 pesabas 800 kg, desarrollaban una velocidad de 3900 km/h y tenía una trepada de 50 m/s.

Los problemas con el radar K15U y con los motores Klimov VK-9 forzaron a rediseñar el avión con el radar K15M de menor calidad y con los motores Liulka AL-7, los cuales tenían una potencia menor. El primer prototipo voló el 16 de junio de 1956 y se construyeron otros 4 prototipos. Los vuelos de prueba estuvieron plagados de accidentes causados por la mala visibilidad del avión, fallos en el sistema hidráulico y problemas con el tren de aterrizaje. Los decepcionantes resultados arrojados en las pruebas hicieron que se suspendiera los trabajos en el proyecto K15 en 1959.

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