El exoficial del Ejército de EE UU, experto militar y periodista, Brent Eastwood, afirma que el lanzallamas pesado ruso TOS-1 tiene unas características destructivas bestiales. Y con un sentido práctico propone que la lucha contra el TOS-1 sea un objetivo prioritario para la Fuerza Aérea de la OTAN, según lo cuenta a 19fortyfive.
La característica principal de esta arma rusa es la munición de explosión volumétrica. Esta libera una nube de aerosol sobre el objetivo, que detona momentáneamente, quemando el oxígeno atmosférico. Por ello, se produce un brusco salto de presión, tras el cual los supervivientes de las llamas infernales de la explosión (la temperatura en el epicentro alcanza los 1.000 grados) morirán de lesiones internas. El lanzallamas es especialmente eficaz para destruir al enemigo en refugios (las paredes de un búnker no son un obstáculo para el aerosol) y en las montañas, donde las ondas explosivas reflejadas por las rocas se superponen, intensificándose.
El TOS-1 puede cubrir un área de dos campos de fútbol. El chasis del tanque T-72 está equipado con un paquete de guías para 24 cohetes. La tripulación de tres personas está escondida en el blindaje, y son los drones los que ayudan a encontrar objetivos para el lanzallamas. El “Buratino” puede disparar proyectiles uno por uno, soltarlos en parejas o lanzar una lluvia de proyectiles. En este último caso el TOS-1 tarda 12 segundos en disparar toda su munición. Junto con los tanques y otros vehículos blindados, los lanzallamas pesados se despliegan de acuerdo con la doctrina rusa de guerra blindada.
“Esta plataforma lanzallamas es toda una preocupación. Debería ser objetivo número uno de la Fuerza Aérea de la OTAN. Los lanzallamas deben ser retirados del campo de batalla durante un posible conflicto con los rusos”, escribe Eastwood. También propone la prohibición del uso de lanzallamas pesados, pero sugiere que tal disposición se enfrentaría a la resistencia de varios países que han comprado “Buratino” para sus fuerzas armadas.
Arabia Saudí ha adquirido recientemente el TOS-1 dentro de un pedido de material militar de tres mil millones de dólares.