Dos cachorros de oso polar, un macho y una hembra, nacieron a principios de diciembre en el Parque Safari Guelendjik, un centro turístico de la costa rusa del mar Negro. Sin embargo, rechazado por sus madres, este papel ha recaído en los empleados del lugar, informa el Siberian Times.
“Desafortunadamente, Seriojka, la madre, no mostró ningún signo de instinto maternal. Tuvimos que llevarnos a los bebés y seis de nosotras, incluida yo misma, actuamos como madres de los recién nacidos, vigilándolos constantemente para asegurarnos de que estuvieran calientes y tuvieran suficiente leche”, dijo Elena Milovidova, subdirectora del zoológico.
En realidad, se trata de un acontecimiento importante para la zoología debido a su rareza, pero también una tarea particularmente delicada, dada la baja tasa de éxito habitual de este enfoque.
“Esta es una experiencia única para nosotros, y una experiencia increíblemente valiosa para el resto del mundo, porque en total, ha habido menos de 20 cachorros polares criados [con éxito] en cautiverio sin la ayuda de la madre durante los últimos 50 años. Esta estadística no es comparable con la de ningún otro animal salvaje, como el elefante o el orangután”, añadió.
Alimentar a un animal así es, sin duda, casi imposible, y el semental tampoco es de ayuda, ya que en la naturaleza el macho no juega ningún papel en el crecimiento de las crías.
Una de las cosas que el personal del parque ha hecho es proveer a los cachorros de suero sanguíneo para darles así su primer estimulante inmunológico, el cual es usualmente proporcionado por la leche materna. Estos esfuerzos parecen estar dando sus frutos, ya que recientemente las dos bolas de pelo sin nombre han abierto por fin los ojos, mientras que sus madres adoptivas se han visto reducidas a sólo cuatro, pues la vida de los cachorros ya no corre peligro inmediato.
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