El ministro de Defensa argentino, Agustín Rossi, acusó el pasado jueves 29 de octubre, según informó el diario argentino Clarín a Gran Bretaña de ejercer "soberbia imperial” al impedir comprar al país sudamericano un avión caza a Corea del Sur porque la nave tiene componentes producidos por la nación europea que, según la empresa fabricante, debe dar su aprobación pues “tiene un embargo de armas contra Argentina”.
“Veníamos dialogando con la empresa KAI, coreana, para la compra del avión caza FA-50 para la FAA (Fuerza Aérea)", informó Rossi en su cuenta de Twitter.
“Hoy nos comunican que Gran Bretaña, quien produce componentes del FA-50, prohíbe la venta a nuestro país”, reveló el ministro, quien aseveró que esa actitud es una “nueva muestra de soberbia imperial”.
El funcionario acompañó su posteo con una copia de la carta de KAI (Korea Aerospace Industries) y el hashtag #MalvinasArgentinas.
Sin embargo, la empresa asiática, por otra parte aclaró a Rossi que “como sabrá, la exportación de seis componentes principales producidos por suministros del Reino Unido para FA 50 está sujeta a la aprobación del gobierno del Reino Unido, que tiene un embargo de armas contra Argentina".
“Lamentamos informarle que el problema de la licencia de exportación del Reino Unido no se ha resuelto hasta la fecha. Aunque KAI aún no encontró una solución, KAI está haciendo un esfuerzo razonable para resolver este problema·, concluyó la misiva, firmada por Martin Chun, gerente senior y jefe del Departamento de Estrategia de Negocios Internacionales de la empresa.
¿Qué era el FA-50?
El FA-50 es una variante del KAI T-50 ‘Golden Eagle’, un avión de entrenamiento avanzado y caza ligero fabricado y desarrollado desde finales de los años 90 por la compañía surcoreana Korean Aerospace Industries, en colaboración con la estadounidense Lockheed Martin,4 siendo uno de los primeros aviones supersónicos desarrollados en el país asiático. Posteriormente, la compañía comenzó a modernizar los cuatro primeros prototipos del modelo, convirtiéndolos en una variante de caza ligero avanzado con la denominación FA-50.5
El T-50 estaba destinado originalmente a ser un avión de entrenamiento con capacidad para alcanzar velocidades supersónicas y que sirviera de entrenamiento y preparación para los pilotos del Lockheed Martin F-16 Fighting Falcon, caza que está en servicio en la Fuerza Aérea de la República de Corea, ya que hasta ese momento, esta utilizaba aviones turbohélice KAI KT-1.
Además de como avión de entrenamiento, el T-50 debía servir también como avión de ataque ligero similar a los Northrop T-38 Talon o Northrop F-5 Freedom Fighter, y también como avión de apoyo aéreo, como el Cessna A-37 Dragonfly.
El T-50 es operado en países como Corea del Sur, Indonesia, Irak, Tailandia y Filipinas, donde entró en combate por primera vez contra terroristas afiliados al Daesh en la conocida como batalla de Marawi.
La opción rusa
Si los argentinos quieren un avión que no tenga piezas fabricadas en Gran Bretaña o EEUU, una gran opción es el ruso el Yak-130, avión que evaluaron pero rechazaron en favor del coreano.
El avión de Yakovlev es una de las principales esperanzas de la aviación militar rusa. Se empezó a diseñar en los años 80 como el principal avión de entrenamiento militar capaz de imitar el vuelo de todos los tipos de cazas contemporáneos, pero el colapso de la URSS puso fin al proyecto.
Según sus diseñadores, el ejército se quedó sin dinero para la adquisición de tecnología moderna. A mediados de los 90 del siglo pasado se intentó recuperar el proyecto mediante un acuerdo con la empresa italiana Aermacchi para la fabricación y distribución de este avión, que recibiría el nombre de Yak-130-AM.
Los italianos se tenían que encargar de fabricar el equipamiento de a bordo y distribuir el aparato en el mercado internacional, mientras que los derechos de propiedad se repartirían al 50 %. No obstante, al final los italianos abandonaron el proyecto y fabricaron un avión propio bautizado como М-346.
Dentro del ejército ruso el Yak-130 se lo conoce como el ‘iPhone volador’: robusto, de manejo fácil y, lo que es más importante, completamente personalizable a los requisitos de cada usuario concreto.
Según señalan los expertos de las Fuerzas Aéreas, el uso del Yak-130 (que, evidentemente, sirve principalmente para entrenar pilotos de combate) en la ejecución de misiones locales como la destrucción de campamentos terroristas, la defensa de fronteras (incluidas las marítimas) o la lucha contra el narcotráfico resulta más barato que si se envían aviones F-35 o Su-30.
Por otra parte, puede aterrizar en cualquier lugar, ya sea un aeródromo con pistas de hormigón con un sistema de mantenimiento normal o uno con pistas de gravilla. Se trata de un avión prácticamente autónomo. Esta cualidad permite establecer su base lo más cerca posible de las regiones donde se desarrollan las operaciones militares y garantizar su empleo en regiones que no están bien equipadas para la aviación. En la actualidad está en servicio en las fuerzas aéreas de Rusia, Bangladés, Argelia, Bielorrusia, Birmania y Siria.
Es capaz de transportar hasta tres toneladas de carga útil, que podrían incluir cuatro misiles guiados R-73 de clase aire-aire, otros cuatro J-25M de clase aire-superficie, varios no guiados de 266 milímetros y bombas aéreas, entre otro tipo de armamento. Totalmente armado y repostado este avión pesa más de 10 toneladas, superando por poco el peso máximo del caza estadounidense F-16 necesario para despegar.
Su cabina es completamente de cristal, mostrándose toda la información acerca del vuelo varias pantallas en lugar de en una multitud de indicadores analógicos.
El Yak 130 tuvo su bautizo de fuego con la Fuerza Aérea de Birmania, combatiendo contra grupos separatistas.
Medios de EE UU también señalaron el alto rendimiento del Yak-130, calificándolo de “un pequeño horror, que debería ser seriamente temido por los países de la OTAN”.
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