A principios de abril, el presidente ruso Vladímir Putin explicó cómo es la cooperación militar del país en el ámbito internacional. Según sus declaraciones, en 2019 Moscú entregó a sus socios armamento por 15.000 millones de dólares. Además, hasta abril de este año la cartera de pedidos asciende a más de 55.000 millones de dólares y más de cien países.
“Sin duda, juega a nuestro favor la exitosa experiencia en el uso de armas nacionales en Siria, que ha demostrado ser brillante. Su eficiencia, exactitud y fiabilidad sin pretensiones son las cualidades que determinan la demanda en el mercado mundial de armas”, subrayó el presidente.
Actualmente Rusia ocupa el segundo lugar del mundo en la venta de armamento. El mayor competidor para Moscú es Washington. Según los exportadores de armas rusos, están fortaleciendo su posición en los principales mercados de armas de EE UU.
“Las empresas de defensa rusas añaden constantemente nuevas muestras al catálogo de exportación de productos militares: equipos de defensa aérea, lanzacohetes múltiples, vehículos de combate, vehículos aéreos no tripulados (UAV) y muchos otros. Gracias a este trabajo, Rusia ha fortalecido su posición en el sudeste asiático, Oriente Medio y África a lo largo de los años”, se lee en la declaración de la corporación estatal Rostej.
Quién y qué han comprado a Rusia
En los últimos años Moscú ha producido más de 630 cazas Su-30, tanto para la Fuerza Aérea de Rusia, como para los ejércitos de Argelia, Armenia, China e India.
Este último país ha sido quien más aviones Su-30 ha recibido, algo más de 300. Además Nueva Delhi tiene 41 cazas MiG-39/KUB en servicio. El aparato le gusta tanto a los indios que las autoridades están en negociaciones con Rusia para la venta de otros 21 aparatos de manera urgente. El monto del acuerdo no se ha revelado en esta etapa de las negociaciones.
Al mismo tiempo, Moscú mantiene conversaciones con China, Egipto, Emiratos Árabes y Turquía para la venta del caza Su-35, de generación 4++.
Ankara casi se convirtió en el principal socio de Rusia el año pasado. Turquía- miembro de la OTAN y uno de los principales compradores de armas estadunidenses- fue uno de los primeros países que recibió en 2019 el sistema de defensa aérea S-400. Ankara se hizo con cuatro baterías por una suma de 2.500 millones de dólares.
Cada batería consta de cuatro lanzadores con cuatro misiles cada uno. En total, una batería contiene 16 sistemas antimisiles capaces de derribar cazas de quinta generación y misiles de crucero a una distancia de 200 km. Eso sin incluir la munición de repuesto, que también forma parte del contrato y estará en el campo de batalla. El contrato también incluye varios vehículos de transporte y carga, estaciones de radar, un puesto de mando y varios vehículos de apoyo. Los artilleros antiaéreos turcos serán entrenados en Rusia para trabajar con estos complejos.
Además, en estos momentos Moscú también trata de acercarse a otro socio de EE UU, concretamente a los Emiratos Árabes Unidos. A principios de los años 2000 compró más de mil vehículos blindados BMP-3. Durante la feria de armamento IDEX-2019, celebrada en Abu Dabi, se firmó un contrato de 2,71 millones de dólares para la modernización de estos aparatos. Se desconocen los detalles de la modernización.
Al mismo tiempo, Moscú sigue ofreciendo a Abu Dabi su nuevo desarrollo para la protección contra los aviones teledirigidos y los objetivos aéreos de bajo vuelo: el cañón antiaéreo AU-220 con proyectiles de artillería de 57 mm, que puede atravesar el blindaje de los aviones más modernos.
Además Moscú también cerró un acuerdo con Irak para el suministro de sistemas lanzallamas pesados TOS-1A Solntspek, helicópteros Mi-28N y Mi-35, sistemas de misiles antiaéreos Pantsir-S1 y tanques T-90. Toda la compra asciende a 1.700 millones de dólares.