Un vuelo de entrenamiento se convirtió en otro rifirrafe entre Rusia y la OTAN cuando la organización militar envió un caza de combate para comprobar lo que los bombarderos rusos estaban haciendo cerca de las fronteras de EE UU y Canadá.
A principios de marzo, dos cazas estadounidenses y canadienses interceptaron y escoltaron a dos aviones de reconocimiento rusos Tu-142 que volaban frente a la costa de Alaska.
El Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) detectó dos Tu-142 (según el código OTAN, “Bear” u “Osos”) dirigiéndose hacia la costa de Alaska. Como señala el NORAD, los aviones permanecieron durante unas cuatro horas en el espacio aéreo internacional, sobre el mar de Beaufort, al norte de Alaska antes de volver a su punto de origen.
Se acercaron a menos de 50 millas náuticas, (92 kilómetros) de la costa de Alaska, pero no entraron en el espacio aéreo de EE.UU. o Canadá.
Según una declaración del mando militar ruso, se trataba de un vuelo de entrenamiento sobre aguas internacionales, de conformidad con las normas de aviación internacional. Además, los aviones estaban desarmados y no representaban ninguna amenaza para terceros.
¿Qué es un Tu-142?
El Tu-142 (nombre en clave de la OTAN: “Bear-F” y “Bear-J”) es un antiguo bombardero de la era soviética. Fue creado a mediados de los años 60 para contrarrestar las fuerzas navales enemigas desde las alturas.
Puede armarse con varios misiles anti-buque, minas navales, así como torpedos. Además, se le dotó con los (entonces) últimos radares de búsqueda marítima, para detectar los submarinos enemigos en las partes más profundas de los océanos del mundo.
Cada Tu-142 puede llevar a bordo hasta 9 toneladas de bombas y otros sistemas de armas, mientras cubre una distancia de hasta 10.000 kilómetros. Cada avión tiene una tripulación de 11 personas.
Hoy en día, hay hasta 22 aviones Tu-142 en la Fuerza Aérea Rusa y se utilizan principalmente para fines de entrenamiento o reconocimiento.
A veces, aviones como el Tu-142 (así como el Tu-154 y el Tu-204) pueden incluso entrar en el espacio aéreo estadounidense, por el bautizado como Tratado de Cielos Abiertos.
Tratado de “espionaje abierto”
El Tratado de Cielos Abiertos es un acuerdo firmado por los Estados Unidos y la Unión Soviética para aumentar la transparencia entre los dos países, con el fin de reducir las posibilidades de una posible confrontación.
Este acuerdo, ratificado en 1992, permite a ambos países equipar sus aviones militares con los más modernos sistemas de fotografía y vídeo y sobrevolar el territorio del otro a cambio de vuelos de reconocimiento similares. Cada plan de vuelo es revelado con antelación, así como el equipo fotográfico y de vídeo a ser utilizado durante el mismo.
Los dos países negocian los detalles de los vuelos (así como también discuten qué objetos militares podrá ver y grabar cada uno) para que no ocurran sucesos inesperados.
Vale la pena mencionar que cada vez que ocurren tales vuelos (sobre territorios rusos y estadounidenses), es común que aviones de combate siempre escolten a estas aeronaves de inteligencia.
A lo largo de los años, ha habido más de 1.200 vuelos de vigilancia de este tipo.
Sin embargo, desde octubre de 2019, los EE UU están considerando retirarse del tratado. Los aliados y socios de la OTAN, en particular Ucrania, están en contra de la medida, temiendo que esto permita a Rusia reducir aún más o prohibir los vuelos sobre su territorio, lo reduciría sus conocimientos de los movimientos militares rusos.