Turquía debería de ser uno de los primeros socios de Rusia en recibir uno de los complejos de armamento más potentes de Rusia: el sistema antiaéreo S-400 Triumf.
Ankara compró a Rusia dos baterías de estos complejos, que debería recibir en abril-mayo de 2020. El monto del contrato firmado en 2018 asciende a 2.500 millones de dólares por dos baterías del complejo antimisiles más moderno del mundo.
Tras el empeoramiento de las relaciones entre ambos países surgen dudas sobre si Turquía recibirá o no estos sistemas. La cuestión depende del diálogo entre los presidentes de ambos países sobre Siria en marzo.
Cada batería consta de cuatro lanzadores con cuatro misiles en cada uno. De modo que cada batería contiene 16 misiles capaces de derribar cazas de quinta generación y misiles de crucero a una distancia de 200 km.
Hay que incluir además la munición de repuesto, que también forma parte del contrato y estará en el campo de batalla. Además, el contrato incluye varios vehículos de transporte y carga, estaciones de radar, un puesto de mando y varios vehículos de apoyo.
Al mismo tiempo, los artilleros antiaéreos turcos serán entrenados en Rusia para trabajar con estos complejos.
¿Podrá Turquía derribar los aviones rusos con el S-400 en caso de conflicto?
Los expertos no se ponen de acuerdo respecto a esta cuestión.
Víktor Murajovski, editor en jefe de la revista Arsenal de la Patria cree que “hipotéticamente, existe esa posibilidad, ya que en virtud del contrato Rusia transfiere a Turquía no solo los sistemas de misiles propiamente dichos, sino también parte de la tecnología del S-400”.
Sin embargo, según Viktor Litovkin, analista militar de la TASS, discrepa.
“No transferimos los códigos de acceso a la electrónica de nuestras armas de alta precisión a terceros países. La reprogramación de cualquier sistema de defensa aérea del mundo se hace en la planta de fabricación. Si abriéramos un ciclo de producción completo en Turquía, esta situación sería posible. Pero según el contrato entre Moscú y Ankara, el mantenimiento del S-400 se llevará a cabo en las fábricas de Almaz-Antéi en Rusia”, dijo el experto.
Tal y como explicó es un sistema para determinar los objetivos aéreos en el aire. Es un llamado “sistema propio-ajeno”.
“No es la primera vez que Rusia suministra armas de alta precisión a los países de la OTAN, que en un hipotético conflicto pueden ser usadas contra nosotros mismos. Cuestiones similares surgieron en 1996, cuando Moscú vendió a Grecia complejos S-300, sistemas de defensa aérea de la última generación, que efectivamente eran capaces de derribar en el aire todos los cazas y bombarderos de su tiempo”, añadió el analista militar.
Por eso los complejos S-400 en Ankara no verán ninguna diferencia en el aire entre los aviones rusos y turcos, a menos que hackers turcos encuentren una manera de hackear los sistemas rusos y reinterpretar manualmente los sistemas de defensa aérea del S-400.