¿Mejor que las luces LED? Rusia diseña la “bombilla eterna”

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Es más fiable, duradera y luminosa que cualquier otra disponible actualmente en el mercado. Además, si se produce en masa, será barata.

Las lámparas LED iluminaron nuestras vidas no hace mucho tiempo como una alternativa más eficiente a las lámparas incandescentes de vieja escuela. Sin embargo, parece que les ha salido un nuevo competidor. Investigadores del Instituto de Física y Tecnología de Moscú (MIPT) y del Instituto de Física Lébedev de la Academia de Ciencias de Rusia crearon un prototipo de lámpara catodoluminiscente para la iluminación general, una tecnología que ha sido estudiada desde los años 80, pero sin éxito... hasta ahora.

La nueva lámpara diseñada en Rusia se basa en el fenómeno conocido como las emisiones de campo, es decir, funciona según el mismo principio que las televisiones antiguas, que utilizaban tubos de rayos catódicos. Según los autores, esta tecnología tiene muchas ventajas. Puede emitir luz de cualquier color (desde el rojo hasta el ultravioleta) y resistir en casi cualquier condición. “Hemos metido la bombilla en nitrógeno líquido, a -180ºC y ¡todavía funcionaba! Luego la calentamos hasta los 300ºC y también siguió funcionando”, explicó el profesor Evgueni Sheshin, vicepresidente de electrónica del vacío del MIPT y director del equipo de investigación.

Apodada en Rusia la “bombilla Sheshin”, no pierde su eficacia con el tiempo. Si se produce en serie, también será barata (alrededor de 30 rublos, es decir, 47 centavos de dólar cada una) y funcionará hasta 10.000 horas. Parece poco comparado con las LED, que tienen una vida útil estimada de 50.000 horas, pero en la práctica, las LED pueden perder potencia rápidamente. “A diferencia de la bombilla LED, nuestra lámpara no tiene miedo de las temperaturas elevadas. Se puede utilizar donde los diodos se desvanecen rápidamente, como en los focos de techo, donde la refrigeración es insuficiente”, dice el coautor del proyecto Dmitri, Ozol del departamento de electrónica del vacío del MIPT.

Por otro lado, la lámpara Sheshin es una alternativa más limpia a los tubos fluorescentes ultravioleta, que pronto serán prohibidos por la Convención Minamata sobre el mercurio de las Naciones Unidas. Mijaíl Danilkin del Instituto de Física Lébedev de la Academia de Ciencias de Rusia, algunas industrias que utilizan lámparas de mercurio para el tratamiento del agua y la desinfección del aire, por ejemplo, podrían ser muy lentas y no estar listas para su eliminación gradual. “Sin embargo, la medicina es diferente, porque la cuestión de la eliminación de las lámparas de mercurio en las instalaciones médicas individuales no se ha resuelto, mientras que las normas ambientales son cada vez más estrictas. Las bombillas catodoluminiscentes podrían utilizarse en la descontaminación de quirófanos, la irradiación UV de la garganta y las amígdalas, y el curado de empastes dentales”, explica.

Rusia no es el único país que ha estado interesado en la tecnología de la luz catodoluminiscente. Hubo esfuerzos para producir en masa este tipo de tecnología en EE UU pero, al igual que los televisores antiguos, eran voluminosos y calentar el cátodo hasta una temperatura de funcionamiento llevaba tiempo, lo que alejó a los consumidores. Lo que ocurre es que la bombilla Sheshin no requiere calentamiento alguno y su producción es asequible. “Esta tecnología es nuestro saber hacer, no hay nadie más en el mundo que la tenga”.

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