Military Watch ha publicado una lista con los cinco mejores aviones de combate de aquella época. Hay tres aparatos rusos y dos estadounidenses.
MiG-31
El medio estadounidense destaca el caza MiG-31, el primer avión de combate soviético de cuarta generación. Fue diseñado como un interceptor particularmente valorado por la potencia de su revolucionario radar de matriz pasiva, con capacidad de exploración electrónica, conocido como Phazotron Zaslon. “Los sensores y el alcance de la plataforma excedían la potencia de cualquier caza desplegado por la Fuerza Aérea de EE UU y daban al Foxhound [MiG-31] una ventaja considerable. Mientras que su altitud y velocidad inigualables le permitían dotar a sus municiones de una energía cinética significativa, haciéndolas considerablemente más peligrosas”, señala el medio estadounidende.
Con una altura máxima de 21 km, el avión no tenía rival en este ámbito y era capaz de alcanzar objetivos situados hasta 120 km de distancia, utilizando variantes anteriores al misil ‘aire-aire’ R-33. Posteriormente se amplió a 300 km.
Su-27
Entró en servicio en 1985 con el objetivo de superar y enfrentarse a los F-15C de la Fuerza Aérea de EE UU, que habían demostrado tener una ventaja abrumadora sobre los antiguos combatientes soviéticos de la guerra de Vietnam, como el MiG-21 y el MiG-23. El Su-27 fue el tercer caza soviético de cuarta generación y contaba con misiles ‘aire-aire’ R-27.
El Su-27 no tenía rival en maniobrabilidad, lo que le proporcionaba ventajas significativas tanto en los combates a distancia visual como en ataques más lejanos. “El largo alcance, la alta velocidad y la altitud del caza lo hacían ideal para penetrar en las defensas aéreas enemigas y reivindicar su superioridad aérea sobre el espacio aéreo enemigo. Su objetivo era apoyar a los bombarderos y a los cazas Su-24 sobre el teatro de operaciones europeo”, se afirma en Military Watch.
MiG-25
Aunque el MiG-25 entró en servicio inicialmente como un caza de tercera generación, sus capacidades demostraron que era muy superior a los cazas de su época, lo que le permitió competir con los aviones de combate de cuarta generación.
El MiG-25 sigue siendo el avión de combate más rápido que haya entrado en servicio y opera a altitudes extremas. De hecho, tiene un récord de altura de casi 38 km. En manos de militares iraquíes y sirios los MiG-25 derribaron varios cazas occidentales de tercera y cuarta generación.
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