“Debido a la realización de labores de profilaxis, el mausoleo de Lenin estará cerrado al público desde el 18 de febrero hasta el 16 de abril de 2019”, señaló en un comunicado el Servicio Federal de Protección de Rusia (FSO, por su siglas en ruso), organismo responsable de la seguridad de los altos cargos del país. Este tipo de trabajos de conservación son habituales.
La momia del líder bolchevique se encuentra en la Plaza Roja desde 1924, poco después de su muerte. Las autoridades soviéticas decidieron preservar el cuerpo y colocarlo en un mausoleo en el corazón mismo de la capital soviética.
En un primer momento pensaron en congelarlo pero los químicos Vladímir Vorobiov y Borís Zbarski sugirieron embalsamarlo en marzo de 1924, casi dos meses después de su fallecimiento. La mezcla que propusieron evitaba la descomposición, pero secaba y cambiaba el color y la forma del cuerpo. Zbarski argumentó que la congelación no era la mejor opción ya que incluso a bajas temperaturas el cuerpo seguiría descomponiéndose. Parece que los argumentos convencieron a los materialistas dialécticos de la época. Finalmente, el 1 de agosto de 1924 el mausoleo de la Plaza Roja se abrió al público... y ahí sigue todavía.
Para poder conservarlo, los científicos le extrajeron los órganos internos y reemplazaron los líquidos por sustancias especiales de embalsamamiento que detuvieron el proceso de descomposición.
Durante algunos periodos de la época soviética había hasta 200 especialistas trabajando en el “Lenin lab”, según Alexéi Yurchak, profesor de antropología social en Berkeley. Actualmente no son tantos pero cada año y medio, más o menos, especialistas del Centro de Biotecnologías y Medicina (CBM) someten a la momia a una serie de procedimientos bioquímicos. Sumergen en un líquido conservante el cuerpo, bueno, lo que queda de él, que según parece es solo un 23%, aunque conserva el aspecto, la elasticidad de la piel y la flexibilidad de las articulaciones. Los científicos rusos aseguran que con estos métodos el tiempo de conservación es prácticamente indefinido.
Al mismo tiempo, conservan el esqueleto, los músculos, la piel y otras partes del tejido. Se han retirado todos los órganos, incluido el cerebro. Es curioso, pero este órgano del líder soviético fue examinado meticulosamente por el “Instituto del cerebro” de la URSS, creado poco después de su muerte, con el objetivo de estudiar sus “cualidades extraordinarias”.
Además de Lenin, este laboratorio de Moscú se ha ocupado, entre otros, del embalsamamiento de otros líderes comunistas como el vietnamita Ho Chi Minh, el líder búlgaro Gueorgui Dimitrov y de los norcoreanos Kim Il-sung y Kim Jong-il. También se ocupó del cuerpo de Stalin.
Por otro lado, al líder de la revolución también hay que cambiarle los trajes.
Durante la época soviética el mausoleo de la Plaza Roja fue un lugar de peregrinaje, símbolo de los ideales leninistas, que recibía hasta 2,5 millones de personas al año, entre ciudadanos soviéticos y delegaciones extranjeras.
Sin embargo, el embalsamamiento y el mausoleo de Lenin han sido motivo de debate social en Rusia desde la caída de la URSS en 1991. Hay quienes son partidarios de demoler el mausoleo y enterrar a Lenin y quienes creen que debe quedarse donde está. Las encuestas más recientes muestran que no hay un consenso respecto a lo que hacer con la momia de la revolución.
Aquí te contamos todo lo que tienes que saber sobre el mausoleo de Lenin.
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