Desde que viera la luz allá por 1947, hay numerosas leyendas acerca del arma más popular del mundo, el rifle de asalto Kaláshnikov. Se dice que no lo inventó Mijaíl Kaláshnikov sino los alemanes y que los rusos robaron su tecnología; que el rifle no puede alcanzar su objetivo a una distancia de más de 300 metros, entre otras muchas historias. Aquí te presentamos la pura verdad sobre el AK-47.
Primer mito. El Kaláshnikov es un clon del StG 44 alemán
Sí, las dos armas se parecen y no hay duda de que la alemana fue uno de los trofeos de guerra que tomaron los soldados soviéticos al final de la Segunda Guerra Mundial.
Pero estos primeros “Kaláshnikov alemanes” no cayeron en manos del Ejército Rojo hasta 1944. Mientras que en 1943 el diseñador Alexéi Sudáiev había presentado a los militares de la URSS la primera versión del rifle automático, que tras su muerte, completaría Mijaíl Kaláshnikov. En 1947 obtuvo la licitación para suministrar el fusil de asalto al Ejército.
A principios de la década de 1940 (y no solo entonces), la concepción de la ingeniería y del diseño armamentísticos se movían en la misma dirección. Por ejemplo, a principios de los años 50 los daneses fueron acusados de “copiar” el Kaláshnikov y de fabricar su propio rifle de asalto para las tropas de la OTAN, el llamado Madsen LAR.
La diferencia clave entre el AK y el StG 44 alemán se encuentra en el interior. Tienen diferentes mecanismos de fuego así como cargadores (en otras palabras, sus cargadores no son intercambiables), y cada rifle tiene su propia configuración de montaje y desmontaje. Por no hablar de las diferencias externas entre ambas.
Aunque tampoco vamos a ser ingenuos y lo cierto es que los ingenieros alemanes contribuyeron al desarrollo del rifle de asalto soviético. Después de la victoria en la Segunda Guerra Mundial, la oficina de diseño de Hugo Schmeisser trabajó en Izhevsk y ayudó a mejorar el AK-47.
Segundo mito. El rifle de asalto Kaláshnikov es único e inigualable
Sí, el Kaláshnikov es un arma excelente y se ha convertido en uno de los símbolos de la revolución y de la lucha por la independencia en países de todo el mundo, gracias a su diseño simple, su eficacia, su fácil producción y su bajo mantenimiento.
Sin embargo, la “plataforma” sobre la que se construye el Kaláshnikov no es única. Los checos, con su rifle de asalto Sa vz. 58, presentaron soluciones técnicas similares.
De hecho, es casi la viva imagen del AK, pero su sistema automático funciona de forma diferente y, como en el caso del StG 44 alemán, solo puede utilizar sus propios cargadores.
El Sa vz.58 tuvo una larga vida útil y en Europa del Este se usó hasta 2010. Aunque no llegó a ser famoso en el mundo entero, como el Kaláshnikov, porque no era tan fiable.
Tercer mito. El Kaláshnikov no puede alcanzar un objetivo situado a más de 300 m de distancia
Sí, no hay ningún tirador sin entrenar que puede hacerlo. Sin embargo, para los soldados con alta formación, ni tan siquiera los 400 m suponen un problema; es algo que tiene que ver con la configuración del rifle de asalto. Se aplica el mismo principio que a un automóvil: es posible “personalizarlo” y “sintonizarlo” para que, en vez de una velocidad máxima de 240 km/h, pueda llegar hasta los 300 km/h.
Además, el rifle puede obtener un rendimiento más eficiente a larga distancia si se hace lo mismo que con las armas de los francotiradores: no hay que disparar directamente al objetivo sino que conviene utilizar una “trayectoria arqueada”. Hay que apuntar ligeramente hacia un lado y hacia arriba, teniendo en cuenta la fuerza del viento, la presión del aire y el alcance. No suena fácil, pero todos los profesionales saben que en los disparos de largo alcance entran en juego factores adicionales que tienen que tenerse en cuenta.
Cuarto mito. El Kaláshnikov es el rifle de asalto ideal y le gusta a todo el mundo desde que se inventó
No, es cierto que el modelo de 1947 ganó las pruebas combinadas del Ejército, pero la famosa reputación de solvencia y durabilidad es resultado de las modificaciones que se realizaron durante los 12 años que siguieron.
De hecho, el AK que conocemos actualmente es el modelo de 1959, que el propio Kaláshnikov afinó, eliminando los fallos que le indicaron los militares. Había errores vinculados precisamente a la solvencia y a la durabilidad. La primera versión del rifle cayó rápidamente en desuso. Otro problema era la exactitud de los disparos, es decir había una dispersión significativa de las balas cuando se disparaba. Resultaba necesario hacer ajustes.
Finalmente, incluso después de la actualización, el AK seguía estando por debajo de sus competidores directos en la OTAN en lo que respecta a ese indicador. Sin embargo, tenía un poder mucho más destructivo y una fiabilidad realmente alta, porque podía operar en barro, lluvia, arena o nieve.
Quinto mito. El AK fue idea de Mijaíl Kaláshnikov exclusivamente
No es cierto. Antes ya hemos respondido parcialmente a esta pregunta, pero recapitulemos.
Kaláshnikov fue un diseñador brillante, pero era el diseñador jefe y todo un equipo de ingenieros estaba bajo sus órdenes. El proyecto del AK fue el desarrollo de una idea de Sudáiev de 1943, que tuvo la ayuda adicional de los alemanes de la oficina de Schmeisser a finales de la década de 1940 y principios de la década de 1950.
Así que no es solamente la encarnación del genio de Kaláshnikov, sino el resultado del trabajo de un equipo de diseñadores e ingenieros en la “trastienda”.
¿Cómo distinguir un Kaláshnikov ruso de una copia china? Te lo explicamos aquí.