¿Por qué los ciudadanos soviéticos se atrevían a conducir la ‘cápsula de la muerte’?

Los dueños de los coches Oká soviéticos se jugaban la vida mientras conducían estos vehículos. Pequeños y frágiles, a menudo se aplastaban como latas de conserva en caso de accidente.

Apareció en 1988. El VAZ-1111 Oká fue uno de los últimos modelos de coches diseñados en la agonizante Unión Soviética.

Al principio, el Oká estaba pensado para ser utilizado por personas discapacitadas. Sin embargo, acabó siendo conducido por todas las clases de la sociedad soviética.

Uno de los coches más pequeños de Rusia, el VAZ-1111, se inspiraba en modelos de automóviles asiáticos y europeos. Se asemejaba al Daihatsu Cuore japonés, que pertenecía al tipo de coches pequeños y compactos japoneses conocidos como kei car.

Por otro lado, el Oká tenía mucho del italiano Fiat 126p.

Pequeño y frágil, el Oká era ampliamente considerado como uno de los coches más mortíferos de Rusia.

Durante un choque, el coche se aplastaba completamente como si fuese una lata de hojalata, dejando pocas oportunidades para que el conductor o los pasajeros sobrevivieran.

El Oká se hizo muy conocido como “cápsula de muerte”.

El VAZ-1111, sin embargo, tenía algunas características positivas. La primera y principal ventaja era su bajo precio, algo significativamente importante durante la década de 1990 en Rusia.

Como coche pequeño, necesitaba poca gasolina, lo que permitía a los conductores del Oká ahorrar mucho dinero.

En 2008, 20 años después del montaje del primer VAZ-1111, se detuvo finalmente la producción de este automóvil.

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