Alexéi Nadezhin estaba encantado después de cambiar su puerta de entrada a casa y hacer que operara con GPS. Esto simplificó enormemente su rutina diaria. Imagina una situación en la que una ambulancia llega hasta la casa. Tienes correr a la casa y usar el mando, volver por el jardín a una distancia de 10 metros, para dejar entrar a alguien.
Tras cambiarse al sistema GPS, Nadezhin era capaz de abrir la puerta con su teléfono. Problema resuelto, ¿no? Pues, no. En abril la puerta de Nadezhin dejó de oír sus órdenes. Tras una investigación descubrió que la tarjeta SIM había acabado con sus fondos.
Tras ordenar un listado con los gastos de esos meses, Nadezhin descubrió que su puerta se había suscrito a gran cantidad de pequeños e inútiles servicios por teléfono. Al parecer no era tan inútil para la propia puerta, que se metió en el mundo del fitness y desarrolló una serie de otros hábitos no tan habituales para objetos inanimados.
En ese momento cualquiera pensaría que habría un problema técnico en el sistema. Al fin y al cabo, el repetidor del GPS es un pedazo de metal del tamaño de una caja de zapatos, que tiene que soportar bruscos cambios de temperatura a lo largo del año. Pero es aquí donde hay algo raro: todos estos servicios requieren una confirmación por parte del usuario. ¿Cómo pudo el repetidor de GPS enviar mensajes de manera continuada a lo largo de todo abril?
La batalla de Nadezhin con MTS no le hizo la vida más fácil. Comenzó con una confusa página de ayuda, con botones que no funcionaban adecuadamente y con un apoyo técnico que no tenía ni idea.
Una de las primeras cosas que describe es que el coste de los servicios fue aumentando poco a poco, presumiblemente porque “MTS se dio cuenta de que el usuario no se está quejando todavía, así que, ¿por qué no añadir un poco más?”. Al principio, eran cantidades de tres rublos, luego pasaron a cuatro y llegaron hasta 15 rublos, hasta que se quedó sin crédito.
Después de contar toda la historia al servicio técnico de atención al cliente, Nadezhin asumió que la chica, que estaba al otro lado del teléfono, no sería de ayuda alguna. No tenía ni idea de para qué servían las mitad de los servicios ni tampoco podía explicar cómo una puerta había enviado los mensajes de confirmación.
Afortunadamente, el departamento financiero tomó cartas en el asunto y le devolvieron a Nadezhin sus 4 dólares, aunque nunca llegó a resolverse el principal misterio. El afectado escribió que baraja dos versiones: “1. MTS inscribe a la gente en una serie de servicios, luego añade llamadas salientes ficticias y conformaciones. Posteriormente les dice a los suscriptores que ellos mismos mandaron los mensajes de SMS y/o que sus teléfono tiene un virus”. Y 2: “Mi pequeño y tonto repetidor de GPS aprendió el mismo a enviar los mensajes”.
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) ha descubierto un nuevo tipo de crimen, en el que los gestores de una gasolinera robaban combustible a los clientes, que no sospechaban nada, a través de un virus informático. Aquí te contamos la historia.
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