Dos destructores estadounidenses –USS Donald Cook and USS Porter– se están acercando a la costa siria, cada uno de ellos armado con 56 y 96 misiles Tomahawk, una de las armas de precisión más mortíferas de le época moderna.
Estos misiles tienen un radio de acción de 2.500 km y pueden ir equipados con diferentes tipos de ojivas, dependiendo de los objetivos militares.
El Kremlin ya ha amenazado con derribar misiles estadounidenses si se ponen en riesgo las vidas de los asesores y del personal militar ruso en Siria.
Pero, ¿cómo opera el sistema antimisiles ruso en Oriente Medio, y cómo neutralizará el Ejército ruso el poder devastador de los destructores de la Marina de EE UU?
Primer nivel. Guerra electrónica
“La primera línea de defensa consiste en el bloqueo de radio con capacidad de guerra electrónica. Estos sistemas ciegan completamente los sistemas electrónicos y de navegación de cualquier misil”, explica Víktor Murajovski, editor jefe de la revista Arsenal otéchestva, a Russia Beyond.
Recordó además, que el Donald Cook ya fue cegado anteriormente con “pequeños” medios de guerra electrónica, concretamente en primavera de 2014, cuando entró en aguas territoriales rusas en el Mar Negro.
“Uno de nuestros aviones Su-24 cayó en picado sobre el destructor y deshabilitó el equipamiento radioelectrónico del buque, usando el sistema de contramedida electrónica Jibini. Tras este incidente, algunos miembros de la tripulación del destructor presentaron su dimisión al volver a casa”, añadió.
Es más, estos sistemas se encuentran en el equipamiento de a bordo de los aviones y helicópteros de todos los tamaños, incluidos algunos de los más grandes, como el Il-22 Porúbshchik.
Según el equipo de diseño, este avión puede tumbar de manera selectiva el equipamiento del enemigo gracias a su potente sistema de bloqueo y colocar sistemas cegadores en los arsenales del enemigo con medios de guerra electrónica similares.
“Antes de que el sistema de bloqueo electrónico se active, el avión escanea las señales de radio en su zona de actividad. Cuando detecta las frecuencias de tráfico del equipamiento enemigo, el operador a bordo del avión activa el sistema de bloqueo en el ancho de banda requerido”, comenta una fuente de la industria de defensa a Russia Beyond.
Además de los sistemas de a bordo, Rusia cuenta con complejos de guerra electrónica con base en tierra, llamados Krasnuja-4, que se encuentran alrededor de la base aérea de Jmeimim, el principal baluarte de Rusia en Oriente Próximo. Su objetivo consiste en suprimir los sistemas de “escucha secreta” y los sistemas de guiado de armamento del enemigo. El Krasnuja-4 ciega los sistemas de radar del enemigo en una distancia de hasta 250 km.
Segundo nivel. Defensa antimisiles
El sistema de defensa aérea de Siria está formado por los sistemas de misiles tierra-aire S-300 y S-400.
Estas aterradoras máquinas pueden detectar objetivos en un rango de 250-400 km y derribar objetos a una distancia de 150 y 250 km, respectivamente. No solo eso, los proyectiles enemigos serán derruidos incluso a una velocidad de 2,5 km/s.
Los S-300 y S-400 son capaces de detectar con sus radares hasta 36 objetivos y cada uno puede disparar contra 12 objetivos simultáneamente.
La información sobre el número concreto de instalaciones y el personal de servicio es secreta. Pero sí se sabe que el número de sistemas antimisiles, de radares y seguimiento pueden ser varias docenas.
“Los complejos S-300 y S-400 que están alrededor de la base están apoyados por los sistemas de misiles tierra-aire Pantsir-S1. Estos sistemas antimisiles de corto alcance barren los misiles que, por alguna razón, los sistemas de largo alcance no han derribado”, explica a Russia Beyond el profesor de la Academia de Ciencias Militares, Vadim Koziulin, quien añade que los Pántsir-S1 operan con objetivos a 10-15 km de distancia.
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