Así ha quedado el T-80, el ‘tanque a reacción’ del Ejército ruso, tras su modernización

Un T-80, durante una demostración de armamento moderno en el Foro Internacional Técnico-Militar del 2017, Región de Moscú.

Un T-80, durante una demostración de armamento moderno en el Foro Internacional Técnico-Militar del 2017, Región de Moscú.

Mijaíl Voskresenski/Sputnik
Los tanques T-80 con motores de propulsión a reacción han estado acumulando polvo en los depósitos del Ejército desde el colapso de la Unión Soviética. Pero para alcanzar los objetivos relacionados con el desarrollo del Ártico y la seguridad en esa región, se necesitaba armamento moderno, y en lugar de desarrollar nuevos modelos, el Ministerio de Defensa decidió mejorar los existentes.

Uralvagonzavod (el fabricante monopolista de tanques de Rusia) ha estado trabajando en la modernización de los tanques T-80 durante los últimos seis meses. Anteriormente, la empresa firmó un contrato con el Ministerio de Defensa para el suministro de estos ingenios, actualizados.

El 15 de marzo el ministerio recibió modelos de la T-80 preparados para servir en las regiones más frías del país, en el Lejano Norte. Con el comienzo de la apertura del Ártico, el Ejército ruso se ha enfrentado a la necesidad de defender las fronteras del país en un nuevo frente. En lugar de invertir miles de millones para producir nuevos equipos y exprimir así el presupuesto del Estado con gastos adicionales, los líderes del país decidieron invertir en la modernización de los equipos “inactivos” existentes.

Los tanques forman la base del Ejército ruso; el país cuenta actualmente con alrededor de 18.200 tanques de diferentes tipos.

Qué se ha modernizado

Los diseñadores se las han arreglado para hacer frente a la principal deficiencia del tanque T-80: su voraz apetito por el combustible. En los terrenos más duros, puede consumir de 2 a 4 veces más combustible que el T-72 diesel. Ahora el consumo de combustible se ha reducido al nivel del T-72 gracias al arranque simultáneo del motor y del generador. En términos sencillos, los diseñadores han alterado el motor para que funcione en modo de ralentí. El motor a reacción que se instaló en los modelos del T-80 a finales de la década de 1970 funcionaba a pleno rendimiento tanto a máxima velocidad como cuando estaba parado.

Tanque T-80 en el campo de tiro de Chebarkul, a las afueras de Cheliábinsk, durante una sesión de demostración de la recién formada división de tanques Vítebsk-Nóvgorod.

El cañón del tanque ha sido dotado de modernos sistemas de imagen térmica y láser que aumentan su eficacia en el combate a cualquier hora del día o de la noche. El blindaje de la máquina también ha sido cubierto con capas de protección dinámica, y el compartimiento de la tripulación ha sido adaptado a temperaturas de hasta -40°C. El cañón de 125 mm en sí mismo no ha cambiado, ni las ametralladoras de gran calibre instaladas en la torreta.

Cómo era el T-80 en sus inicios

El T-80 fue lanzado a mediados de la década de 1970 y fue el primer tanque del mundo en ser equipado con un motor de turbina de gas (en lugar de una unidad diésel estándar), un motor similar a los utilizados en los aviones. Debido a ello, el sonido de un T-80 avanzando en un campo de pruebas militar es como el rugido de un avión de combate que acelera en una pista de aterrizaje.

El gigante blindado, con su motor de turbina de gas, tenía muchas ventajas sobre sus primos contemporáneos. A diferencia del motor diésel, estaba listo para funcionar tres minutos después de la puesta en marcha y no a los 30 minutos como en el caso del T-72.

El T-80 tiene un alcance de 270 millas con un solo llenado de combustible. Además, el nuevo motor ofrecía al tanque de 40 toneladas ventajas de velocidad y maniobrabilidad. En aquel momento, el T-80 era el primer tanque de fabricación nacional que podía desplazarse por terrenos escarpados a velocidades superiores a 40 mph. Hoy en día sólo el nuevo Armata puede presumir de una capacidad similar.

¿Qué propósito tenía el T-80?

Durante la Guerra Fría y la carrera armamentista, un tanque de alta velocidad de este tipo fue considerado como un arma de punta de lanza, por lo que los 4.000 T-80 producidos fueron desplegados en las fronteras occidentales de la Unión Soviética, en Alemania y Europa Oriental. En caso de guerra, debían cruzar Europa y llegar al Canal de la Mancha en pocos días.

Como los voraces gigantes de acero podían “alimentarse” de cualquier tipo de combustible, se planificó hacer frente a la escasez de combustible “mediante el avance”, reabasteciéndolos desde gasolineras, plantas industriales y unidades militares europeas ocupadas.

Pero con el comienzo de la Perestroika y el colapso de la URSS en 1991, la necesidad de un ejército de alta velocidad y los planes de hipotéticas operaciones de combate en Europa simplemente desaparecieron. Como resultado, la mayoría de los T-80 acabaron sus días estacionados en cobertizos de almacenamiento que se oxidaban suavemente. Hasta hace poco.

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