Tras la caída de la URSS, Rusia heredó un gran número de armas nucleares como los bombarderos estratégicos, los ICBM y los submarinos nucleares. Para reducir la alta amenaza nuclear, Rusia y Estados Unidos lanzaron varias iniciativas para reducir sus arsenales atómicos.
Bajo una de esas iniciativas, el Programa de Reducción Cooperativa de Amenazas (CTR, por sus siglas en inglés), conocido como la Ley Nunn-Lugar, Estados Unidos proporcionó a Rusia fondos, especialistas y equipo para asegurar una desmilitarización nuclear efectiva.
Sin embargo, desmantelar un submarino nuclear no es tarea fácil. Además del combustible y los residuos radiactivos, el corazón del submarino - el reactor nuclear - debe ser cuidadosamente retirado.
Una plataforma costera para almacenar bloques de reactores en la planta de reprocesamiento, acondicionamiento y almacenamiento de desechos radiactivos. Región de Múrmansk.
Lev Fedoséiev/TASSDebido a su peligro radioactivo, el reactor no puede simplemente ser tirado a la basura. Por lo general, se retira junto con la sección en la que está situado en el navío. Esta sección sirve de contenedor para evitar la actividad radiactiva por parte del reactor.
Una vez cortada la sección del reactor, se transporta a un lugar de almacenamiento especial donde se guarda durante al menos 70 años. Solo después de este período el nivel radiactivo es lo suficientemente bajo como para permitir que continúe el proceso de desmantelamiento.
El primer almacén ruso para secciones de reactores nucleares se situó más allá del círculo polar, en una bahía cerca de la aldea de Saida Gubá, en la región de Múrmansk. En 1990, el asentamiento fue transferido a la Flota del norte, que lo utilizó para almacenar secciones de reactores de sus submarinos nucleares "jubilados". Las secciones eran cortadas en instalaciones especiales y luego remolcadas a la bahía de Saida Gubá para su almacenamiento.
Trabajadores prensan y secan desechos radiactivos sólidos en un taller en la planta de reprocesamiento, acondicionamiento y almacenamiento de desechos radiactivos.
Lev Fedoséiev/TASSEl problema era que no había un lugar especialmente diseñado donde estas partes peligrosas del reactor pudieran ser guardadas. Fueron acumuladas en la bahía y acabaron flotando junto a los muelles.
Según el plan inicial, el almacén definitivo debía construirse en el plazo de una década. Sin embargo, en 2003 no se había construido y ni siquiera había plan para ello. Mientras tanto, el número de secciones de reactores en la bahía superó los 50.
Los países europeos expresaron su preocupación por el hecho de que las malas e inapropiadas condiciones del almacenamiento de las secciones de los reactores en Saida Gubá podrían no solo dañar el medio ambiente del Ártico, sino también provocar un verdadero desastre nuclear en el norte de Europa.
Una plataforma costera para almacenar bloques de reactores en la planta de reprocesamiento, acondicionamiento y almacenamiento de desechos radiactivos. Región de Múrmansk
Lev Fedoséiev/TASSA principios de los años 2000, europeos y rusos activaron la cooperación para reducir la amenaza potencial que representaba Saida Gubá. En 2003, el Ministerio de Energía Atómica de Rusia y el Ministerio Federal de Economía y Trabajo de Alemania firmaron un acuerdo sobre la construcción de un depósito costero para las secciones de los motores de submarinos nucleares.
Alemania invirtió más de 700 millones de dólares en el proyecto durante 15 años. El país también proporcionó a Rusia distintas tecnologías y especialistas.
Como resultado, en 2017 se construyó finalmente un lugar para el almacenamiento terrestre que acogió 155 secciones de reactores. Se instaló un nuevo taller de limpieza y pintura para renovar la superficie anticorrosiva de las secciones radioactivas de los buques retirados del servicio. Este importante procedimiento debe realizarse una vez cada diez años durante un período de 70.
No solo eso, Saida Gubá consiguió un sistema ferroviario, nuevos muelles y todas las infraestructuras necesarias para los trabajadores del complejo. La situación ecológica de la zona ha mejorado significativamente.
La gobernadora de la región de Múrmansk, Marina Kovtún, calificó el proyecto ruso-alemán desarrollado en Saida Gubá de ejemplo único de cooperación internacional en el desmantelamiento nuclear, no sólo para la región de Múrmansk, sino también para toda Rusia. "Sin la ayuda de Alemania, estas obras a gran escala en Saida Gubá habrían llevado mucho más tiempo", ha declarado (enlace en ruso).
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