El reciclaje del equipamiento militar obsoleto es una tarea importante para las Fuerzas Armadas de Rusia. Resulta difícil decir si se consiguen éxitos. Los numerosos almacenes de equipamiento militar abandonado se actualizan con nuevos ejemplares.
A menudo estos “cementerios” carecen de supervisión alguna. Ha habido casos en los que los recolectores de setas han encontrado sistemas de defensa antimisiles S-200 SAM en los bosques de la región de Moscú.
La mejor opción para el Ministerio de Defensa para tratar esta cuestión es organizar subastas especiales en las que individuos u organizaciones pueden adquirir los vehículos desechados.
Antes de la venta, el material militar obsoleto pasa por un proceso de desmilitarización. Se tienen que quitar todas las armas, los dispositivos y el hardware.
Hay ocasiones en las que un tanque o un vehículo militar es descartado antes incluso de entrar en servicio y el cuentakilómetros está en cero.
El equipamiento vendido ha comenzado a tener un uso civil. Los tanques se pueden utilizar como vehículos para los bomberos, que operan en condiciones especialmente difíciles y los vehículos de transporte de personal son una buena opción para los geólogos o los amantes de los deportes extremos.
Otro material descartado se envía a instalaciones de reparación de armamento, en donde se desguaza. Las partes útiles se guardan y las otras, se tiran.
La tercera vía para el material desechado es buscarle un “cementerio” y esperar a que se recicle o que se deteriore completamente bajo la lluvia y la nieve.
Rusia no es el único país que se enfrenta a esta problema con el material militar. En todos los sitios pueden encontrarse cementerios de este tipo. Uno de los más destacados está cerca de la ciudad italiana de Vercelli, hay otro en la base aérea de Davis-Monthan en Arizona, donde se halla uno de los mayores almacenes de jets de combate obsoletos.
El Ministerio de Defensa de Rusia pretende no repetir los mismos errores del pasado. Actualmente hace acuerdos con los diseñadores de armamento sobre el mantenimiento de los equipos durante todo su ciclo de vida, incluyendo el reciclaje tras su eliminación. Si hay suerte eso hará que no haya necesidad de crear más cementerios de equipamiento militar.