La lucha por la desestalinización de Rusia

La ONG Memorial se enfrenta a su disolución. Fuente: AP

La ONG Memorial se enfrenta a su disolución. Fuente: AP

Memorial es una ONG rusa fundada a finales de los años 80 dedicada a la memoria histórica y a la defensa de los derechos humanos. Entre sus labores destaca la tarea por recordar a las víctimas de la represión estalinista. Este mes el Ministerio de Justicia ha solicitado al Tribunal Supremo la disolución de Memorial a nivel nacional debido a que cuenta con estructura que, según argumentan, no se ajusta a la legalidad. Expertos rusos consideran que la decisión afectará negativamente al desarrollo de la sociedad civil en el país.

Cada 29 de octubre se celebra en el centro de Moscú una acción conocida como el “Retorno de los Nombres”. Se realiza la víspera del Día de la Memoria de las Víctimas de la Represión Política y es  la acción más multitudinaria que organiza la organización Memorial.

Durante el acto, todo aquel que lo desee puede leer en voz alta los nombres de las personas que fueron ejecutadas durante los años de la represión estalinista. El objetivo de la acción es restaurar la memoria de cientos de miles de ciudadanos rusos que fueron fusilados en los años 30.

El “Regreso de los Nombres” no es la única acción que organiza Memorial, la organización más antigua de Rusia dedicada a restablecer la memoria histórica. Nació a finales de los años 80 bajo el lema “La verdad sobre el pasado, por el bien del presente y el futuro”, y en sus inicios se dedicaba a esclarecer la represión política.

En 1991, sobre la base de la sociedad Memorial, se creó un centro de defensa de los derechos humanos que lleva el mismo nombre. Desde entonces, además de perpetuar la memoria de las víctimas de las purgas, los miembros de Memorial también se ocupan de los derechos humanos: hacen seguimientos, detectan casos de violación de derechos humanos y fomentan su visibilidad además proporcionan defensa jurídica a las víctimas.

En octubre el Ministerio de Justicia de Rusia presentó de improviso una demanda al Tribunal Supremo para disolver la organización de ámbito nacional, alegando ausencia de actividad.

Según Ministerio, el problema radica en que la sociedad Memorial de ámbito nacional se fundó a partir de la fusión de decenas de organizaciones regionales que operan en diferentes partes de Rusia. Esto implica que la entidad carece de una estructura vertical. Los miembros regionales de Memorial están registrados como departamentos del Memorial nacional y su actividad no queda reflejada en la documentación oficial. Esta situación ha otorgado al Ministerio de Justicia un motivo para presentar la demanda de disolución de la organización Memorial a nivel nacional.

Una serie de personalidades famosas se han rebelado ante la perspectiva de disolución de la organización más antigua dedicada a difundir información sobre las víctimas de la represión estalinista. Mijaíl Fedótov, director del Consejo Presidencial para los Derechos Humanos, declaraba a Gazeta.ru que “la disolución de Memorial causará un enorme perjuicio a la imagen de las autoridades rusas”. Por ahora el Tribunal Supremo ha aplazado la vista de la causa hasta el mes de diciembre.

La memoria del líder y sus víctimas

A pesar de los evidentes crímenes que cometió el régimen estalinista, son muchos los rusos que consideran a Iósif Stalin como un sabio dirigente que, aunque gobernó el país con mano dura, lo hizo de forma justa. Según los datos que arroja una encuesta elaborada en 2013 por el centro Levada, el 49% de la población de Rusia (así como de los tres países transcaucásicos: Azerbaiyán, Armenia y Georgia) en general tiene una opinión positiva de Stalin. Por otra parte, el 18% de los rusos expresaron el deseo de vivir en persona bajo el mandato de este dirigente.

Yan Rachinski, copresidente del centro de defensa de los derechos humanos Memorial, comentó en declaraciones a RBTH que “la causa no reside tanto en el culto a la personalidad del propio Stalin como en el culto al Estado. El culto al líder seguirá siendo inquebrantable mientras en la conciencia de la gente la grandeza abstracta del Estado siga siendo más importante que el bienestar de los ciudadanos, que, bajo mi punto de vista, resulta a su vez el criterio más relevante para medir el éxito de un país”.

Según Rachinski, los años del poder soviético habituaron la sociedad a considerar que el Estado es superior al individuo, y la gente, al evocar la grandeza de la URSS, olvida el precio que esta supuso.

La socióloga Olga Krishtanóvskaya considera que la figura de Stalin tiene un carácter más complejo. “A los ojos de la parte prooccidental de la intelligentsia, Stalin es, en primer término, el tirano que fue artífice de la represión. La población, en cambio, le recuerda como el padre de la industrialización, el artífice de enormes alcances y de la victoria en la Segunda Guerra Mundial.Tanto lo uno como lo otro es cierto, y de ahí parten dos puntos de vista que se contraponen. Nadie va a defender a Stalin afirmando que la represión estaba bien, pero la verdad es mucho más poliédrica que la imagen que reduce a Stalin a un simple dictador”, dice Krishtanóvskaya, explicando su postura en una entrevista con RBTH.

Otros grupos que se dedican a la memoria histórica

Memorial es la entidad más importante de Rusia que se ocupa del problema de la desestalinización, pero no la única. En el país hay diversos museos de historia dedicados a la represión política. El más grande, el Museo de Historia del GULAG (la Dirección General de Campos de Trabajo), en Moscú, posee un enorme fondo compuesto de documentos sobre la represión, enseres de la vida cotidiana de los reclusos que explican el destino de miles de personas que se convirtieron en presos del sistema estalinista.

Otro museo y centro cultural lleva el nombre de Andréi Sájarov, un reputado científico soviético que se convirtió en defensor de los derechos humanos y disidente. Uno de los objetivos del centro es “instituir la memoria histórica del totalitarismo soviético y la resistencia a la falta de libertades”. Con ese fin se han organizado exposiciones dedicadas a la memoria de las víctimas de la represión de los años treinta. Igual que el Museo del GULAG, el Centro Sájarov mantiene una estrecha colaboración con Memorial. 

En los años 90 se aprobó la “Ley para la rehabilitación de las víctimas de la represión política” y se creó una Comisión Presidencial que vela por el cumplimiento de la misma. La legislación establece que todo ciudadano que hay sido “víctima de los abusos del totalitarismo del Estado” tiene derecho a restablecer su buen nombre, tanto en vida como a título póstumo.

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