Pese a todo lo que puedas haber comido, una bábushka seguirá pensando que tienes hambre. Ella cree sinceramente que no comes más por no abusar de su hospitalidad, de modo que tus excusas del tipo “No puedo más, es que ya no me entra…” no servirán de nada. Una bábushka sabe más que tú: vaya que si te entrará. Por esta razón, te recomendamos que obedezcas sin rechistar.
Y si de pronto te entra el don de la oratoria, puedes intentar resolver el problema dando conversación a la bábushka. Ella siempre se alegrará de tener un interlocutor, y así lograrás distraerla un rato aunque sea de los pastelitos que te esperan en la mesa.
De todos modos, si la bábushka logra acordarse de ellos al despediros, te los dará para que te los lleves allá adonde vayas, ya sea a una fiesta, al teatro o al cine.
Prepárate para comentarios como: “Es que no comes nada”, “Te has quedado en los huesos”, “Estás que clareas” o “El viento te llevará por delante”. En estos casos, el consejo es el mismo que en el punto uno. No podemos más que compadecernos de quienes están a dieta.
Esto afecta a todas las edades, y con esto nos referimos a TODAS las edades. Una bábushka puede preguntar tanto a su nieta de cinco años si tiene novio en la guardería, como a su nieto de 11 si tiene novia en la escuela.
Quienes lo tienen más difícil de todos son los jóvenes de más de 25: si lográis explicar a una bábushka por qué no estáis casados todavía y que esta quede satisfecha con vuestra respuesta, no tenéis por qué temer ningún interrogatorio policial.
En el más probable de los casos (es decir, el fracaso total por ausencia de argumentos lo suficientemente convincentes para la bábushka), te inscribirá en el censo de solteros empedernidos. Mientras tanto, irá repasando su lista de conocidos para encontrarte una buena pareja.
¿Qué pensabas, dejarla sin bisnietos?
Nuestro consejo es muy sencillo: en invierno nunca te presentes en su casa sin gorra, bufanda ni guantes, ni con chaqueta corta, en falda o calzado de entretiempo, y en verano debes llevar un buen arsenal preparado: “¿Y si se pone a llover?”, “¡Pronto se levantará el viento!”, “¿Y si se te mojan los zapatos?”, “¡Han dicho que va a refrescar!”.
Y ni se te ocurra llevar el ombligo al aire.
Una bábushka no entenderá por qué no te pones el suéter que te regaló en Navidad.
¿Te va pequeño? ¿Te va grande? ¿Es de color rosa y tiene un chillón estampado floral? Una bábushka es una mujer experimentada, “ha vivido toda una vida”, “ha visto muchas cosas” y sabe que “en la oficina (en el ejército, en EE UU, en Europa) te va a hacer falta ropa calentita”.
Ten en cuenta que estás tratando con un fanático religioso. Para una bábushka, todo lo que sucede en el mundo en la actualidad es “un desmadre total”, a saber qué pasaría “Si Stalin levantara la cabeza”. Por eso te recomendamos que hables de temas más livianos, aunque seguramente tampoco tendrás que esforzarte mucho: una bábushka ya sabe qué preguntar y cuándo.
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