El primer ministro Dmitri Medvédev en un cooperativa agrícola cerca de Yalta.
Dmitri Astájov/RIA NovostiEl jueves 2 de marzo la Fundación de lucha contra la corrupción (FBK por sus siglas en ruso) del opositor Alexéi Navalni acusó al primer ministro de la Federación Rusa, Dmitri Medvédev, de ocultar inmuebles de lujo y viñedos en Rusia y en el extranjero, yates y empresas del sector agrícola por un valor total de casi 70.000 millones de rublos (cerca de 1.200 millones de dólares), así como de aprovechar su posición para defender sus intereses empresariales.
En el estudio, la FBK declara que Medvédev creó presuntamente un “club de personas y empresas aliadas”, entre las que figuraban compañeros de estudios y su primo Andréi Medvédev (según los medios de comunicación, su parentesco con el primer ministro no está confirmado ni desmentido, nota de RBTH), así como un sistema de fundaciones benéficas.
La FBK asegura que todos los activos están registrados a nombre de personas de confianza del primer ministro aunque quien se beneficia de ellos es el propio Medvédev, que no hace demasiado esfuerzo por ocultarlo en su cuenta de Instagram (Medvédev publica habitualmente desde algunos de estos lugares fotografías que no permiten determinar exactamente dónde se encuentra).
El dinero para la compra de inmuebles de lujo y otros activos valorados en miles de millones de dólares procede supuestamente de “regalos” procedentes de oligarcas del sector petrolero (entre ellos Alisher Usmánov) y de créditos de uno de los mayores bancos de Rusia, Gazprombank, cuyo vicepresidente, Iliá Eliséyev, fue compañero de estudios de Medvédev. La FBK lo considera “el hombre de confianza principal” del primer ministro, sobre el que recae toda la red de corrupción.
En menos de un día, el video de casi una hora de duración de la FBK sobre Dmitri Medvédev obtuvo dos millones de visualizaciones: en él se muestran las fincas, las dachas y los castillos grabados desde un dron, ya que estas propiedades cuentan con vallas de tres metros de altura que las ocultan de todo el mundo. En general, las pruebas de la FBK, como en otras investigaciones, se basan en el análisis de datos de acceso público: certificados del registro de la propiedad y del registro de personas jurídicas, páginas web oficiales de las organizaciones, redes sociales, etc.
El video de la fundación es uno de los temas más debatidos en las redes sociales. Muchos bloggers y periodistas lo consideran “el más impactante y eficaz” de todos los que ha publicado la fundación. Sin embargo, desde un punto de vista legal el material publicado no demuestra de ningún modo que los inmuebles y las empresas pertenezcan al primer ministro, según comenta en una entrevista para RBTH el abogado de Transparency International Rusia, Denís Primakov. El único vínculo aparente es la figura del vicepresidente de dirección de Gazprombank, Eliséyev, pero esto no es suficiente.“Desde un punto de vista periodístico puede tratarse de una prueba, pero legalmente no lo es, evidentemente. La Fundación de lucha contra la corrupción describe el sistema, es decir, lo que se encuentra en la superficie. Se trata de una suposición, pero no de una prueba, ya que no aporta una base probatoria consistente” –opina Primakov. En su opinión, para que se inicie un proceso es necesario examinar la veracidad de esta información y enviar solicitudes a otras instancias, ya que una parte de los bienes se encuentra en paraísos fiscales. Todo esto deberá ser documentado por canales oficiales.
Natalia Timakova, secretaria de prensa del primer ministro, ha señalado el “carácter claramente electoral” del estudio [Navalny había anunciado su intención de presentarse a las elecciones presidenciales de 2018, aunque no podrá hacerlo debido a un proceso penal iniciado contra él, nota de RBTH] y ha declarado que “no tiene sentido comentar un ata que propagandístico de un opositor que ha sido condenado […]”.
Dmitri Peskov, secretario de prensa del presidente de Rusia, se ha expresado en los mismos términos declarando que el Kremlin no conoce los detalles del estudio, al que se refiere como “una invención de un ciudadano condenado”. El Comité Anticorrupción de la Duma Estatal ya ha declarado que no tiene previsto ningún tipo de reacción.
Durante las primeras horas tras la publicación el gobierno guardó demasiado silencio, señala en una entrevista para RBTH Ekaterina Shulman, profesora del Instituto de Ciencias Sociales de la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administración Pública: “era evidente que no se sabía cómo reaccionar a ello ni qué hacer al respecto”.
No obstante, muchos expertos y políticos comparten la opinión de que todo esto no conllevará de ningún modo la dimisión del primer ministro. “En nuestro país no es costumbre que los políticos dimitan debido a grandes escándalos. Esto se considera indecoroso e inapropiado, ya que socaba la estabilidad de la base del Estado” –explica Shulman.La experta opina que Dmitri Medvédev seguirá ocupando su puesto hasta el final de la legislatura, aunque no es su puesto el que peligra, ya que a su alrededor se está librando una batalla continua: “La principal preocupación reside en todo el grupo de personas relacionadas con él en el gobierno. Si se produce un ataque coordinado contra ellos, algunos de sus puestos sí que podrían peligrar”.
En este sentido, la aparición de este tipo de investigaciones dentro del propio sistema no se ve como una actividad llevada a cabo por la sociedad civil ni como una actividad anticorrupción, sino como una lucha entre dos grupos. La cuestión que preocupa a todos no es si Medvédev es corrupto o no, sino quién ha encargado este informe, declara a Védomosti el politólogo Konstantín Kalachov. “Los interesados pueden estar dentro y fuera de los muros del Kremlin… El presidente no tomará ninguna medida, pero este tipo de ataques no reforzarán las posiciones de Medvédev” –opina el experto.
Al mismo tiempo, el “imperio de la corrupción” que se atribuye a Medvédev dejará huella en los ánimos de la sociedad, según los expertos. Sí, los ciudadanos de Rusia no están acostumbrados a salir todo el tiempo a la calle y estas cosas no provocan protestas demasiado contundentes, “pero esto podría incrementar la apatía y el tedio de la población. Esto podría ser más peligroso para el gobierno que las manifestaciones, algo que ya se aprendió a gestionar después de los años 2011 y 2012”, comenta Shulman, recordando que las elecciones de 2018 están a la vuelta de la esquina y que la cuestión de la participación es su mayor problema.
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