Rusia califica de "crímenes cínicos" los atentados de Estambul y Bagdad

Rusia condenó el atentado perpetrado hoy en Estambul, con al menos diez muertos, y el ataque terrorista que mató ayer en Bagdad a al menos 18 personas, que fueron calificados como "crímenes cínicos".

"Se trata de crímenes cínicos e injustificados que han vuelto a demostrar la falta de humanidad y crueldad del terrorismo internacional. Más aún cuando es la población civil, incluidos ciudadanos extranjeros, quienes se convierten en víctimas de esos actos viles", según un comunicado del ministerio ruso de Exteriores.

Los dos atentados, reiteró, "confirman la urgente necesidad de unir los esfuerzos de la comunidad internacional para formar un frente único para luchar contra el terrorismo, basado en el estricto cumplimiento del derecho internacional y que excluya cualquier uso del doble rasero".

El primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, aseguró que el atentado contra un grupo de turistas en la plaza Sultanahmet, en el centro histórico de Estambul, fue obra de un terrorista suicida del Estado Islámico (EI).

La organización terrorista también se atribuyó el atentado suicida perpetrado ayer en un centro comercial de Bagdad, que causó al menos 18 muertos.

Las relaciones entre Moscú y Ankara pasan por uno de sus peores momentos de las últimas décadas después de que dos cazas turcos derribaran un bombardero ruso que según Turquía había invadido su espacio aéreo.

Tras ese incidente, el presidente ruso, Vladímir Putin, acusó a Turquía y en particular a su presidente, Recep Tayip Erdogán, de financiar a los yihadistas con la compra de petróleo y aprobó una serie de sanciones económicas contra el que era hasta entonces uno de sus socios comerciales más privilegiados.

El Kremlin insiste en que la lucha contra el Estado Islámico y otros grupos yihadistas pasa por la creación de una amplia coalición internacional que incluya al régimen del mandatario sirio, Bachar al Asad.

Rusia, que presta apoyo aéreo a la ofensiva terrestre del Ejército sirio, se considera el único país con legitimidad para intervenir en el conflicto armado sirio, toda vez que lo hace a petición del Gobierno oficial de Damasco.

Washington tolera la intervención rusa en el país árabe, pero se niega a compartir información con Moscú y denuncia que los rusos tienen entre sus objetivos no sólo a los yihadistas, sino también a la oposición armada moderada que quiere derrocar a Asad.

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