Bajo las órdenes de Stalin, el agente de la NKVD Iósif Gruigúlevich trató de asesinar sin éxito al revolucionario ruso Lev Trotski. En aquella noche del 24 de mayo irrupieron 20 hombres -entre ellos el pintor David Alfaro Siquerios- muy alcoholizados en la casa del revolucionario, situada en la calle Viena de la capital mexicana.
Pocos meses después, en agosto de 1940 sería asesinado por el español Ramón Mercader.
Hablamos con el nieto de Trotski para que nos hablara del legado de su abuelo revolucionario.
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