Málaya Sya:
el pueblo siberiano
lleno de cuevas
En esta remota aldea se vive bajo tierra
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En Siberia, concretamente en la región de Jakasia, hay un pueblo en el que sus escasos habitantes viven tanto encima de la superficie como bajo tierra. En la aldea hay más de 40 cuevas, es un paraíso para espeleólogos.
Los hombres de las cavernas
En la aldea viven 32 personas, según el último censo, aunque los habitantes locales afirman que no son más de 15. Acuden al pueblo vecino a comprar comida.
Mientras, en Málaya Sya la vida transcurre bajo tierra. En esta aldea de Jakasia hay más de 40 cuevas. Algunas de ellas no dan mucho miedo, como la cueva Arjeologuícheskaya, a la que van de excursión los niños que pasan aquí sus vacaciones.

Sin embargo, en otras cuevas, como la Kashulákskaya, que la gente del lugar llama la cueva del demonio negro o la Caja de Pandora, solo entran los espeleólogos con experiencia, equipados con provisiones, decenas de metros de cuerda resistente, instrumentos profesionales e incluso sacos de dormir para pasar la noche bajo tierra.

Las cuevas de Málaya Sya no despertaron el interés de los espeleólogos hasta el siglo XX. Antes de ello eran lugares de culto. Desde la Edad de Piedra los chamanes, cazadores y habitantes de la taiga y de las montañas celebraban en ellas sus ritos y sacrificaban animales. Incluso hoy en día se hacen hechizos en ellas, aunque cobrando.

Elena, una vecina de la aldea, comenta con ironía:
"Los chamanes que intentan impresionar a sus clientes suelen llevar un manojo de tomillo o incienso de la India, lo queman y así hacen un 'ritual de purificación' o se comunican con los espíritus. Este tipo de prácticas conllevan daños ecológicos para las cuevas y son perjudiciales para los murciélagos, cuya población ha disminuido considerablemente durante los últimos años. A menudo estos rituales no son más que un negocio".
Elena
zoóloga, una vecina de Málaya Sya
En Málaya Sya se encuentra la segunda cueva más larga de Siberia, la "Caja de Pandora". Mide unos 11 kilómetros de largo y tiene más de 180 de profundidad. En esta cueva existen unos 400 lagos de agua limpia rodeados de laberintos de grutas y pozos habitados por murciélagos.

La temperatura media en la cueva oscila entre los 0 y los 10 ºC, por lo que los visitantes suelen llevar ropa de abrigo. Para los murciélagos esta es una temperatura óptima que les permite hibernar cómodamente desde mediados de septiembre hasta mediados de julio.

La "Caja de Pandora" es una cueva de difícil acceso a la que no se puede entrar sin preparación y sin ir acompañado de espeleólogos expertos.
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Vagando en la oscuridad
Elena, que vive en Málaya Sya, es una intermediaria entre el mundo de la aldea y el mundo subterráneo, la persona a la que acuden como moscas a la miel personas de todos los rincones de Siberia.

Su casa es la única que parece habitada en la aldea: en el techo vemos un espeleólogo de trapo con una chaqueta antigua y un casco rojo, en el porche algunos equipos olvidados por los turistas, ropa y botas a disposición de quien las necesite. En el patio hay un montón de leña y dentro de la casa una infinitud de estantes de libros, una chimenea, un gato y el calor de un hogar.
A primera vista parecería que el lugar más apropiado para esta mujer encantadora e inteligente es un departamento de una importante universidad, y no de una aldea como Málaya Sya, dejada de la mano de Dios. Pero Elena responde sonriendo que a ella le gusta su aldea, ya que allí "cada uno puede marcar su propio ritmo, sin chocarse con los demás en el autobús".

Su casa es una cueva. Elena es zoóloga de profesión. Vive en Málaya Sya desde los años 90.
"Aquí siempre ha habido mucha actividad espeleológica: siempre han venido arqueólogos, geólogos, bardos y todo tipo de gentes extraordinarias. Siempre es muy interesante conversar con ellos", comenta Elena tomando un té.
Elena
zoóloga, una vecina de Málaya Sya
Ahora ella y su marido alquilan apartamentos a los turistas y se dedican a la conservación de un museo pequeño pero muy original.

Elena y yo pasamos a la habitación del museo, más parecida a un desván con antigüedades o a una gruta iluminada por una pequeña lámpara, y me muestra los objetos que le llevan los turistas de las cuevas o que ella misma encuentra.
"Esto es un diente de un león de las cavernas, -Elena saca de una estantería un magnífico hueso brillante-. Es un hallazgo muy extraño para Siberia con el que fue posible demostrar que los leones de las cavernas no solo vivieron en Europa, como solía pensarse, sino también en Rusia".
El diente de una hiena de las cavernas, el cráneo de un oso joven víctima de cazadores furtivos, hermosas estalactitas y estalagmitas, murciélagos del "Libro rojo" hallados muertos en las grutas y conservados en formol… Elena no se aburre en Málaya Sya.
Elena estudia los murciélagos de la cueva Arjeologuícheskaya para la Universidad Estatal de Tomsk y para varios investigadores interesados. Ella misma lleva el control de su población y desempeña una labor de concienciación de los turistas, ya que son ellos los que suelen molestar con los flashes de sus cámaras y con sus linternas a los murciélagos, que caen en un profundo estado de anabiosis.
Diseño de Yulia Shandurenko.
Fuentes de imágenes: Lori/Legion-Media, Shutterstock, Geophoto,
Alexánder Kolbásov/TASS,
Anna Grúzdeva.

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