Pablo Morales Andreau.
Archivo personalPablo Morales Andreau, psicólogo de 31 años, vivió seis meses en Rusia y viajó por numerosas ciudades del país. Actualmente escribe un libro en el que relata su experiencia. “La idea principal es romper con los estereotipos y también crear conexiones y lazos de amistad entre culturas aparentemente lejanas”, explica en diálogo con RBTH.
Pablo Morales Andreau. Fuente: Archivo personal
Recuerda que le sorprendió la cantidad de nacionalidades que hay en Rusia, donde habitan más de 180 pueblos. Recuerda que muchos le decían que eran rusos, o sea los ciudadanos del país, pero al mismo tiempo subrayaban su origen étnico: tártaro, udmurtio, baskir... “Me encontré con una gran diversidad de culturas, que no sabía que existían. Me sorprendió mucho”, confiesa Pablo.
Existen muchos mitos y estereotipos sobre los rusos. Se dice que son muy tímidos, serios, violentos y borrachos pero muchos de ellos no tienen nada que ver con la realidad. “No toda la gente toma alcohol en Rusia”, dice Pablo, recordando como fue invitado a una fiesta con otro argentino y ningún ruso tomó vodka.
Lago Ala-Kul, Kirguistán. Fuente: Pablo Morales Andreau
“También me gusta que la mayoría de la gente sabe tocar un instrumento. En todas las ciudades rusas, no solamente en las grandes, hay un teatro de ópera y ballet”, continúa Pablo, que recomienda aprovecharse de los accesibles precios “para ver un espectáculo de primer nivel”.
La supuesta frialdad de los rusos es otro mito que cuestiona. “Descubrí que en Rusia la gente no es muy amable con los desconocidos pero una vez que te conocen... se rompe esa barrera y se hacen amigos tuyos”, dice Pablo. “Hay una frase que dice que los rusos son como un coco, muy duros por fuera pero una vez que entras, son muy dulces. Creo que es acertado. Son personas muy amables y súper cálidas”.
Fuente: Pablo Morales Andreau
Cuenta también cómo los rusos no suelen sonreír a las personas desconocidas ya que lo consideran algo no verdadero. “En una empresa como McDonald’s los empleados tienen que sonreír aunque no quieran. Pueden estar cansados o tener un mal día, por lo que la sonrisa es falsa. Mientras que una sonrisa rusa es verdadera. Van a sonreír solamente si lo sienten y no porque alguien les diga que tienen que hacerlo”, afirma Pablo.
Fuente: Pablo Morales Andreau
Pablo viajó mucho por Rusia. Estuvo en Chechenia y visitó Crimea. Habló mucho con los habitantes de la península, investigó y afirma con certeza que la mayoría de la población de la península eligió ser parte de Rusia. “Tuve la oportunidad de entrevistar a las personas y puedo decir que el 98% de la gente con quien hablé está a favor de ser parte de la Federación de Rusia”, afirma.
Fuente: Pablo Morales Andreau
Asegura que hubo muchos cambios: aumentó el sueldo, mejoró la economía y se invirtió mucho dinero en reconstruir la península. “Pienso que hubo una mejora de la calidad de vida de la población de Crimea y la mayoría de la gente está de acuerdo con los resultados del referéndum”, concluye Pablo. Para leer más sobre sus viajes y experiencias visite su página web.
Florencia Swartzman es escritora, bloguera y fotógrafa de viajes. Comparte con Pablo su entusiasmo por Rusia. Coincide con él en que “los rusos parecen fríos cuando recién se conocen pero cuando uno ya tiene un poco más de contacto, se abren muchísimo. A los tres días ya te invitan a comer con toda su familia. Son polos opuestos. Cuando uno ya tiene cierta confianza es otro mundo, totalmente”.
Florencia Swartzman en la Plaza Roja. Fuente: Archivo personal
“Encontré muchas más similitudes entre argentinos y rusos de lo que me imaginaba, más que nada en la forma que socializar la gente”, cuenta Florencia a RBTH. Según ella, la principal diferencia sería que los rusos tardan un poco más en romper el hielo. Sin embargo, su experiencia con el alcohol fue diferente a la de Pablo. Ella cree que “el vodka conecta de la forma como nosotros, los argentinos, nos juntaríamos a tomar una cerveza. Se juntan para tomar vodka o cerveza artesanal y hablan de la vida, de las cosas que les pasan, de lo que sienten, de lo que piensan. Eso es algo que a veces en otras culturas no está. Me recuerda a las formas que tenemos los argentinos. Y también la pasión que ponemos en lo que decimos y en lo que sentimos. Me parece que es una similitud muy presente”.
Fuente: Florencia Swartzman
Florencia asegura que los rusos que no hablan español o inglés hacen muchas veces todo lo posible para saltar la barrera idiomática. “A veces si estás en otro país y si las dos personas no hablan ningún idioma ya está, pero los rusos te integran en su grupo de amigos. Vos no entendés nada pero te sentís integrada como que ellos tienen ganas de que estés allí. Yo lo sentí así”, dice.
Fuente: Florencia Swartzman
Confiesa que siempre había soñado con Rusia. “Es un país que me llama muchísimo la atención. No entiendo bien por qué. Sobre todo me interesan la gente y el idioma. No me pasa con ningún otro país. Hace cinco años que estoy viajando por más de 45 países. Siento que a veces los rusos no se dan cuenta del hermoso país que tienen”, finaliza Florencia. Para saber más acerca de sus viajes se puede leer su blog.
Martín Gorojovsky, tiene 32 años. Es un periodista y estudiante de historia que estuvo en la región de Krasnodar, en el sur de Rusia, en septiembre del años pasado. La primera impresión que tuvo en el aeropuerto de Krasnodar que es muy parecido a algunos lugares del interior de Argentina, tanto por el paisaje como por la tranquilidad.
Martín Gorojovsky. Fuente: Archivo personal
Coincide en que sobran los estereotipos sobre Rusia. “Suelen decir que los rusos son muy melancólicos, muy tristes. No me pareció así. La gente es muy amable, muy cortés. Quizás un poco más formal que los argentinos. Acá es común saludarse con un beso en la mejilla, allá estrecharse la mano”, comenta a RBTH. “Tampoco vi que la gente estuviera tomando mucho, más o menos como en Argentina”, agrega.
“A veces se dice que los rusos son antidemocráticos pero conversando entendí que la gente piensa de manera muy diferente. Hay gente que simpatiza con el presidente Putin, otros dicen que les gustan algunos aspectos de su política, otros afirman que no tanto. También hay opiniones divididas respecto a la historia”, cuenta Martín. Según él, lo que más se ve es la imagen de Putin como un hombre duro y, por lo tanto, muchos piensan que los rusos son iguales a su presidente. Además, como se ve en las películas de la Segunda Guerra Mundial los rusos aguantan todo de una manera sobrehumana. “Me pareció que Rusia no es tan diferente a la Argentina. Me sentí muy cómodo”.
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