Los rusos se encontraron con la población de las islas del Pacífico en 1804, durante la primera expedición alrededor del mundo. Los veleros Nadezhda y Nevá no permanecieron mucho tiempo en las islas: fueron reparados, reabastecidos y continuaron su viaje.
A finales de enero de 1815, el barco ruso Bering naufragó cerca de la isla hawaiana de Kauai. El gobernante local Kaumuali'i se apoderó del barco y del costoso cargamento que llevaba a bordo.
Famartin (CC BY-SA 4.0)
Entonces intervino la Compañía Ruso-Americana, que representaba los intereses de Rusia en el Pacífico y gobernaba Alaska y las islas Aleutianas. A pesar del nombre, no formaba parte de ella ningún ciudadano estadounidense.
Siguiendo instrucciones del jefe de la compañía y, al mismo tiempo, principal gobernante (gobernador) de la América rusa, Alexánder Baránov, su empleado, el barón Yegor Schaeffer, llegó a Hawai. Fue apoyado en las negociaciones por varios buques de guerra.
Dominio público
Kaumuali'i dio marcha atrás inmediatamente, devolvió el cargamento, permitió a Schaeffer establecerse en su territorio y pidió estar bajo la protección del zar ruso. En 1816-1817, los rusos construyeron una fortaleza isabelina de piedra y dos fortificaciones de tierra en la isla de Kauai.
Mientras tanto, estadounidenses y británicos no estaban nada contentos con la presencia de los rusos en las islas hawaianas. Intentaron expulsarlos por todos los medios posibles, utilizando métodos diplomáticos y económicos, e incluso pusieron a los lugareños en contra de la colonia rusa, lo que provocó un enfrentamiento armado entre la guarnición rusa y los hawaianos.
Famartin (CC BY-SA 4.0)
Cuando San Petersburgo declaró que no estaba dispuesto a dejarse arrastrar a la “aventura” de Schaeffer y estropear las relaciones con los estadounidenses, éstos intensificaron su presión. Ya en 1817, los rusos abandonaron finalmente Hawái y, algún tiempo después, el archipiélago cayó completamente bajo control estadounidense.
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