Aldo Ezequiel Valdes de la Torre (a la derecha) junto a su compañero de estudios.
Dominio públicoAldo Ezequiel Valdés de la Torre estudió Ingeniería Metalúrgica (se especializó en Tratamiento térmico de los metales) en el Instituto Politécnico Estatal de Bielorrusia (actualmente Universidad Técnica Nacional de Bielorrusia) entre 1974 y 1979. Nos cuenta que le tiene mucho cariño a la URSS y echa de menos la ciudad de Minsk (“mi querido Minsk”, como dice él). Este verano Aldo tiene previsto hacer una visita a Bielorrusia para recordar su época estudiantil.
- Estaba estudiando metalurgia en Cuba y cuando terminé, continué la ingeniería en Minsk. Minsk fue una experiencia inolvidable. Empecé a estudiar allí en 1974, pasé un año de preparatoria en Cuba en 1973 y al año siguiente viajamos a Minsk. Nos fuimos en barco hasta Odesa, y en Odesa subimos al tren hasta Minsk. Me gradué en 1979. La universidad está en el centro de la ciudad, no llegué a ver el metro de Minsk porque empezaron a construirlo en el momento en el que me iba. (Se ríe). Pero fue muy lindo todo, Rusia me encanta y, sobre todo, Minsk.
- ¿Qué fue los que más le gustó y lo que más añora?
- La gente, la tranquilidad... La educación tenía un nivel muy bueno. Después fue a Cuba a trabajar y trabajé muchísimos años.
- ¿Le sorprendió el clima ruso?
En VDNJ (Centro Panruso de Exposiciones).
Archivo personal- Por suerte, hemos llegado en verano y hemos podido aclimatarnos un poco. Pero el último invierno fue el más crudo, hizo -40ºC durante una semana en Minsk. Cerraron la escuela, el transporte público no funcionaba, hacía un frío extremo. Pero todo fue bien.
- ¿Conoció alguna ciudad más aparte de Minsk?
- Sí, fuimos a Sochi en verano. Trabajamos en Donbás porque fuimos metalúrgicos, hicimos allí unas prácticas.
- ¿Cómo fue su experiencia con el idioma ruso?
- En Cuba estudiamos el idioma durante un año y cuando llegamos, no sabíamos nada. (Se ríe). Nos entendíamos con señas. En aquel entonces en Minsk existía una regla: cuando llegaban los extranjeros, les ponían a todos en el mismo grupo. Así que en mi grupo solo había extranjeros y nos comunicábamos obligatoriamente en ruso. Había un alemán, un checo, un vietnamita y otros. y esto nos ayudó a hablar mejor el idioma. A veces no me creían que era cubano, pensaban que era moldavo o georgiano ... por el bien que hablaba el idioma.
- ¿Y la comida rusa?
- Es diferente a la nuestra pero a mi me encanta, soy un fan de la papa. (Se ríe). Fue todo fantástico. A Rusia no se le pierde el cariño nunca. Para mi es como una patria más.
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