Estrella de Oro al Héroe de la Unión Soviética.
Denís Abrámov/SputnikEl 29 de septiembre de 1971, el legendario piloto de primera línea Grigori Kozlov, un Héroe de la Unión Soviética, fue a la comisaría de policía de Sochi. Presentó una denuncia por robo: su pluma, una chaqueta, el pasaporte, un billete de avión, su tarjeta de identificación del Héroe y la Estrella de Oro faltaban en su habitación en el sanatorio Espiga Dorada. Sin embargo, la víctima admitió que la estrella no era de oro, sino de bronce. El veterano cauteloso llevaba consigo una copia de la medalla, para no perder la valiosa original. ¡Pero los documentos robados eran los auténticos!
La policía concluyó de inmediato que estaban tratando con un aficionado que ni siquiera podía distinguir una copia del original. Sin embargo, el ladrón no se llevó dinero de la habitación de Kozlov, solo la medalla. Se convirtió en un caso de alto perfil para la Unión Soviética; poca gente se atrevía a robar a los Héroes, las personas más respetadas del país. Pero no había pistas. El caso se estancó hasta que el criminal volvió a actuar.
Un mes después, otro veterano se puso en contacto con la comisaría de policía de Sochi. Piotr Rogozin, Héroe de la Unión Soviética, informó que algún intruso había reemplazado su Estrella de Oro por una falsificación de bronce en el sanatorio Riviera Caucásica. El investigador principal Maláiev, responsable del caso, recordó la historia de Rogozin: “Bajaba las escaleras y la estrella se dio la vuelta con el movimiento. Miró la medalla y no había número. Entonces se dio cuenta de que era una medalla falsa y llamó a la policía”.
Sanatorio Riviera Caucásica en Sochi, 1962.
Ivan Shagin/MAMM/MDF/russiainphoto.ruEl “ladrón de medallas” fue detenido solo un año después en Moscú. Resultó ser un hombre mayor llamado Iván Petrov, alias “Vanka Jitri”, también conocido como “Zvezdochiot”. Pero no solo le interesaban las Estrellas de Oro. También encontraron documentos de un coronel del KGB y un diputado del Soviet Supremo, un diploma de abogado y un certificado de soldado de primera línea en la casa de Jitri. Su colección incluía no solo documentos robados, sino también falsificados. Cuando le preguntaron por qué robaba los premios, Petrov confesó:
“¿Crees que solo quería estas cosas por el oro? ¿O para cubrirme y hacer más fácil el robo? No, estas estrellas tienen un valor diferente. Estamos divididos en humillados y los que humillan, insultados y los que insultan... Realmente no quería estar en la primera categoría. Y con la Estrella, no te aplastan en las colas, nadie te trata mal y los burócratas no te amargan la vida. Si quieres un trato humano, ¡muestra que eres un Héroe!”.
Sochi, la capital turística de la Unión Soviética.
Iván Panov/MAMM/MDF/russiainphoto.ruVanka Jitri nació en 1900 en el pueblo de Pásinkovo, región de Tver. Vivía muy pobremente y eventualmente se dedicó a la vida del crimen. Robó por primera vez a los 10 años y, a los 16, fue arrestado por primera vez, mientras que a los 25, recibió su primera condena. De 1925 a 1972, fue a prisión 13 veces y escapó en nueve ocasiones, con un tiempo total de condena recibido de 93 años. Aún se desconoce cómo logró escapar de las manos de la justicia cada vez. ¡Incluso logró huir del famoso campo de Solovkí!
Supuesta foto de Vanka Jitri.
ArchivoIván Petrov era un hombre extremadamente encantador y artístico. Es comprensible, de lo contrario, no habría tenido éxito en el mundo criminal. Al mismo tiempo, tenía una apariencia elegante: rasgos faciales ásperos pero correctos, cabello noble y gris. El estafador sabía cómo impresionar a las mujeres y ganarse la confianza de hombres ricos y poderosos. Se presentaba a sus víctimas con diferentes nombres: Avin, Guskov, Abdershín, Kokora, Diachkov, Serebriakov. Se le conocen un total de 14 alias.
Jitri también amaba el lujo. Viajaba constantemente por el país y se hospedaba en los mejores hoteles, pasaba tiempo en sanatorios de élite, cenaba en los restaurantes más caros y asistía a estrenos teatrales de alto perfil. Siempre pasaba sus veranos en estaciones balnearias junto al mar, como Yalta, Batumi y Gagra. Pero más que nada, amaba Sochi.
Del certificado del Departamento de Asuntos Internos de la ciudad de Sochi:
“La oleada de denuncias de personas desvalijadas por estafadores literalmente abrumó a los departamentos de policía de Sochi. Por lo tanto, en 1969, la lucha contra los ladrones en el Departamento de Asuntos Internos fue asignada al teniente senior Lukashov, quien trató su trabajo con devoción y comenzó no solo a recopilar todas las acusaciones de las víctimas, sino también fotos de todos los criminales profesionales. De esta manera, ciertos delincuentes apodados Pindos, Petrov (Vanka Jitri), Kirni, Darzhania, Biriukov y otros aparecieron lentamente en el radar de la policía. Llevando una vida antisocial y parasitaria, vivían jugando a las cartas.”
Mirando esta nota, Jitri podría haberse ofendido por el hecho de que la policía lo mencionó solo como “uno de los...”. Después de todo, en los círculos criminales, tenía la reputación del estafador más autorizado y virtuoso. Los “ingresos” diarios de un jugador experimentado podían superar los 1.000 rublos. En los días de la URSS de Brézhnev, esto fue muchísimo dinero, lo que le permitió a Jitri vivir la vida lujosa que había soñado desde la infancia.
El juego era ilegal en la URSS, pero eso no impidió que los jugadores hicieran fortunas con él.
Nikolái Adamóvich/TASSEntre robos, juegos y fugas de la cárcel, Vanka Jitri logró casarse dos veces. Yevgueni Petrov, uno de sus tres hijos, ocupaba el prestigioso cargo de comentarista en el principal departamento de propaganda de la Radio de toda la Unión. Por el bien de una carrera exitosa, tuvo que callar sobre su linaje familiar: en la URSS, el camino a la clase alta estaba cerrado para los hijos de criminales.
“Comencé a conocer la verdad solo en décimo grado. Mi padre me sentó en la cocina frente a mí y, mirándome directamente a los ojos, comenzó a contarme sobre su habilidad para engañar y robar. Fue aterrador. Mi padre me dijo que era un ladrón en la ley. Y que esto arruinaría mi destino si alguna vez se lo contaba a alguien”, escribió Yevgueni Petrov.
Jitri continuó viviendo una vida criminal y no estuvo muy interesado en la crianza de Yevgueni. Sin embargo, años después, el ladrón, al enterarse de la alta posición de su hijo, regresó repentinamente a su vida.
“Un día, mi padre apareció inesperadamente, como siempre, y me dio 16.000 rublos para un automóvil como regalo para mi boda. Y luego vino con algunos formularios de papeleo. Quería echarlo. Pero sacó dinero a relucir nuevamente. E insinuó que en mi trabajo podría descubrir de quién era hijo. Comencé a hacer lo que él pedía. Y tenía miedo de perder todo lo que había logrado. Esperaba a mi padre con nuevos regalos y lo odiaba por el miedo que ya me había inculcado.”
A veces, parece que Vanka Jitri se inspiró en Ostap Bénder, el héroe de las novelas de Ilf y Petrov. En la foto: Andréi Mirónov en la película 'Las doce sillas'.
Mark Zajárov / Asociación Creativa 'Ekrán', 1976Yevgueni ayudó fielmente al padre que odiaba a falsificar documentos. También ayudó a Jitri en uno de sus principales proyectos: le ayudó a escribir una carta de petición a Leonid Brézhnev, Secretario General de la URSS. El estafador se presentó como el exsoldado de primera línea Alexánder Denísov, que había luchado con Brézhnev en el 18º Ejército durante la Gran Guerra Patria, y solicitó un permiso de residencia y un apartamento en Moscú.
Jitri mintió tan hábilmente que el poderoso Secretario del Comité Central del PCUS, Mijaíl Súslov, y el Presidente del Presidium del Soviet Supremo de la URSS, Nikolái Podgorni, respondieron a su solicitud. Ordenaron asignar un apartamento de dos habitaciones en una cooperativa de actores prestigiosa en el mismo centro de Moscú al frontovik (la persona que luchó en el frente) y “trabajador” Denísov.
Después de un tiempo, el engaño fue descubierto. Los investigadores analizaron la caligrafía y descubrieron que el autor de la carta no era Denísov, sino Yevgueni Petrov, un comentarista de la oficina editorial de propaganda principal de la Radio de toda la Unión. Así que Yevgueni se encontró en el banquillo de los acusados junto con su padre. Durante uno de los interrogatorios, confesó: “Ahora entiendo que él nos robó a mi madre y a mí más que a nadie más. Y nunca le perdonaré por eso.”
Departamento de la policía soviética (milítsiya).
Vsévolod Tarasévich/MAMM/MDF/russiainphoto.ruLa historia criminal de Vanka Jitri terminó en la primavera de 1972, cuando intentó robar sin éxito a un cliente en la tienda Beriozka en Moscú. El ladrón le robó la billetera al famoso dentista Arkadi Kushner, haciendo que se confiase gracias a lucir una estrella dorada en la solapa de su chaqueta y hablando sobre moda italiana. Pero Kushner se recuperó rápidamente y detuvo personalmente a Jitri cuando intentaba esconderse entre la multitud de la calle.
En la comisaría, se descubrió que el criminal tenía una tarjeta de identificación de Héroe a nombre de Grigori Kozlov. Durante el interrogatorio, Vanka evadió hábilmente las preguntas y convenció a los investigadores de que su pasaporte estaba en el apartamento de su amigo de primera línea en Kriúkovo y que él mismo había venido a la capital a visitar desde Leningrado. Mientras la policía verificaba los hechos, Jitri realizó su truco favorito: fingió desmayarse y luego escapó del hospital.
Casa de baños Sanduní, lugar favorito de la élite soviética.
Konstantín Krimski/TASSPero la policía ya había recopilado demasiados datos y, lo más importante, ahora tenía una fotografía del delincuente. Pronto, los experimentados agentes lo reconocieron como el famoso estafador Iván Petrov. Vanka Jitri fue detenido unos días después en su casa de baños favorita de Sanduní, en Moscú. El ladrón ni siquiera opuso resistencia. Ya no era joven y probablemente estaba cansado de huir. En su bolsillo encontraron otro documento de identidad falso bajo la identidad del comandante Ávin, un antiguo oficial del SMERSH (organización que agrupaba a tres agencias independientes de contraespionaje del Ejército Rojo, creada a finales de 1942).
Vanka Jitri fue condenado a 10 años de prisión. Tras cumplir su última condena, fue puesto en libertad en 1982 y nunca volvió a estar entre rejas. Personaje del siglo XX, el legendario estafador murió en 2000 a la edad de 100 años.
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