Esto se debió a la severa derrota sufrida por las tropas soviéticas durante las batallas cerca de Viazma (región de Smolensk) en los primeros diez días de octubre. Tras este desastre para el Ejército Rojo, la Wehrmacht se precipitó hacia Moscú, dejando la capital prácticamente indefensa.
El 15 de octubre de 1941, el Comité de Defensa del Estado adoptó una resolución sobre la evacuación de la capital de la URSS. Los comercios, almacenes e instituciones no sujetos a evacuación debían ser destruidos. A la red de metro de la capital también le esperaba un triste destino.
“El metro está cerrado. En el plazo de tres horas, preparen propuestas para su destrucción y destruyan las obras por todos los medios necesarios", ordenó Lazar Kaganóvich, Comisario del Pueblo para Ferrocarriles.
En la noche del 16 de octubre comenzaron los trabajos de desmantelamiento de las escaleras mecánicas y el equipamiento, se minó el metro y se prepararon algunas zonas para inundarlas.
Sin embargo, el proyecto no se completó: el Comité de Defensa del Estado revocó su decisión de destruir el metro y anuló la orden de Kaganóvich. Por lo tanto, los trabajadores tuvieron que restaurar apresuradamente lo que habían tenido tiempo de destruir.
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