La vida del periodista estadounidense John Reed (1887 - 1920) fue tan extraordinaria que inspiró a directores de cine de ambos lados del Atlántico durante la Guerra Fría.
La película de 1981 de Warren Beatty sobre Reed, Rojos, ganó tres Oscar. En la URSS, el director Serguéi Bondarchuk realizó una epopeya en dos partes, Campanas rojas (1982), también basada en la vida de Reed.
¿Por qué ha despertado tanto interés la vida de Reed?
Reed creció en un ambiente de clase alta en el noroeste del Pacífico a principios del siglo XX. Se graduó en Harvard y mostró interés por las cuestiones sociales, asistiendo a reuniones de clubes socialistas. Tres años después de terminar sus estudios consiguió un trabajo en la revista de izquierdas neoyorquina The Masses, que publicaba artículos de destacados radicales de la época.
Como decidido defensor de la justicia social, Reed cubrió las huelgas de los trabajadores de una fábrica de seda en Nueva Jersey y de los mineros del carbón en Colorado. Posteriormente fue enviado a informar sobre la revolución mexicana (1910 - 1920). Quedó horrorizado por la explotación de los trabajadores y la política de Washington hacia México. “El Gobierno de los Estados Unidos se encamina realmente hacia la política de 'civilizarlos con un Krag' [un rifle utilizado por las tropas estadounidenses], un proceso que consiste en imponer a razas extranjeras con temperamentos extraños nuestras propias Grandes Instituciones Democráticas: Me refiero al gobierno fiduciario, el desempleo y la esclavitud asalariada”, escribió Reed.
Su serie de reportajes sobre México, publicada más tarde en un libro titulado México insurgente, consolidó la reputación de Reed como corresponsal de guerra. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en Europa, Reed viajó al continente en dos ocasiones, lo que dio lugar a su segundo libro, La guerra en Europa del Este.
Uno de los organizadores del Partido Comunista de Estados Unidos (1919), participante en la Gran Revolución Socialista de Octubre, autor del libro Diez días que conmovieron al mundo Escritor y periodista estadounidense John Reed (1887 - 1920) en una reunión en Najicheván.
SputnikSin embargo, su obra más famosa, Diez días que conmovieron al mundo, no trataba sobre la guerra, sino sobre la rebelión. Se publicó en 1919 y describe los acontecimientos de la revolución rusa. Reed visitó Rusia en agosto de 1917 y fue testigo de cómo los bolcheviques tomaban el poder. Celebró el levantamiento y fue un entusiasta partidario del nuevo régimen socialista. “Así, con el estruendo de la artillería, en la oscuridad, con odio, miedo y temeraria audacia, nacía la nueva Rusia”, escribió.
Conoció en persona a los dos principales líderes del levantamiento bolchevique, Vladímir Lenin y Lev Trotski, y era un gran admirador del partido bolchevique. “En lugar de ser una fuerza destructiva, me parece que los bolcheviques eran el único partido en Rusia con un programa constructivo y el poder de imponerlo en el país”, escribió Reed en Diez días que conmovieron al mundo.
"Reed murió en 1920 en Moscú tras contraer tifus manchado a la tierna edad de 32 años. Recibió un funeral de Estado y fue enterrado en la necrópolis amurallada del Kremlin"
L.Pájomov/TASSNo es de extrañar que el libro fuera bien recibido por Lenin. “He aquí un libro que me gustaría ver publicado en millones de ejemplares y traducido a todos los idiomas. Ofrece una exposición veraz y muy vívida de los acontecimientos tan significativos para la comprensión de lo que realmente es la Revolución Proletaria y la Dictadura del Proletariado”, escribió el líder bolchevique en la introducción de la edición de 1922.
El libro también fue muy elogiado por el público; incluso el diplomático estadounidense George F. Kennan, que no simpatizaba con los soviéticos, le dedicó una crítica positiva: “El relato de Reed de los acontecimientos de aquella época se eleva por encima de cualquier otro registro contemporáneo por su poder literario, su penetración, su dominio del detalle”.
Reed murió en 1920 en Moscú tras contraer tifus a la edad de 32 años. Recibió un funeral de Estado y fue enterrado en la necrópolis amurallada del Kremlin. Recordado tanto por sus brillantes escritos como por su activismo político, Reed desempeñó también un papel decisivo en la creación del Partido Comunista Laborista de América y participó en el congreso del Comintern celebrado en Moscú poco antes de su muerte, un evento que abogaba por el comunismo mundial. No es de extrañar que haya inspirado a directores de cine y escritores, y siempre será elogiado como bastión de la justicia social y la integridad periodística. Fue realmente un hombre del pueblo.
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