Antes del servicio festivo en la iglesia rural de la Santa Cruz, mayo de 1950
Anatoliy Akilov /russiainphoto.ruEl gobierno soviético llevó a cabo una campaña antirreligiosa muy dura. "Debemos luchar contra la religión", solía decir Lenin, y eso se convirtió en el objetivo de la propaganda atea durante años. Inmediatamente después de la Revolución, en 1918, la Iglesia Ortodoxa fue "separada del Estado": los matrimonios, los nacimientos y las defunciones ya no eran registrados por la Iglesia, sino a través de los respectivos organismos civiles de las repúblicas soviéticas. Mientras tanto, las iglesias de la URSS fueron destruidas o reutilizadas, y también se cerraron casi todas las mezquitas.
A pesar de todo, la religión nunca estuvo formalmente prohibida en la URSS. La Constitución soviética establecía que "los ciudadanos de la URSS tienen garantizada la libertad de conciencia, es decir, el derecho a profesar cualquier religión, o a no profesar ninguna, [y] a participar en cultos religiosos o realizar propaganda atea".
En 1943, se restauró el Patriarcado de Moscú y se creó el Consejo para los Asuntos de la Iglesia Ortodoxa Rusa por iniciativa de Stalin. El Estado reconoció de hecho la existencia de los creyentes ortodoxos. Así que, aunque la propaganda atea estaba por todas partes, a los creyentes no se les prohibía visitar las iglesias, sino que era muy difícil hacerlo.
En la tienda, 1949, región de Arcángel, Naryan-Mar
Gueorgui Lipskerov / MAMM / MDF / russiainphoto.ru/"De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades" fue un lema popularizado por Karl Marx y propagado en los primeros años de la URSS. Sin embargo, la disparidad social fue muy fuerte desde el principio. El problema de la vivienda se hizo sentir con fuerza. Sin embargo, la construcción masiva sólo comenzó bajo el mandato de Nikita Jrushchov, después de la guerra. Incluso después de eso, la mayoría de los trabajadores vivían en condiciones bastante modestas, e incluso esos apartamentos eran difíciles de conseguir: los pisos no se podían comprar, los regalaba el Estado. Incluso la compra de un coche o un mueble podía llevar años de lista de espera, es decir, si se tenía el dinero. Sólo los altos cargos del partido disfrutaban de cierto nivel de lujo.
Pacientes en la cola de la policlínica infantil nº 2 del distrito de Leninsky en Orenburg. 13 de agosto de 1988, Orenburgo, URSS.
Valery Bushukhin / TASSLa URSS organizó un sistema sanitario gratuito para todos los ciudadanos, e incluso se jactó de tener el mayor número de médicos por ciudadano (en 1975, había 32 trabajadores médicos por cada 10.000 ciudadanos en la URSS, en comparación con sólo 21 en EE UU). Sin embargo, la mayoría de estos médicos carecían de experiencia y se nutrían principalmente de enfermeras y paramédicos con salarios bajos.
Hay dos verdades innegables que condenan el sistema sanitario soviético.
En primer lugar, en la URSS era bastante común pasar semanas, incluso meses, en el hospital a la espera de una operación. La mayoría de las veces los hospitales estaban saturados, con pacientes tumbados en carritos en los pasillos. Y las cirugías se realizaban lentamente debido a la escasez de personal cualificado.
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En segundo lugar, había sistemas sanitarios corporativos: por ejemplo, hospitales y sanatorios especiales para los trabajadores del Ministerio de Defensa, o del Ministerio de Transportes, etc. También había unidades especiales de atención sanitaria para los altos cargos del Partido Comunista, lo que demuestra que la sanidad pública distaba mucho de ser ideal. El soborno y la corrupción eran habituales en los hospitales soviéticos: para tener una atención médica decente, los pacientes a menudo tenían que sobornar a los médicos con dinero o con licores caros.
La región de Irkutsk. Los recién casados Liubov y Alexéi Tatarinov durante su boda en el distrito de Kazachinsko-Lensky, en el tramo occidental de la línea principal Baikal-Amur, URSS, 1974.
Edgar Briujánenko / TASSLa famosa frase "En la URSS no hay sexo" se acuñó durante una emisión de televisión en 1986 y aludía a la idea de que los ciudadanos soviéticos con gran conciencia política tenían unas normas morales adecuadamente elevadas, que no incluían el sexo como pasatiempo. A juzgar por las películas clásicas soviéticas, los soviéticos sólo amaban de forma romántica, como deberían hacerlo los "verdaderos comunistas".
Sin embargo, incluso en la URSS se produjeron escándalos sexuales, a menudo protagonizados por funcionarios y deportistas de alto nivel. Y al principio del sistema comunista, antes de que la URSS existiera, hubo incluso una breve pero increíblemente viva revolución sexual que abrió una brecha entre el viejo mundo zarista y el nuevo. En los años 60, apareció en la URSS el movimiento hippie, con sus ideales de libertad sexual. Así que, aunque no se reconozca oficialmente, la vida sexual en la URSS existía no sólo como un medio para producir hijos, sino también como un pasatiempo.
Por otra parte, la anticoncepción apenas existía: los preservativos no estaban disponibles ni siquiera en la mayoría de las farmacias. Además, la homosexualidad masculina fue considerada un delito durante la mayor parte de la existencia de la URSS, por lo que, incluso en la vida sexual, los soviéticos estaban siendo oprimidos.
Un maniquí "Brakodel" vestido con prendas defectuosas de la fábrica de costura Krasnodar nº 2 y de la fábrica Kirov de Novorossiysk, URSS,1 de febrero de 1987
Vladímir Velengurin / TASS"Al haber sobrevivido a la guerra, no teníamos miedo de morir de hambre, y había cierta confianza en el futuro", afirma Vera Ivánovna, antigua jefa del departamento de planificación de una empresa aeroespacial soviética. Sin embargo, aunque los soviéticos no pasaban hambre (en su mayoría), los bienes que les ofrecía el Estado eran de calidad moderada. Por ejemplo, en 1963, la Inspección Estatal de Comercio descubrió que el 68% de todas las bicicletas producidas -así como el 34,7% de los muebles- no cumplían las normas de calidad. En 1965, los altos funcionarios del Partido, incluido el primer ministro Alexéi Kosiguin, todavía discutían la necesidad de un control de calidad estatal para todos los bienes producidos.
La escasez era algo habitual para los soviéticos. "La escasez de quesos, salchichas, carne y goma de mascar ordinaria, y de ropa y calzado de colores vivos para los niños, era un tema delicado", dice Oleg, que pasó su infancia en la URSS. Mientras que los artículos caros y extranjeros eran más fáciles de adquirir en Moscú y San Petersburgo, en la mayoría de las ciudades y pueblos de provincias no hubo productos de calidad hasta la caída de la URSS en 1991, que precipitó el aumento del comercio exterior y la importación.
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