¿Por qué Noruega exhumó en secreto los cuerpos de miles de soldados soviéticos?

Sandivas; Foto de archivo; Russia Beyond
Por orden del gobierno noruego, sus restos fueron simplemente metidos en bolsas de construcción, mientras que los monumentos que celebraban sus hazañas fueron detonados, para consternación de la población noruega local, por no hablar de la soviética.

En el verano de 1951, Noruega llevó a cabo una de las operaciones más secretas de su historia, conocida como “Operación Asfalto”. Durante su transcurso, los restos de miles de soldados soviéticos, enterrados en diferentes partes del país, fueron exhumados en secreto y transportados para ser enterrados en un único cementerio en una isla del mar de Noruega. ¿Qué pudo llevar a la nación escandinava a decidir una medida tan inhumana? 

Las raíces del conflicto

Prisioneros de guerra soviéticos en el campo de Bjørnälva.

Durante la Segunda Guerra Mundial, unos 100.000 prisioneros de guerra soviéticos fueron retenidos en Noruega. Los nazis los utilizaron para realizar trabajos forzados, que consistían en trabajar en las minas y en la construcción, así como en levantar fortificaciones en caso de un ataque aliado.

Más de 13.000 de estos prisioneros murieron y fueron enterrados en varios cientos de cementerios diferentes, la mayoría en el norte del país. Después de la guerra, Noruega y la URSS velaron conjuntamente por los restos, asegurándose de que fueran atendidos adecuadamente.

Prisioneros de guerra soviéticos detrás de la alambrada en el campo de Falstad.

Sin embargo, con el paso de los años, la Guerra Fría cobró fuerza y, con ella, una creciente animosidad hacia su vecino del este (Noruega acababa de entrar en la OTAN en 1949). Como la tarea de cuidar las tumbas requería la visita regular de delegados soviéticos, Oslo empezó a desconfiar de la posibilidad de que los soviéticos introdujeran sus espías en el territorio noruego.

Vigilar a los ciudadanos soviéticos dispersos por el territorio de su país, mientras visitaban numerosas tumbas, habría sido imposible. Para tener un control total sobre el proceso y evitar la creación de una amplia y sólida red de espías soviéticos, el Ministerio de Defensa noruego optó por destruir los numerosos cementerios, exhumar los cuerpos y enviarlos a un cementerio de guerra especialmente construido en la isla de Tjøtta.

‘Operación Asfalto’

Cuando comenzó la guerra de Corea en el verano de 1951, la relación Este-Oeste se había vuelto aún más tensa. El Ministerio de Defensa noruego se dispuso entonces a llevar a cabo rápidamente la “Operación Asfalto”, que debía su nombre al medio literal con el que se realizaba el transporte: se usaron bolsas de asfalto de alta resistencia.

Los prisioneros de guerra soviéticos construyen el

La operación se llevó a cabo en secreto, y los trabajos se realizaron principalmente por la noche. Muchos de los monumentos de varios cementerios tuvieron que ser volados para poder llegar a los restos.

Tor Steffensen fue uno de los trabajadores que participaron en las excavaciones en Finnmark. “Estábamos recogiendo partes de cuerpos en diferentes bolsas. Había piernas, huesos y costillas por todas partes, a menudo pertenecientes a diferentes personas. Varias partes que pertenecían a la misma persona podían acabar fácilmente en diferentes bolsas”. Según Steffensen, un gran número de trabajadores tuvo después brotes psicóticos.

Las bodegas de los buques de carga transportaban los restos desde distintas partes de Noruega hasta Tjøtta. Había que desinfectarlas constantemente con cloro, sosa cáustica y fenol. Jan Brovold, que trabajaba en la descarga, recuerda vívidamente la visión de las bodegas de los barcos llenas de bolsas. "Todo estaba repleto de ellas, hasta la escotilla. Parecían ladrillos, desde la proa del barco hasta la popa".

Oposición

A pesar de que la operación era secreta, la prensa se enteró de alguna manera de lo que sucedía. Poco después, la sociedad noruega se dio cuenta de la existencia de la “Operación Asfalto” y estalló un enorme escándalo.

Piedra conmemorativa de los cerca de 5.000 prisioneros soviéticos que construyeron la parte de Rana del Nordlandsbanen (ferrocarril de Nordland) durante la Segunda Guerra Mundial.

Los movimientos de izquierda del país encabezaron la protesta pública, sobre todo el Partido Comunista. Sin embargo, incluso sus rivales políticos elevaron protestas por la operación del Ministerio de Defensa. El líder del Partido Conservador, Carl Joachim Hambro, la calificó de “acto terriblemente espantoso”.

Los civiles noruegos, sin embargo, fueron la voz más fuerte de protesta, sobre todo los que residían en las zonas donde se realizaban las exhumaciones. Con la guerra aún fresca en sus mentes, muchos todavía recordaban a los prisioneros, personas a las que habían intentado ayudar con comida de cualquier manera posible. Fue en gran parte gracias a esa ayuda que la mayoría de los prisioneros del Ejército Rojo habían sobrevivido.

Cementerio soviético en el norte de Noruega.

Los manifestantes acusaron al gobierno de profanación de tumbas y de barbarie. Montaron un piquete en el Parlamento de Oslo, mientras que en Mo I Rana se logró impedir por completo la exhumación.

Por supuesto, la URSS también criticó duramente la operación, ya que sólo se enteró de ella en las últimas etapas, después de que las protestas llegaran al gobierno soviético. La razón oficial que se les dio fue que simplemente les habría resultado más fácil tener a todos sus muertos bien enterrados y accesibles en un solo lugar.

Prisionero de guerra soviético en el campo de Bjørnelva.

La nota de protesta enviada por los diplomáticos soviéticos incluía acusaciones de “pisotear la memoria de los soldados soviéticos”, además de ser un “acto hostil hacia la Unión Soviética”. El desmantelamiento y, en algunos casos, la destrucción de los monumentos conmemorativos suscitó críticas especialmente duras.

La “Operación Asfalto” quedó completamente concluida en el invierno de 1951. Esta abarcó unos 200 lugares de enterramiento en toda Noruega. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores noruego, el cementerio de la isla contenía los restos de 8.804 prisioneros soviéticos, de los cuales sólo 978 habían sido identificados.

A pesar de que la Unión Soviética y Noruega siguieron cooperando en lograr un nuevo lugar de descanso para los soldados del Ejército Rojo fallecidos, las relaciones entre ambos países se agriaron durante muchos años.

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