Los cosacos rusos en 10 palabras clave

1. Cosaco

Los cosacos rusos son un fenómeno cultural inusual: no son ni una clase ni un grupo étnico, sino una comunidad etnosocial con características propias.

La etimología de la palabra cosaco no está del todo clara. Según una versión, significa "vigilar la frontera" en mongol, y los cosacos eran efectivamente una formación militar que vigilaba las fronteras del Imperio ruso. Según otra versión, la palabra es turca y significa "temerario", "hombre libre". Resulta difícil cuestionar esta última afirmación que aparece en la Gran Enciclopedia Soviética sobre los cosacos. Los cosacos siempre han estado al servicio del Estado, pero siempre han sido personas amantes de la libertad, de ahí los levantamientos que han protagonizado a lo largo de la historia. Así, el cosaco Stepán Razin en el siglo XVII y Yemelián Pugachiov en el siglo XVIII iniciaron guerras a gran escala contra las fuerzas zaristas.

2. El Don (apacible)

Los cosacos del Don, de Kubán, de Zaporozhie, de Siberia y de los Urales "habitaban" varias partes del país y eran muy diferentes en su composición étnica, pero seguían siendo cosacos. El primer ejército oficial de cosacos se formó justo en el Don: en 1570 los cosacos del Don recibieron una carta de Iván el Terrible.

Durante la Guerra Civil de 1918-23, los cosacos estaban divididos: unos apoyaban a los bolcheviques y otros a los monárquicos. Sin embargo, muchos se cambiaron de bando, como se describe magistralmente en la gran novela de Mijaíl Shólojov, El Don apacible. Hitler también aprovechó el deseo de rebelión de algunos cosacos atrayendo a varias formaciones a su lado durante la Segunda Guerra Mundial.

3. Librepensadores

Al principio, los cosacos se formaron, presumiblemente, a partir de campesinos fugitivos que querían liberarse del Estado o de sus amos y de la opresión de los deberes feudales. Por lo tanto, los asentamientos cosacos tenían un sistema de autogobierno único en Rusia: el Volnitsa. Todos los asuntos se discutían en el llamado "círculo cosaco", donde los hombres adultos se reunían y decidían quiénes debían ser castigados o multados, quiénes irían a cazar o pescar y quiénes harían guardia.

4. Atamán

El libre albedrío estaba dirigido por un atamán elegido libremente por los hombres adultos. El atamán tenía gran autoridad y sus consejos y decisiones eran atendidos. Pero su poder no era autoritario. Además, el atamán podía elegir uno nuevo en cualquier momento y él mismo podía renunciar a su cargo.

5. Caballo

Un cosaco sin caballo es como un soldado sin pistola. Un cosaco sin caballo es un huérfano. El cosaco tiene hambre y el caballo está bien alimentado. Esos proverbios reflejan con creces el papel que desempeña el caballo en la vida del cosaco. En pocas palabras, un cosaco no es un cosaco sin un caballo. Aprenden a montar desde la primera infancia. La pérdida de un caballo fiel se llora como la pérdida de un familiar cercano. Los cosacos formaban parte del ejército regular con las formaciones montadas, aunque también existían los regimientos de a pie. 

6. Sable

Otro atributo indispensable de un verdadero cosaco, además del caballo, era el sable, una larga hoja cortante y punzante con un ligero giro. Un cosaco siempre llevaba un sable en el cinturón. El cuadro "Los cosacos escriben una carta al sultán turco" de Ilyá Repin es una buena ilustración. La acción tiene lugar durante la guerra ruso-turca del siglo XVII, pero los cosacos, incluso en un ambiente relajado, no se desprenden de las espadas, que sobresalen por todas partes en el cuadro. Por cierto, en esta legendaria carta, los cosacos maldicen e insultan al propio sultán en términos muy vivos, y el cuadro los muestra riéndose, con frases mordaces (la más inocente es "cara de cerdo").

Con un sable, los cosacos podían realizar trucos increíbles: la habilidad de flanquear se parece en algo a la jineteada. Sin más dilación, vea el vídeo.

7. Papaja

La moda y las tradiciones del aspecto y el peinado de los cosacos variaban de una región a otra y de una época a otra: algunos se dejaban la cabeza afeitada, otros se dejaban crecer el bigote y otros no se afeitaban la barba. Sin embargo, muchos estaban unidos por un sombrero de piel. Originalmente, era una prenda de cabeza tradicional para los hombres del Cáucaso y Asia Central. Pero más tarde "penetró" en las tropas cosacas. En el siglo XV, a los cosacos del Don, del sur de Rusia, se les llegó a llamar cherkasses, confundiéndolos con los caucásicos, los circasianos. Lea más sobre los sombreros aquí.

8. Gazir

Otro detalle, sin el cual es imposible imaginar a un cosaco, son los bolsillos en el pecho que se fijaban al caftán-cherezka, otra prenda tradicional de los cosacos. Uno podría pensar que se utilizaban para los cigarrillos (ese era el chiste en la comedia soviética Secuestro, estilo caucásico), pero los bolsillos estaban diseñados para guardar la pólvora y protegerla de la humedad. Lee más sobre el gazir aquí. 

9. Sarouel

Se trata de un pantalón ancho, que se estrechaba hacia las espinillas, y que para muchos cosacos era una prenda tradicional. A menudo tenían rayas en los lados. Sin embargo, las tropas cosacas también llevaban pantalones rectos y pantalones-galera, que se convirtieron en el uniforme del Ejército Rojo. Un premio honorífico en el ejército rojo de caballería por su especial valor era el pantalón rojo revolucionario. (Un episodio vívido con tal premio está en la película soviética "Oficiales").

10. Danza cosaca

La danza cosaca tiene muchas similitudes con el gopak folclórico ucraniano y los historiadores no se ponen de acuerdo sobre cuál de los dos bailes fue el primero. Los elementos básicos de la danza cosaca son una danza de saltos en la que se lanzan una y otra pierna hacia delante en giros, saltos altos en splits y diversos trucos y saltos mortales que muestran la destreza cosaca de la juventud. Más tarde, estos movimientos se trasladaron a la danza marinera soviética "Yablochko".

Comienza lentamente, incluso con suavidad, y luego el ritmo aumenta y el baile se convierte en un verdadero enfrentamiento. Escuche la primera fantasía sinfónica de temática cosaca del compositor Alexánder Dargomizhski en 1864. 

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