"Moscú debería adoptar un aspecto europeo. Los monumentos y edificios históricos, por supuesto, permanecerán, pero el actual carácter asiático de la ciudad -todas esas calles torcidas, edificios de extraña construcción y el extraño colorido de las casas- debe ser destruido". Sorprendentemente, estas palabras fueron pronunciadas mucho antes de que Stalin llegara al poder y son de 1913, obra Nikolái Schenkov, diputado de la Duma de Moscú, que compartió de esta manera su visión del futuro Moscú con el periódico La Voz de Moscú. Schenkov era el jefe de la "Comisión para el Mejoramiento de la Ciudad" de la Duma de Moscú, creada con el objetivo de ajustar la planificación de la ciudad a las necesidades de la época.
Sin embargo, la Comisión no tuvo la oportunidad de poner en práctica sus proyectos, debido a la Revolución de 1917, pero es notable que incluso antes de que comenzara la industrialización y urbanización estalinista, la necesidad de replanificar Moscú era aparentemente obvia. Román Klein, uno de los prolíficos arquitectos de la ciudad de la época, dijo en una entrevista en La Voz de Moscú: "[Moscú] es un gran centro comercial, cuya población aumenta cada año, la necesidad de viviendas crece y el suelo se encarece. Lo queramos o no, las casas aumentarán en altura, eclipsando las pequeñas mansiones y elevándose por encima de las cúpulas de las iglesias".
"Todo se amontona en un desorden"
Los acontecimientos que siguieron a la revolución de 1917 dieron toda la razón a Klein. Entre 1918 y 1924, más de medio millón de personas fueron reubicadas desde los suburbios y los barrios pobres de Moscú al centro de la ciudad, ocupando las mansiones de la antigua nobleza y los edificios de la ciudad -antiguos hoteles elegantes y apartamentos de clase alta-, convirtiéndolos en viviendas comunales. Sin embargo, la necesidad de vivienda era desesperada, ya que muchas personas acudían a Moscú para trabajar y estudiar en medio de la crisis económica de la década de 1920. Todos necesitaban un lugar donde vivir, así que, durante la década de 1920, varios equipos de arquitectos propusieron sus planes para la reconstrucción de Moscú. Sin embargo, ninguno de ellos fue considerado suficiente para su realización.
En 1932 se convocó un concurso cerrado para el plan general de Moscú, al que se presentaron grandes arquitectos, como Le Corbusier, Hannes Meyer (segundo director de la Bauhaus) y Ernst May (creador del "Nuevo Frankfurt"). El plan de Le Corbusier era el más radical. "Todo está amontonado de forma desordenada y sin un propósito específico", declaró Le Corbusier. "En Moscú hay que destruirlo todo y reconstruirlo de nuevo", dijo el arquitecto, cuyo plan consistía en demoler todo el centro de la ciudad y recrearlo mediante una cuadrícula rectangular de calles. Ernst May estimó que "Moscú, tal como es ahora, no puede albergar racionalmente a más de un millón de residentes".
En cambio, a principios de la década de 1930, la ciudad albergaba a más de 3 millones de personas. Con una red realmente complicada de calles, carriles y bulevares, había muchas calles pavimentadas con adoquines, madera y, sin pavimento. Moscú no estaba totalmente preparada para la industrialización con su intenso tráfico.
En 1933, se creó especialmente una oficina de diseño llamada Talleres de Diseño del Soviet de Moscú para crear el proyecto de replanificación de Moscú. El llamado "Plan General de Reconstrucción de Moscú" se terminó en 1935, pero, para entonces, ya se habían iniciado muchas construcciones: la primera línea de metro, Sokólnicheskaia, estaba terminada y habían comenzado los preparativos para crear el canal Moskvá-Volga. En el centro de la ciudad se construyeron los edificios de la Biblioteca Estatal V. I. Lenin de la URSS, el Hotel "Moskvá" y la actual Duma Estatal, y comenzó la rápida remodelación de las calles. Obviamente, esto implicó la demolición de algunas partes importantes del casco antiguo.
Lo que se perdió
La época de la reconstrucción de Moscú coincidió con una activa campaña antirreligiosa dirigida por las autoridades. En 1928 había comenzado la destrucción masiva de iglesias ortodoxas. Los bolcheviques no dudaron en demoler las iglesias antiguas si interferían con la expansión de las carreteras y, por supuesto, muchas fueron demolidas por puras razones de propaganda y celo antirreligioso. Se cerraron gran cantidad de iglesias, se desmontaron las cúpula, y fueron utilizadas para cualquier cosa, desde un almacén de grano hasta una fábrica o un instituto de investigación. Asimismo, barrios enteros de antiguos edificios bajos, que a menudo incluían casas solariegas históricas, estaban amenazados. Según el plan, todas las plazas importantes de la ciudad, incluida la Plaza Roja, debían aumentar al menos dos veces, debido a la demolición de los edificios que las rodeaban. La anchura de casi todas las calles importantes de la ciudad, las avenidas y las carreteras también debía aumentar hasta 30-40 metros o más, debido a la demolición y el traslado de los edificios que allí se encontraban.
He aquí una lista de las pérdidas arquitectónicas más importantes.
- Monasterio de Símonov. Construido en los siglos XIV-XVII y demolido en 1920-1930, el monasterio era un monumento histórico y un lugar conmemorativo. Tras la demolición de la mayoría de los edificios y la destrucción del cementerio del monasterio, se construyó en su lugar un nuevo Palacio de la Cultura para "ZIL" (una fábrica de automóviles cercana).
- Torre de Sujarev. Construida en estilo barroco moscovita en 1692-1695, la torre albergó la Escuela de Matemáticas y Navegación de Moscú y, más tarde, en los siglos XVIII y XIX, se ubicaron en ella numerosos almacenes y talleres. Desgraciadamente, la torre estaba situada justo en el centro del Anillo Sadóvoie, una calle moscovita en forma de círculo que necesitaba ser ensanchada. La Torre de Sujarev fue, finalmente, demolida en 1934.
- La antigua muralla de Kitái-Górod. La muralla que rodea el centro de Moscú fue construida en el siglo XVI por arquitectos italianos. En la década de 1930, hacía tiempo que había perdido su función de fortificación y era sólo un impresionante monumento histórico en el centro de la ciudad. Sin embargo, la muralla con sus numerosas torres fue demolida en 1934-1935. Sólo un trozo de la muralla, de unos 150 metros, quedó intacto detrás del hotel "Metropol".
- Catedral de Cristo Salvador. La catedral tardó 40 años en construirse, se terminó en 1883 y se dedicó a la victoria de Rusia sobre Napoleón en 1812. La catedral, de 103 metros, fue destruida en 1931. La demolición debía dar paso al colosal Palacio de los Sóviets para albergar el poder legislativo del país, el Soviet Supremo de la URSS. La construcción comenzó en 1937, pero se detuvo en 1941, cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. En 1958, se excavó en su lugar la piscina "Moskvá". En 2000, la catedral fue reconstruida según su diseño original.
- Convento de Strastnói. Fundado en 1654, el convento dominaba la plaza Púshkinskaia, una de las plazas centrales de Moscú. Fue demolido en 1931 y, posteriormente, el cine teatro "Pushkinski" ocupó su lugar.
- La zona urbana en el lugar de la actual Nueva Avenida Arbat estaba condenada a la demolición según el plan general de Stalin de 1935; sin embargo, la demolición real no comenzó hasta después de la guerra, a finales de los años 50 y principios de los 60. Durante la creación de la avenida, se demolió todo un distrito histórico.
En general, el número de edificios históricos protegidos oficialmente por el Estado descendió de 216 en 1928 a 74 en 1935. Por supuesto, después de 1935 quedaban más de 74 edificios históricos en Moscú, sólo que no estaban todos reconocidos oficialmente. Pero las cifras muestran la magnitud de la demolición. Por ejemplo, se rehicieron todas las fachadas de la calle Tverskáia, se demolieron casi todas las iglesias del centro y se renovaron muchos edificios hasta hacerlos irreconocibles. Algunos de los edificios históricos restantes se trasladaron sin deconstruirlos. Pero la realización del Plan General se detuvo en 1941 con el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Lo que se ganó
Aparte de los monumentos arquitectónicos que se perdieron irreversiblemente, la ciudad, al mismo tiempo, ganó mucho. Gracias al ensanchamiento de las calles centrales y a la creación de avenidas radiales y autopistas, Moscú quedó preparada para acoger a más gente y, sobre todo, para hacer posible el transporte dentro de una ciudad inmensa.
Después de la guerra, continuando con la aplicación del Plan General, se crearon los nuevos distritos de Moscú que rodeaban el antiguo centro de la ciudad siguiendo un principio de cuadrícula, lo que facilitó el transporte público. A finales de la década de 1930 se planificó la carretera de circunvalación de Moscú, que se completó en 1962, y que tiene una importancia crucial en el transporte de la ciudad. Se construyó el canal Moskvá-Volga (utilizando la mano de obra proveniente del gulag), que permitió una conexión más corta entre los ríos e impulsó el desarrollo del transporte fluvial en la región de Moscú.
Los terraplenes del río Moscova, de 52 km en total, fueron revestidos de granito, se reconstruyeron tres puentes y se construyeron nueve nuevos. Se crearon muchos nuevos depósitos de agua alrededor de Moscú mediante la construcción de presas y se aplicaron nuevas tecnologías de limpieza y filtrado del agua. También se crearon nuevos parques públicos, entre los que destaca el Parque Gorki, que acabó convirtiendo a Moscú en la ciudad más verde del mundo. La realización del Plan General, aunque con algunas graves omisiones, continuó durante los últimos años de la existencia de la URSS.
Las necesidades vitales de una ciudad gigantesca en crecimiento se cubrieron en un espacio de unos 20-30 años y fue más difícil, teniendo en cuenta que la realización del Plan General se vio obstaculizada y socavada por la Segunda Guerra Mundial. Aunque se perdieron varios monumentos culturales, la reconstrucción estalinista hizo en general de Moscú lo que es hoy y permitió un mayor desarrollo de la ciudad que ha continuado después de la caída de la URSS.
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