El niño ruso de seis años que luchó como soldado en la Segunda Guerra Mundial

Foto de archivo
Seriozha Aleshkov recibió la medalla al mérito en el combate, recibió una Browning como pistola trofeo de manos de un general del ejército e incluso fue “ascendido” al rango de teniente junior.

La Segunda Guerra Mundial afectó las vidas de millones de personas de todas las edades. Ancianos, así como jóvenes inexpertos, tuvieron que tomar las armas. Pero sólo un regimiento del Ejército Rojo en el Frente Oriental tuvo un soldado en sus filas de sólo seis años de edad.

Hijo del regimiento

En el verano de 1942, Seriozha [abreviatura de Serguéi], del pueblo de Grin en la región de Kaluga, se encontró completamente huérfano: Su padre había muerto antes de la guerra y los alemanes, ante los ojos del niño, ejecutaron a su madre y a su hermano por sus vínculos con los partisanos. Dejado solo, el niño de seis años vagaba sin rumbo por el bosque en estado de shock cuando, demacrado y hambriento, fue descubierto por un grupo de reconocimiento del 142º Regimiento de Rifles de la Guardia.

El niño rescatado dijo que se llamaba Aleshkin, aunque más tarde se supo que su verdadero nombre era Aleshkov. Los soldados decidieron mantenerlo en el regimiento e incluso fue adoptado oficialmente por el comandante del regimiento, Mijaíl Vorobiov.

El chico estaba ansioso por ser útil. Entregaba periódicos y cartas a las subunidades y volvía constantemente al cuartel general para pedir más instrucciones. Un día, mientras hacía sus rondas regulares, descubrió a unos vigías de apoyo de fuego alemanes que estaban escondidos en un pajar y fueron rápidamente neutralizados por los soldados del Ejército Rojo.

Defensor de Stalingrado

A principios de noviembre de 1942, el 142º Regimiento de Rifleros de la Guardia fue transferido a Stalingrado. Aquí el pequeño soldado realizó una acción heroica por la que fue premiado con la medalla al mérito en el combate.

Durante un bombardeo de artillería, el padre adoptivo de Seriozha quedó enterrado bajo los escombros en un refugio. El chico intentó desenterrarlo por su cuenta pero, cuando fracasó, corrió a buscar unos zapadores. Mijaíl Vorobiov se salvó, aunque conmocionado y herido por el bombardeo.

“Con su alegría y amor por su unidad y los que le rodeaban, levantó la moral y la confianza en la victoria en momentos extremadamente difíciles. El camarada Aleshkin es el favorito del regimiento”, decía la orden que otorgaba el reconocimiento a Serguéi, que acababa de cumplir siete años.

“Teniente Junior”

El camino de guerra de Aleshkov fue duro. Casi se ahogó al cruzar el río Severni Donets y, en otra ocasión, el vehículo en el que viajaba chocó contra una mina. El niño sobrevivió milagrosamente.

Una vez, de broma, los soldados le entregaron a Seriozha un uniforme de subteniente y esto casi le cuesta la vida al niño. Las brillantes correas de los hombros atrajeron la atención de unos pilotos alemanes, que dispararon una ráfaga de ametralladoras contra el “oficial”. Una bala, de hecho, impactó contra un talón de Aleshkov. “Mi padre se reprochó mucho después por ello”, relató Viacheslav Vorobiov, hermanastro de Serguéi.

Las aventuras bélicas del pequeño soldado terminaron en Polonia. El General Vasili Chuikov, comandante del 62º Ejército, en el que sirvió el soldadito, ordenó que el chico fuera enviado a la escuela militar Suvorov. Como recuerdo, el comandante militar le dio a Aleshkov una pistola Browning.

Pero Serguéi no tuvo éxito en su carrera militar, ya que su salud le acabó pasando factura (era adicto al tabaco desde muy joven). Después de obtener el título de abogado, Aleshkov vivió en los Urales durante el resto de su vida y murió de un ataque al corazón en 1990, con sólo 54 años.

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