Iósif Stalin y su madre.
El Museo Estatal de Stalin en la ciudad de Gori. GeorgiaLa hija de Stalin, Svetlana Alilúyeva, dijo una vez que su todopoderoso padre nunca temió a nadie, excepto a su propia madre. Ekaterina Geladze, a la que llamaban Keke, no hablaba ruso y estaba decepcionada por los logros de su hijo.
Ekaterina Geladze
Dominio PúblicoEl padre de Geladze, el abuelo de Stalin, fue un siervo que perteneció a un noble georgiano antes de la liberación de los siervos en 1861. Murió cuando nació su hija. Contrariamente a las costumbres de la época, la madre de Geladze se aseguró de que su hija aprendiera a leer y escribir en georgiano.
La madre, es decir la abuela de Stalin, murió después de 1861 y la joven Geladze se trasladó a la ciudad georgiana de Gori, donde más tarde conocería al padre de Stalin.
Ekaterina Geladze y Vesarión Dzhugashvili, el padre de Iósif Stalin
Margaret Burk-White/MAMM/MDF/Dominio publicoLa joven huérfana pronto se casó con un zapatero local llamado Vesarión Dzhugashvili. Algunos creen que el año de su matrimonio fue alterado por la propaganda soviética para que la novia pareciera mayor de lo que realmente era, ya que algunas fuentes sugieren que solo tenía 16 años en ese momento.
Poco después del matrimonio, la familia se vio envuelta en una serie de tragedias. La pareja perdió a su primer hijo de solo dos meses en 1875. El segundo hijo también murió un año después.
En diciembre de 1878, Keke y Vesarión tuvieron su tercer y último hijo que sería recordado como uno de los hombres más poderosos y temibles de la historia de la humanidad.
Incapaz de hacer frente a la pérdida, el marido de Geladze, que antes era un devoto religioso, comenzó a abusar del alcohol. A la joven esposa empezó a resultar difícil llevarse bien con su cónyuge.
Comenzaron las discusiones sobre el futuro de su único hijo. Vesarión quería que siguiera sus pasos y se convirtiera en artesano, mientras que Keke no deseaba otra cosa que ver a su hijo convertirse en sacerdote, porque los veía como una casta privilegiada en su Georgia natal.
El padre de Stalin se separó de la familia después de otro escándalo causado por una discusión sobre la educación de su hijo: Vesarión pensaba que las clases eran una pérdida de tiempo, mientras que Keke creía que la educación era la prioridad.
Fue la decisión de Geladze la que prevaleció y el joven Iósif se matriculó en la Escuela de la Iglesia de Gori en septiembre de 1888, donde destacó académicamente, a pesar de los ocasionales problemas disciplinarios.
Ekaterina Geladze, Lavrenti Beria, Néstor Lakoba, Iósif Stalin en Tiflis,1935.
Foto de archivoCuando el joven Iósif fue expulsado del seminario, asumió el apodo de “Stalin” y participó activamente en las actividades revolucionarias, y acabó perdiendo el contacto con su madre. Stalin se encontró con su madre una vez más en Gori en 1904, después de haber escapado del exilio en Siberia.
A medida que Stalin ascendía en las filas de los bolcheviques, la seguridad y bienestar de su madre se convirtieron prioridades del nuevo estado bolchevique.
Geladze fue reubicada en el palacio donde residía el Virreinato Imperial del Cáucaso antes de la revolución. Sin embargo, la anciana se limitaba a ocupar una pequeña habitación.
Su hijo, que se había convertido en una poderosa y temerosa figura política a mediados de la década de 1930, asignó a Lavrenti Beria la tarea de cuidarla. Este hombre, que sería conocido como el jefe asesino de la policía secreta soviética, se tomó la noble tarea en serio y a menudo se veía a la anciana madre de Stalin pasear por las calles de la ciudad estrechamente vigilada por los hombres de Beria.
Stalin, por otra parte, limitaba las relaciones con su madre a cartas cortas e infrecuentes que parecían telegramas.
Geladze no sabía leer ni escribir en ruso y su hijo se esforzaba por escribir en georgiano, lo que complicaba aún más la escasa comunicación entre madre e hijo.
Stalin visitó personalmente a su madre en 1921 y en 1926 y Geladze visitó una vez Moscú, pero “no le gustó”.
El todopoderoso dictador de la superpotencia en ascenso visitó por última vez a su madre el 17 de octubre de 1935. Durante la visita, la familia discutió el nuevo estatus de Stalin. Cuando Geladze le preguntó a su hijo cómo se ganaba la vida, Stalin, según se informa, respondió: “Mamá, ¿recuerdas a nuestro zar? Bueno, soy algo así como el zar”.
“Hubiera sido mejor que te hicieras sacerdote”, respondió la anciana. El tono de su respuesta era inaudito en la URSS en ese momento. Nadie más que ella podía permitirse ser tan honesta con el temido dictador.
Años más tarde, la hija de Stalin, Svetlana Alilúyeva, dijo que Stalin nunca tuvo miedo de nadie, excepto de su madre, que solía someterlo a castigos corporales cuando era niño.
Geladze murió el 4 de junio de 1937, de neumonía, a los 80 años. Stalin no abandonó su oficina para la ceremonia y envió a Beria como su enviado para llevar el ataúd. Una corona que tenía el mensaje: “Para una querida y amada madre, de su hijo Iósif Dzhugashvili (Stalin)”, escrita en georgiano y ruso fue el mensaje de despedida que el dictador envió.
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