¿Por qué Stalin no rescató a su hijo prisionero de los alemanes?

El primer hijo de Josef Stalin, Yákov Dzhugashvili espera a ser llevado a la retaguardia para ser interrogado. A su alrededor, oficiales de la Luftwaffe

El primer hijo de Josef Stalin, Yákov Dzhugashvili espera a ser llevado a la retaguardia para ser interrogado. A su alrededor, oficiales de la Luftwaffe

Global Look Press
Stalin trató a su hijo primogénito como a cualquier otro soldado soviético. Cuando fue a la guerra, Yákov Dzhugashvili no terminó trabajando cómodamente en el cuartel general, sino que se le envió al frentede combate.

“Me avergüenzo ante mi padre por seguir vivo”, dijo Yákov Dzhugashvili, hijo de Iósif Stalin, a los alemanes durante el interrogatorio. El líder supremo soviético, que tenía una actitud muy negativa hacia los soldados del Ejército Rojo que se rendían, se enfrentó a una de las situaciones más difíciles de su vida: el enemigo había capturado a su propio hijo.

Relaciones difíciles

Yákov era un hijo de Stalin de su primer matrimonio con Ekaterine (Kato) Svanidze. Como su madre murió poco después de darlo a luz y su padre pasaba todo el tiempo inmerso en la lucha revolucionaria o en el exilio, el niño fue criado por una tía.

En 1921, a la edad de 14 años, Yákov Dzhugashvili (que usaba su verdadero apellido) se trasladó de Georgia a Moscú, donde conoció a su padre por primera vez. Las relaciones entre los dos, que esencialmente no sabían nada el uno del otro, fueron difíciles.

Stalin estaba categóricamente en contra del primer matrimonio de Yákov y esto provocó una gran disputa entre padre e hijo. A esto se sumó una tragedia personal en la vida de Dzhugashvili, la muerte de su hija pequeña. Intentó suicidarse, pero no tuvo éxito y sólo sobrevivió gracias a los esfuerzos de los médicos del Kremlin.

El hijo mayor del líder soviético no siempre se opuso a su padre en todo. Ingeniero de turbinas de profesión, por insistencia de su padre Yákov se inscribió en la Academia de Artillería del Ejército Rojo. En mayo de 1941, un mes antes de la invasión alemana a la URSS, el teniente mayor Yákov Dzhugashvili fue nombrado comandante de una batería de artillería.

Cautiverio

Cuando empezó la guerra, el líder soviético no hizo nada para proteger a su hijo de ella. Este último fue al frente como un comandante más del Ejército Rojo, asistido por las simples palabras de despedida de su padre: “Ve y pelea”. 

Pero Yákov no combatió por mucho tiempo. A principios de julio de 1941, las unidades del 20º Ejército, al que pertenecía, se rindieron en Bielorrusia y el 16 de julio, durante un intento de volver a sus propias lineas, el Teniente Mayor Dzhugashvili fue capturado.

Los alemanes se dieron cuenta rápidamente de quién había caído en sus manos, pues Yákov fue descubierto por varios de sus compañeros de servicio. Los nazis no tenían la intención de organizar una ejecución pública del hijo de su archienemigo. Por el contrario, les convenía tratar de atraer a Dzhugashvili a su lado, usarlo en sus campañas de propaganda y enfrentar al ‘Stalin Junior’ con el ‘Stalin Senior’.

Yákov fue tratado con extrema cortesía y civismo. En sus interrogatorios, los alemanes no sólo le preguntaron sobre asuntos militares sino también sobre sus opiniones políticas, discutieron sobre los métodos de Stalin para dirigir el estado, señalaron al hijo los errores del padre y subrayaron los defectos de la ideología del bolchevismo. Sin embargo, no llegaron a ninguna parte en sus intentos de “ablandar” al prisionero de guerra: Dzhugashvili se negó a cooperar con los alemanes de cualquier forma.

Al mismo tiempo, la máquina de propaganda del Tercer Reich se aseguró que la noticia de la captura del hijo del todopoderoso Stalin fuese conocida en la URSS. A pesar del hecho de que Dzhugashvili subrayó particularmente en sus interrogatorios que había sido hecho prisionero contra su voluntad, los alemanes declararon explícitamente que su rendición había sido totalmente voluntaria. Inicialmente, el propio Iósif Visariónovich creyó esta versión de los hechos.

Un soldado por un mariscal de campo

Como resultado de la información que se filtró al Kremlin sobre las circunstancias del encarcelamiento de su hijo y los detalles de su conducta en cautiverio, Stalin pronto cambió su opinión sobre Yákov y ya no lo consideró un traidor y cobarde.

Se organizaron varias misiones de rescate para sacar a Dzhugashvili de las manos alemanas. Comunistas españoles que se habían visto obligados a huir de España tras su derrota en la Guerra Civil y que ahora vivían en la Unión Soviética fueron incluso reclutados para las operaciones debido a su valiosa experiencia en la guerra de guerrillas y de partisanos. Pero todos los intentos de liberar a Yákov fueron en vano.

Después de la batalla de Stalingrado, los alemanes usaron la mediación de un diplomático sueco, el conde Folke Bernadotte, y la Cruz Roja para ofrecer a Stalin un intercambio de su hijo por el mariscal de campo Friedrich Paulus y varias docenas de oficiales de alto rango del 6º Ejército que estaban en cautiverio en la Unión Soviética. Hitler prometió al pueblo alemán traer a los generales de vuelta a casa.

Hoy en día sólo podemos especular sobre lo que Stalin pensó entonces sobre la  posibilidad de hacer este intercambio. La idea que se instaló en la Unión Soviética en la posguerra era que el líder soviético respondió con frialdad a la propuesta alemana: ·No cambiaré un soldado por un mariscal de campo”. Sin embargo, no hay ninguna confirmación documental de que realmente pronunciara esta frase.

La hija del líder supremo, Svetlana Alilúieva , recordó que poco después de estos eventos, en el invierno de 1943-44, su padre agitado e indignado se hizo alusión al trato fallido: “Los alemanes propusieron intercambiar a Yasha por algunos de los suyos... ¿Iba a empezar a negociar con ellos? No, la guerra es la guerra”. 

El mariscal Zhukov escribió en sus Memorias y Reflexiones que una vez, aprovechando salieron a pasear, le preguntó a Stalin sobre su hijo mayor. Respondió pensativo: “Yákov no saldrá del cautiverio. Los fascistas le fusilarán...” Después de una pausa, añadió: “No, Yákov preferiría cualquier muerte a traicionar a la Madre Patria”.

Es cierto que Dzhugashvili siguió siendo desafiante, y lo que había empezado como un buen trato por parte de los alemanes se convirtió rápidamente en algo extremadamente duro. Incapaces de explotarlo con fines propagandísticos o para realizar un intercambio de prisioneros, perdieron todo interés.

El 14 de abril de 1943, Yákov se arrojó contra alambre de púas electrificado del campo de concentración de Sachsenhausen y fue inmediatamente tiroteado por un guardia. Si quería suicidarse o escapar, o si su muerte fue organizada por los propios alemanes, sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.

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