Malnava, RSS de Letonia, julio de 1941
Casi un mes después del comienzo de la Operación Barbarroja, Adolf Hitler voló a la ocupada República Socialista Soviética de Letonia. Aquí, dentro del edificio de una escuela agrícola en el oriental pueblo de Malnava, estaba el cuartel general del comandante del Grupo del Ejército Norte, el mariscal de campo Wilhelm von Leeb.
El Führer pasó alrededor de cinco horas en Malnava, discutiendo la situación de guerra con von Leeb, así como la nueva ofensiva en Leningrado. “Por la mañana, noté una enorme presencia de seguridad fuera de mi ventana”, recordaría el residente local Viesturs Skidra: “Había soldados cada diez pasos. Alguien bromeó con que Hitler aparecería en cualquier instante. ¡Y así fue!”
Fortaleza de Brest, RSS de Bielorrusia, Agosto 1941
El 26 de agosto de 1941, Adolf Hitler, acompañado por el líder italiano Benito Mussolini, visitó la Fortaleza de Brest, fronteriza con el Reich, en el oeste de Bielorrusia. Fue en esta donde la Wehrmacht sufrió sus primeras pérdidas apreciables, al encontrarse con una inesperada y feroz resistencia del Ejército Rojo.
El Führer decidió investigar personalmente lo que había sucedido, y al mismo tiempo demostrar a Il Duce que el poderío de los ejércitos alemanes era capaz de aplastar el desesperado heroísmo de los rusos. Los dos dictadores fueron acompañados por el comandante de la Luftwaffe Hermann Goering, el Ministro de Asuntos Exteriores Joachim von Ribbentrop y el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas italianas Ugo Cavallero.
Aunque los alemanes tomaron la fortaleza en los primeros días de la guerra, la resistencia de unidades soviéticas dispersas continuó hasta julio. Para la visita de Hitler, todo el territorio fue peinado minuciosamente, con el propósito de evitar sorpresas desagradables. Además, la fortaleza fue acordonada por un batallón de las SS de la guardia personal de Hitler, que ni siquiera dejó pasar al personal militar alemán, por no mencionar a los civiles.
Curiosamente, mientras los líderes del Tercer Reich estudiaban el heroísmo de los soldados soviéticos en Brest, nadie en la URSS sabía nada al respecto. No supieron de las hazañas de los defensores de la fortaleza hasta febrero de 1942, cuando el Ejército Rojo capturó el archivo del cuartel general de la derrotada 45ª División de Infantería de la Wehrmacht, con base en Oriol, que había participado en el asalto.
Cuartel general Werwolf, RSS de Ucrania, 1942-1943
No todas las visitas de Hitler a los territorios soviéticos ocupados fueron cortas. Para estancias más largas, varios puestos de mando fueron construidos a propósito. Estos eran conocidos como Führerhauptquartier (Cuartel General del Führer).
El búnker Werwolf (Hombre Lobo) se construyó en un bosque cerca de la ciudad de Vinitsia en Ucrania central, y consistía en tres búnkeres de hormigón armado y 81 estructuras en la superficie. Además de una central eléctrica, había dos estaciones radiotelegráficas, una cantina para el alto mando, cuarteles militares e incluso un cine, una piscina y un casino.
Como todos los búnkeres de Hitler, el Werwolf estaba bien protegido por filas de alambre de púas, blocados, campos de minas, piezas de artillería, cañones antiaéreos y cazas estacionados en un aeródromo cercano. Los partisanos que operaban en el bosque cercano eran conscientes de la importancia del Werwolf, pero no podían destruirlo.
Hitler pasó un total de 138 días en su cuartel general en Ucrania: de julio a octubre de 1942, y entre febrero a marzo y de agosto a septiembre de 1943. Fue aquí donde se tomaron las fatídicas decisiones de atacar Stalingrado, el Cáucaso y Kursk, lo que determinó el resultado de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando en septiembre de 1943 el Ejército Rojo comenzó a cruzar el río Dniéper, Hitler dejó el Werwolf. El búnker fue transferido al comandante del Grupo del Ejército Sur, el Mariscal de Campo Erich von Manstein, quien permaneció allí hasta el final del año. En marzo de 1944, el complejo fue volado.
Cuartel general de Bärenhöhle, RSFSR, noviembre de 1941 y marzo de 1943
La más modesta Bärenhöhle (“La guarida del oso”) de Smolensk recibió a Hitler sólo dos veces: en noviembre de 1941 y el 13 de marzo de 1943. Es un hecho poco conocido que en esa visita de marzo, uno de los participantes en la conspiración contra el Führer, el general de división Henning von Treskow, colocó una bomba en el avión del dictador, pero el dispositivo explosivo falló.
La mayoría de las veces, Bärenhöhle fue usado por el comando del Grupo de Ejército Centro. En el otoño de 1943, un mes antes de la llegada de las tropas soviéticas, fue abandonado, pero por alguna razón no demolido con explosivos. Las unidades especiales del NKVD que llegaron allí inmediatamente después de la liberación de Smolensk inundaron el búnker y hormigonaron las entradas.
En los territorios soviéticos ocupados, además del de Werwolf y Bärenhöhle, estaba el búnker de Wasserburg (Castillo de Agua) cerca de Pskov. Hitler nunca lo visitó, y fue usado exclusivamente por el mando militar germano.
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