Rusia ha usado artillería pesada contra sus enemigos desde el siglo XIV. Aquí están los cañones más imponentes de aquellos tiempos que se conservan en museos de Rusia y del extranjero.
Cuando Iván el Terrible tomó Kazán, la capital del Janato del mismo nombre, en 1547-1552, la victoria decisiva se logró sólo con la ayuda de la artillería pesada, operada por ingenieros extranjeros (italianos y alemanes) al servicio del ejército de Rusia. Incluso antes, en 1480, el Gran Príncipe Iván III de Moscú logró ganar el conflicto contra el Kan Ajmat de la Horda de Oro utilizando artillería pesada al mando de Aristóteles Fioravanti, un genio de la ingeniería italiana. Pero los rusos habían empezado a usar su propia artillería ya en el siglo XIV.
Ya en 1382, cuando el ejército del Ducado de Moscú defendió la ciudad contra Kan Tojtamish, las crónicas mencionan el uso de armas de fuego individuales y artillería de fortaleza. Aunque la producción de pólvora se conocía en Rusia desde el siglo XIV, las armas producidas localmente eran en gran medida ineficaces (por cierto, Tojtamish tomó Moscú en 1382, lo que nos hace pensar que aquellas armas no disuadieron a los tártaros).
Las primeras armas efectivas fueron traídas a Rusia desde Polonia y las tierras alemanas a finales del siglo XIV y principios del XV. A principios del siglo XV, todas las grandes fortalezas rusas tenían cañones para protegerse. A pesar de ello, los rusos no eran competentes en el uso y producción de cañones. Los primeros armeros rusos intentaron imitar los cañones de bronce fundido europeos, fabricando cañones de hierro forjado, pero estos cañones a menudo explotaban porque no estaban totalmente sellados herméticamente.
En 1475, el Gran Príncipe Iván III de Moscú invitó a Aristóteles Fioravanti, un experimentado arquitecto e ingeniero italiano, a Moscú. Aristóteles fundó allí un taller de armería, dentro del Kremlin, donde enseñó a los rusos a producir pólvora según las técnicas europeas, y elaboró los diseños de los primeros cañones rusos de bronce fundido. Además, la presencia de Aristóteles en Moscú (y, no menos importante, su salario, probablemente uno de los más altos de Rusia) atrajo a otros ingenieros y armeros italianos a Moscú.
Aristóteles también enseñó a los rusos a manejar los cañones y morteros, a transportarlos y cargarlos rápidamente. Comandó regimientos de artillería durante el asedio de Iván III a Novgorod en 1479: “Los cañones disparaban sin cesar porque Aristóteles era un maestro en su oficio”, se puede leer en una crónica rusa. En 1480, Aristóteles y sus armas ayudaron a derrotar a los tártaros en la batalla de Yugra.
A mediados del siglo XVI, la Fábrica de Armas de Moscú estaba en pleno funcionamiento y situada cerca de Lubianka en Moscú (no lejos del Kremlin). Existía una institución especial llamada Pushechni Prikaz ("”Ministerio de los Cañones”) para controlar la producción de armas, situada dentro del Kremlin.
Andréi Chojov (1545-1629) fue el más prominente armero ruso, famoso por crear el Cañón Zar (hasta el día de hoy, es la pieza de artillería con el calibre más grande del mundo). Durante su vida, diseñó más de 20 cañones, morteros y bombardas (los primeros cañones). Además, Chojov formó a varios armeros que continuaron creando cañones en el siglo XVII: entre ellos Semión Dubinin, Pronia Fiodorov, Grigori Naumov y otros.
Desafortunadamente, muchos cañones históricos fueron fundidos por Pedro el Grande durante la Gran Guerra del Norte, cuando Rusia sufrió una escasez de hierro y bronce y necesitó producir artillería más moderna. A pesar de esto, se han conservado varios cañones de los siglos XV y XVI-XVII, como has visto en este artículo
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