Niñas con trajes tradicionales, Lituania soviética
Raskine/SputnikLos territorios bálticos en los que vivían los habitantes de las actuales Letonia, Lituania y Estonia siempre han gozaron de un estatus especial, tanto en el Imperio Ruso como en la URSS. Las autoridades trataron de tener en cuenta las condiciones históricas y económicas particulares de esta región “europea”, tan diferente del resto del país.
Fábrica de excavadoras de Tallin
Varfolomoeiev/SputnikAsí pues, se asignaron importantes recursos financieros al desarrollo de las repúblicas bálticas soviéticas. Sin embargo, la aplicación de reformas económicas radicales se abordó en estos territorios con gran cautela.
Como resultado, el nivel de vida en la Letonia, Estonia y Lituania soviéticas era más alto que en la mayoría de las demás repúblicas de la URSS. Los salarios eran de 2 a 3 veces más altos, y sus habitantes se enfrentaban a una menor escasez de alimentos, ropa, etc., que en la mayoría de las demás repúblicas de la URSS.
Centro de Riga durante la Letonia soviética
Sviridova/SputnikJunto al mar en Parnu, Estonia
Yuri Abramochkin/russianphotoVilna, Lituania
Antanas Soutkous/MAMM/MDFUna tienda
Vsevolod Tarásevitch/MAMM/MDFCervecería de Tallin, Estonia
Migdal/SputnikMillones de ciudadanos soviéticos de todo el país llegaban a la costa del mar Báltico cada año para descansar en los mejores sanatorios, por ejemplo en Jurmala (Letonia) y Palanga (Lituania). En el balneario estonio de Pärnu se abrió un sanatorio especial para el uso exclusivo de los cosmonautas soviéticos.
Jurmala (Letonia), 1984
Borís Kolésnikov/TASSurmala (Letonia), mayo de 1975
Jan Graoubits, Alexánder Ovchinikov/TASSJurmala (Letonia), 1983
Imant Predelis/TASSJurmala (Letonia), junio de 1983
Imant Predelis/TASSPalanga (Lituania), agosto de 1986
Sabaliaouskas Alguirdas, Yankaouskas Kiastoutis/TASSDado que sólo un pequeño porcentaje de la población de la Unión Soviética podía viajar fuera del país, los Estados bálticos se convirtieron en un sustituto de la inaccesible Europa y, por lo tanto, fueron considerados como el “extranjero soviético”. Los turistas descubrieron con asombro una arquitectura alemana, sueca o lituana totalmente desconocida, pasearon por las estrechas calles de Riga, Vilna y Tallin y visitaron los castillos medievales diseminados por las repúblicas, similares a los que se podían encontrar en Europa occidental.
Además, cuando era necesario mostrar la vida en el extranjero en el cine soviético, sus directores iban a los países bálticos a filmar. Por ejemplo, en Las aventuras de Sherlock Holmes y el Dr. Watson del cineasta Ígor Maslenikov, una de las mejores adaptaciones de la obra de Arthur Conan Doyle, la famosa casa del detective de la londinense calle Baker se encuentra en realidad en Riga.
Riga, 1978
MAMM/MDFPadre e hijo en Tallin
Archivos de Vladímir KarlovLa vieja Vilna, Lituania
Archivos de Vladímir KarlovVistas del centro histórico de Tallin, Estonia
Vladímir Perventsev/SputnikTallin
Alexéi Fedoseiev/SputnikCastillo de Trakai (Lituania), 1983
Borís Kavachkine/TASSCastillo de Trakai, Lituania, 1965-1969
Viktor Gorkine/MAMM/MDFCentro industrial del país
Durante la época soviética, los Estados bálticos se convirtieron en uno de los principales centros industriales del país, y algunas de sus fábricas y manufacturas rompieron las fronteras regionales para convertirse en empresas de toda la Unión. La Fábrica Electrotécnica Estatal de Riga “VEF”, por ejemplo, suministraba electrónica a todo el país, mientras que la fábrica de vidrio de la ciudad letona de Livani era una de las más grandes de la URSS.
Un grupo de fabricantes especializados en la producción de coches para los Juegos Olímpicos de 1980 en Moscú. Fábrica de automóviles en Riga (Letonia)
Vladímir Bogatirev/SputnikFábrica de calculadoras mecánicas en Vilna, Lituania
Nikita Kozlovski/MAMM/MDFFábrica de excavadoras de Tallin
Varfolomoeiev/SputnikUn inspector de calidad comprueba artículos terminados en Vilna, 1978
Marionas Baranauskas/TASSTrabajadoras de una fábrica textil en Kaunas, Lituania, 1977
Borís Kavachkin, Algis Palenis/TASSLos puertos de las repúblicas bálticas (no los de Leningrado o Kaliningrado) se consideraban los principales puertos marítimos occidentales del país. El grueso del flujo de las mercancías soviéticas a Europa pasaba por ellos. Desde allí, los ciudadanos más afortunados también viajaban en cruceros a los mares Báltico, del Norte y Mediterráneo.
Pintores en el puerto de Riga
Soloviev/SputnikMuelles del puerto de pasajeros de Tallin, Estonia
Puerto de carga de Tallin
Salmré/SputnikPuerto comercial en Tallin
Yuri Abramochkin/SputnikLa epopeya nacionales bálticas, obras clásicas de la literatura letona, lituana y estonia y, por supuesto, las novelas ideológicamente apropiadas de los escritores soviéticos de la región fueron traducidas masivamente al ruso, impresas en cientos de miles de ejemplares y recibidas en todas las bibliotecas y librerías de la Unión Soviética, desde Kaliningrado hasta Vladivostok.
Desde finales del siglo XIX, en los países bálticos se venían celebrado festivales de canto a gran escala con miles de participantes con trajes nacionales, y durante el período soviético esta tradición no fue olvidada. Por el contrario, se construyeron grandes salas para acomodarlas. Sin embargo, las autoridades trataron de hacer coincidir estos eventos con ciertas celebraciones comunistas, como el cumpleaños de Lenin o el aniversario de la Revolución.
Grupo de canto y baile letón “Letova”.
Yuri Sadovnikov/MAMM/MDFParticipantes de un festival folclórico letón
Ian Tijónov/SputnikUna joven con un traje tradicional letón en los muelles de Riga
Ian Tijonov/SputnikCoro musical femenino en Tallin
Varfolomeiev/SputnikFiesta tradicional
Oleg Makarov/SputnikConjunto musical de la Universidad Estatal de Vilna, Lituania, 1974
Jebrauskas, Viktor Sadchikov/TASSEl Báltico, como el resto del país, se llenó de monótonos edificios soviéticos durante el período de la URSS. Sin embargo, en las ciudades también aparecieron verdaderas obras maestras de la arquitectura soviética, que no sólo no estropearon el aspecto de las ciudades medievales, sino que las complementaron armoniosamente. Por ejemplo, uno de los símbolos de Riga se convirtió en uno de los "rascacielos estalinistas", el edificio de la Academia de Ciencias de Letonia, que en 2003 fue incluido en la lista del patrimonio cultural del Consejo de Europa como monumento a la arquitectura de mediados del siglo XX.
Estudiantes de grandes construcciones, Riga
Petrujin/SputnikVilna, 1980
Alexánder Abaza/MAMM/MDFPuente sobre el río Daugava, Riga, Letonia
Kriukov/SputnikHotel en Klaipeda, Lituania, 1985
Borís Kavachkine/TASSLituania,1985
Borís Kavachkine/TASSRiga (Letonia) 1975
Yuri YillujinSanatorio en Druskininkai, Lituania, 1986
Vladímir Gullevitch/TASSResidencia de estudiantes en Tartu, Estonia
Vsevolod Tarasevitch/MAMM/MDFInspector del Departamento de Control de Tráfico con su hija
Mijaíl Ozierski/SputnikUna cocina en la Letonia soviética
Ian Tijonov/SputnikChicas en Vilna, Lituania
Mijaíl DachevskiBálticos aficionados a la música metal
Georgui Rosov/MAMM/MDFConmemoración militar en Vilna, 1987
Borís Kavachkin, Alguirdas Sabaliaouskas/TASSVendedor de baratijas
Archivos de Pavel SujarevDeshollinadores
Lidov/SputnikLEE MÁS: Estos eran los 11 principales destinos de vacaciones de la Unión Soviética
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: