Esta fue, durante la Segunda Guerra Mundial, la operación más exitosa del espionaje soviético

Ministerio de Defensa de la Federación Rusa; Foto de archivo; Vitold Muratov (CC BY-SA 3.0), Roman Kadygrobov (CC BY-SA 4.0)

El dominio del “juego de radio” permitió a los agentes soviéticos privar a la Alemania nazi de docenas de agentes y millones de marcos, además de costarles victorias en las batallas más importantes del frente oriental.

Una fría noche de invierno de 1941, en las posiciones alemanas en  Mozhaisk, en la región de Moscú, se presentó un hombre, un traidor, que afirmaba representar a un grupo de simpatizantes de la iglesia y la monarquía antibolchevique llamado 'Престол' (“Prestol”; “trono” en español). Estaba dispuesto a ayudar a los alemanes a derribar el dominio soviético.

En realidad, el hombre era un agente de la inteligencia soviética llamado Aleksandr Demiánov. Una de las operaciones de inteligencia más exitosas en la historia de la URSS había entrado en fase activa. El nombre de la operación era ‘Монастырь’ (“Monastir”; “monasterio” en español).

Un candidato ideal

Con su encanto, inteligencia, buena educación y un excelente dominio del alemán, Aleksandr encajaba perfectamente como para ser desplegado tras las líneas enemigas. No muchos en Moscú tenían idea de que este hombre de orígenes aristocráticos había sido reclutado por la inteligencia soviética a principios de los años 30.

Alexánder Demiánov

El espía tenía una buena historia a su favor. Su madre y su abuelo eran muy conocidos en los círculos de inmigrantes afiliados a los blancos en Alemania, mientras que otros parientes habían estado viviendo en la Italia aliada del Tercer Reich. Además de eso, Demiánov (alias “Heine”) era un rostro habitual en el trasiego de la embajada germana en Moscú, a menudo a la vista de la inteligencia extranjera.

En julio de 1941, el servicio de inteligencia soviético creó la ficticia Prestol, supuestamente un grupo clandestino de simpatizantes de la monarquía que esperaban con ansiedad la entrada de las tropas alemanas a la capital soviética.

De vuelta en la URSS

Según el plan inicial de Monastir, Demiánov sería enviado a Berlín, donde se infiltraría en el círculo de inmigrantes rusos blancos que trabajaban a favor de  Alemania, creando además sus propios contactos dentro del aparato de inteligencia alemán.

Sin embargo, las cosas no siempre salen según lo planeado. Después de largas y minuciosas comprobaciones (Demiánov fue incluso puesto al frente de un pelotón de fusilamiento), los alemanes decidieron, finalmente, usar al ruso como su topo en la URSS.

Después de varios meses de entrenamiento en la Abwehr, y con 'Flamingo' como nuevo alias, Aleksandr Demiánov fue enviado de vuelta a la URSS.

El juego comienza

Para entonces, Moscú ya consideraba muerto a Heine. Cuando el hombre reapareció de entre los muertos, la operación Monastir terminó, y comenzó un “juego de radio” con los alemanes.

La primera orden del día fue ganarse la confianza alemana, enterrando a los antibolcheviques de paso. Flamingo informó de los planes de Prestol de crear una operación de distracción tras las líneas soviéticas. Muy pronto, los periódicos soviéticos empezaron a publicar noticias sobre atentados con bomba en centros industriales de los Urales y Siberia, llevados a cabo por “colaboradores fascistas”. Nada de esto era cierto, por supuesto, pero la fe en la lealtad de Flamingo se vio reforzada.

Agente irremplazable

Para el 22 de junio de 1942, fecha del primer aniversario de la Operación Barbarroja, la Luftwaffe preparaba un verdadero regalo para el Führer: un gran ataque contra Moscú. A Demiánov se le encargó hacer un estudio de las defensas antiaéreas de la capital. Poco después, los nazis recibieron el siguiente telegrama: “La ciudad dispone de un gran número de nuevos aviones de combate y artillería antiaérea. En los próximos días se pondrán en funcionamiento nuevas tecnologías, lo que permitirá una mayor capacidad de interceptación de los aviones enemigos a gran altitud”. Los alemanes cancelaron rápidamente el planeado ataque.

Poco a poco, Flamingo se convirtió en uno de los agentes más útiles de la Abwehr en el frente oriental. Terminó “sirviendo” en el Comisariado del Pueblo para la Comunicación, y más tarde incluso logró convertirse en oficial del Cuartel General.

El Tercer Reich estaba siendo alimentado, desde el del Cuartel General soviético, por una corriente de desinformación mezclada con algo de verdad para que todo pareciera auténtico. Flamingo se las arregló para obtener datos sobre topos y espías dentro de la URSS. Los soviéticos los capturaron, añadiendo a nuevos agentes en su “juego de radio”.

Usando esta estrategia, más de 20 agentes enemigos fueron neutralizados, así como confiscados millones de rublos.

Las principales operaciones

La Operación Monastir jugó un papel clave en decidir el resultado de grandes batallas a lo largo del frente oriental. El 4 de noviembre de 1942, Heine informó a Alemania que el Ejército Rojo contratacaría en el Cáucaso Norte y Rjev (en lugar de Stalingrado). Como resultado, los alemanes enviaron tropas a esas zonas.

La Operación Marte, o el ataque a Rjev, fue un fracaso. Pero fue Stalingrado (donde el 6º Ejército se vio rodeado por las fuerzas soviéticas) lo que cogió al enemigo por sorpresa.

“El Mariscal Zhukov, que no estaba al tanto del juego de radio, pagó un alto precio, perdiendo miles de nuestros soldados bajo su mando en Rjev”, recordó Pável Sudoplátov, superior directo de Demiánov. ·En sus memorias, confiesa que el resultado del ataque no fue satisfactorio. Sin embargo, no sabía de que los alemanes había advertidos de nuestro ataque cerca de Rjev, lo que hizo que un gran número de sus tropas se movieran en consecuencia.” 

La campaña de desinformación de Heine también jugó un papel importante al forzar a los alemanes a posponer el ataque a Kursk, lo queproporcinó al Ejército Rojo el (muy) necesario tiempo para prepararse en contrarrestarlo.

En 1944, el lado soviético avanzaba de forma decisiva contra el enemigo, por lo que la operación Monastir se consideró como terminada, habiendo perdido todo su significado. La leyenda dice que Flamingo fue degradado a un puesto insignificante, sin acceso a información sensible, y dejó el juego de radio para siempre.

Curiosamente, Aleksandr Demiánov no sólo recibió la Orden Soviética de la Estrella Roja, sino que incluso recibió, en su ausencia, la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro de los nazis. Los alemanes seguirían creyendo, hasta el final de la guerra, que el corazón y el alma de Flamingo pertenecían al Reich.

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