1. Los habitantes de la Unión Soviética no se iban de vacaciones a las Maldivas o a Bali, pero también sabían divertirse. Como ocurre en la actualidad, en los días calurosos de verano los ciudadanos de todas las repúblicas trataban por todos los medios de ir a la playa.
2. Unas vacaciones en la playa podían hacerse “a lo loco”, independientes (y económicas), u organizadas, en un sanatorio o en un hotel de vacaciones, con un bono de una empresa o de un sindicato. Los turistas que se alojan en esos lugares recibían tres comidas al día y tratamiento médico. ¡Un sueño!
3. La opción más deseable era “conseguir” un bono para la costa báltica: los complejos turísticos como Jūrmala (Letonia), Pärnu (Estonia) y Palanga (Lituania) eran considerados los más prestigiosos, y viajar a uno de estos era casi como ir “al extranjero”.
4. Las vacaciones en el mar Negro eran también muy apreciadas. Los centros turísticos de Crimea, Sochi y Abjasia se consideraban los mejores de la URSS.
5. La regla principal de cualquier veraneante soviético era llegar a la playa temprano por la mañana, de lo contrario era difícil encontrar un lugar. En Yalta, Alushta y Eupatoria (las ciudades turísticas más populares de Crimea) las playas nunca estaban vacías.
6. En los balnearios, además del mar y el sol, los veraneantes también podían esperar encontrar otras actividades diversas con las que entretenerse. En la playa se podía jugar una partida de ajedrez callejero, que era muy popular en la URSS.
7. Los jóvenes preferían hacer algo físicamente activo. Por ejemplo, vóley-playa o (una variante del mismo) vóley-pionero.
8. El aire fresco suele abrir el apetito, por lo que los cafés al aire libre siempre han sido populares. Pero mucha gente optaba por organizar un picnic con bocadillos hechos en casa.
9. Y si no podías pegarte una escapada, también podías pasar un buen rato cerca de casa. Por ejemplo, a los moscovitas todavía les encanta relajarse en el embalse de Istra.
10. ¡Por cierto, en Moscú ya se practicaba el esquí acuático en los años 60!
11. Y en Leningrado (San Petersburgo), los lugareños todavía disfrutan relajándose junto a las murallas de la fortaleza de Pedro y Pablo en el Nevá. La playa más antigua de la ciudad también es conocida como uno de los lugares favoritos de las “morsas”, es decir, de las personas que nadan incluso con temperaturas bajo cero en invierno.
12. Los escolares soviéticos solían pasar el verano con parientes en el campo o en campamentos de jóvenes pioneros. En la época soviética, Artek en Crimea (que abrió sus puertas en 1925) era considerado como el más prestigioso de ellos. Por cierto, sigue funcionando hoy en día.
13. Los escolares no tenían ni Internet ni teléfono móvil, pero los padres no se preocupaban por dejarlos durante varias semanas en compañía de guías pioneros (generalmente, estudiantes de escuelas normales), que los mantenían ocupados todo el día.
14. Por ejemplo, ¿sabes qué era el Día de Neptuno? Era similar a una ceremonia de iniciación para marineros, pero en una versión “infantil”. Los jóvenes pioneros preparaban un espectáculo de agua para otros niños, pero esencialmente casi todo el mundo podía participar: algunos hacían el papel de sirenas o monstruos marinos, otros se encargaban de los disfraces o de escribir el guion del espectáculo. En general, era una excelente oportunidad para la formación de equipos, en los que los niños harían nuevos amigos para toda la vida.
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