El zar Alejandro III (1845 - 1894) poseía una casa de campo, o dacha, en Kotka, Finlandia. En aquella época el país escandinavo era parte del Imperio ruso y a Alejandro le encantaba pasar tiempo en verano con su familia remando, haciendo senderismo y pescando. Ordenó que se construyera en el bosque una cabaña de dos pisos para su familia. La visitó un total de 31 veces y pasó allí 213 días.
Una vez, cuando el zar se estaba descansando en su dacha, estalló en Europa un conflicto diplomático en torno a los intereses de Francia, que desde 1891 había sido aliada del Imperio ruso. El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Nicolás de Giers, envió un telegrama a la oficina del emperador, recomendando que Alexánder suspendiera sus vacaciones y regresara a San Petersburgo para participar en las negociaciones. El ministro de Asuntos Exteriores temía que el conflicto condujera a una guerra en Europa.
Cuando los mensajeros llegaron apresuradamente a la casa de campo de Alejandro, el zar lo escuchó con calma y respondió: “Cuando el zar ruso está pescando, Europa puede esperar”.
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