Furia soviética: cómo un solo tanque detuvo a toda una división alemana

Historia
BORÍS YEGÓROV
Podría ser el argumento de una película de Hollywood: en junio de 1941, un pesado tanque soviético se atrevió a enfrentarse contra 5.000 soldados alemanes, impidiendo su avance durante casi 24 horas.

Con el inicio de la Operación Barbarroja, los ejércitos alemanes se lanzaron contra las tropas soviéticas como una avalancha, penetrando cientos de kilómetros en territorio soviético.

En estas circunstancias desesperadas, el ejército de la URSS intentó, si no derrotar a los nazis, al menos detenerlos y dar al país el tiempo necesario para organizar una defensa adecuada. En una de estas acciones heroicas, cerca de la ciudad de Raseiniai, en el centro de Lituania, un pesado tanque soviético KV-1 mantuvo paralizada a la 6ª División Alemana durante casi 24 horas.

Un tanque contra un ejército

La 6ª División Acorazada alemana y la 2ª División Soviética de tanques comenzaron a combatir por la ciudad de Raseiniai en los primeros días de la guerra. Mientras la batalla principal se libraba al este del asentamiento, un tanque soviético apareció repentinamente en la retaguardia alemana en el norte de Raseiniai y cortó el camino principal de abastecimiento entre dos grupos de tropas alemanas.

El KV-1 se paró justo en medio de la carretera y paralizó el avance de casi 5.000 hombres. “Era imposible rodear el tanque, ya que hay pantanos por todas partes. No podemos conseguir municiones ni evacuar a nuestros heridos, que están muriendo”, informaron los alemanes.

Antes de que los germanos pudieran reunir fuerzas, la bestia soviética destruyó 12 camiones de suministros enemigos.

Los intentos de destruir el tanque soviético con cañones antitanque de 50 mm fracasaron. Además, el fuego devuelto por el KV-1 aniquiló a estos cañones junto con sus tripulaciones.

Proyectiles de 10,5 cm, más potentes, se usaron posteriormente, pero tampoco tuvieron éxito. Los alemanes decidieron esperar a la llegada de la noche.

En la oscuridad, zapadores alemanes se acercaron al tanque y pusieron dos explosivos en las cadenas y en su cañón, pero las explosiones no dejaron ni un rasguño en el KV-1.

La única arma capaz de lidiar con el tanque era el cañón antiaéreo de 88 mm. 50 tanques alemanes distrajeron a la tripulación del tanque soviético simulando un ataque multidireccional. Mientras, el arma era acercada secretamente al KV-1 para ser entonces disparada.

Sólo el decimotercer impacto directo atravesó finalmente el blindaje del tanque, matando a todos los que estaban dentro.

Honrados por el enemigo

Los alemanes sacaron seis cuerpos del tanque soviético en llamas: cinco miembros de la tripulación y una persona no identificada. Asombrados por el valor de los soldados soviéticos, los enterraron con todo el respeto y las ceremonias debidas.

Todavía no se sabe por qué el KV-1 decidió entablar una batalla tan desigual.

Según el historiador Maxím Kolomiets, el tanque se separó de sus propias tropas y accidentalmente se topó con el enemigo. Al quedarse sin combustible, se vio obligado a detenerse y combatir.

Sin embargo, los miembros de la tripulación tuvieron la oportunidad de abandonar el tanque, esconderse en los bosques y tratar de reunirse con sus camaradas. Sin embargo, decidieron quedarse y luchar hasta el final, subraya Kolomiets.

Monstruo ruso

El ejército alemán tenía conocimiento sobre una gran cantidad de equipo blindado soviético antes de la guerra. Sin embargo, no tenían ni idea de las capacidades del tanque pesado KV-1, que supuso una sorpresa muy desagradable para la Wehrmacht.

En los primeros enfrentamientos con estos tanques, en el verano de 1941, los alemanes se dieron cuenta de que les faltaban armas para destruir estas poderosas máquinas. Los enormes “monstruos rusos”, como los llamaban los soldados alemanes, eran invulnerables contra los impactos directos de los cañones antitanque de 50 mm.

Los principales tanques alemanes de la época, como el Panzer III y IV y los antiguos tanques checos Panzer 38(t), no eran rivales para el KV-1 soviético. La única solución era utilizar artillería antiaérea de 88 mm u obuses de 10,5 cm contra los monstruos rusos.

“Los rumores sobre estas bestias blindadas nos aterrorizaban. La información sobre su tamaño e invulnerabilidad nos hacía pensar en ellas como fortalezas indestructibles”, contaría un soldado alemán.

Sin embargo, el KV-1 estaba lejos de ser un tanque ideal. Era demasiado “bruto” y áspero por los bordes cuando entró por primera vez en la guerra. Aunque bien protegidos y armados, los tanques KV-1 eran bastante lentos. Además, a menudo se averiaban y necesitaban reparaciones permanentemente.

El canto del cisne para el KV-1 sonó cuando los alemanes pusieron en servicio su tanque pesado Tiger I en 1942, mucho más potente que su homólogo soviético. Pero antes de que eso sucediera, el KV-1 había sido una verdadera pesadilla para los nazis.

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