Hace 150 años, la zona a lo largo del río Songhua no era más que un conjunto de asentamientos rurales. En el Harbin de hoy en día encontrarás a 12 millones de ciudadanos chinos que viven con un telón de fondo arquitectónico de esplendor zarista.
¿La razón? Harbin es una ciudad de reinvención y caos perpetuos. Ahora es la octava área urbana más grande de China, y sus residentes actuales trabajan en el esqueleto de una aldea construida a principios del siglo XX por emprendedores rusos que buscaban prosperidad e intentaron recrear allí su patria.
Hoy en día, la ciudad está prácticamente desprovista de rusos (excepto unos pocos expatriados), pero la Harbin fue el hogar de algunos de los empresarios más brillantes de Rusia, de los refugiados más vulnerables y de algunos de sus intrigantes más extremistas. Aquí está el resumen de la rica herencia de la ciudad.
1. El ‘Dubái’ original
Lo primero en ser construido en Harbin fue la estación de tren. Cuando los primeros trenes transiberianos hicieron exitosos viajes hacia el este en 1896, el ambicioso ministro de Finanzas del zar Nicolás II, el conde Serguéi Witte, no perdió tiempo en patrocinar otra ruta: el ferrocarril oriental chino. Un aspecto central de su gran plan era la ciudad de Harbin, de nueva creación, que esperaba que uniera Baikal con Vladivostok, y que luego tuviera rutas hacia el sur a través de China.
Después de adquirir oficialmente el estatus de ciudad en 1898, el área se convirtió rápidamente en la metrópoli más bulliciosa del noreste de China, y para 1917 era el hogar de más de 100.000 personas (de las cuales alrededor de 40.000 eran rusas). Como muy pocos de ellos habían nacido en la ciudad, Harbin era un paraíso para los expatriados.
2. Algunos lugares todavía parecen rusos
El Conde Witte estaba ansioso por hacer que cualquiera que mirara el horizonte de Harbin tuviera claro quién mandaba allí. ¿El resultado?
3. Paraíso judío
Mucho antes de que existiera la Región Autónoma Judía, muchos de los judíos de Rusia acudieron en masa hacia el este, a Harbin, para escapar de las persecuciones y comenzar allí una nueva vida. Dado que Alejandro III y (en menor medida) Nicolás II estaban bajo la influencia de su ultraconservador tutor de infancia, Konstantín Pobedonóstsev, la perspectiva de nuevas deportaciones, cuotas educativas, privación del derecho al voto e incluso pogroms hizo que la opción de mudarse al este fuera cada vez más tentadora para los judíos.
Se calcula que en 1913 vivían en Harbin alrededor de 5.000 judíos rusos, cifra que se elevó a unos 20.000 en 1920.
Del legado judío de Harbin sólo quedan dos sinagogas: una construida en 1909; otra en 1921; y también un gran cementerio judío.
4. Una de las mayores comunidades de rusos blancos
Aunque la mayoría de los emigrantes blancos huyeron a París, Berlín y Praga, el importante papel de Harbin en la acogida de los perseguidos por los bolcheviques a menudo es pasado por alto por los historiadores.
En cierto modo, tiene mucho sentido: a partir de 1917 Harbin dio la bienvenida a comerciantes y burócratas prozaristas. Con las facciones blancas claramente tomando nota de esto, la población rusa de la ciudad se disparó de 40.000 a alrededor de 120.000 durante el transcurso de la guerra civil.
Aunque estos emigrantes blancos en su mayoría se convirtieron en apátridas después de 1922, su comunidad prosperó en Harbin a través del establecimiento de un sistema educativo ruso y de medios de comunicación de habla rusa.
5. Sede del Partido Fascista Ruso
En la década de 1930, muchos miembros de la comunidad rusa de Harbin abrazaron el fascismo, principalmente en un intento de formar un frente asiático antibolchevique con el Japón del emperador Hirohito.
El período más exitoso del Partido Fascista Rus (PFR) se vivió durante el liderazgo de Konstantín Rodzaievski, quien afirmó tener 20.000 miembros afiliados. Aceptando con gusto una alianza con el Japón Imperial, la plataforma de Rodzaievski llamó a la liquidación de los judíos, el restablecimiento de la influencia de la Iglesia ortodoxa, y la construcción de un sistema económico corporativista siguiendo el modelo italiano.
Como resultado del creciente poder del PFR, así como de la falta de protección del gobierno japonés tras la anexión de Manchuria en 1931, la población judía de la ciudad cayó de 13.000 personas en 1931 a 5.000 en 1935. Pero las cosas estaban a punto de volverse mucho más espantosas.
6. El ‘Auschwitz japonés’
A pesar de que oficialmente se lo calificó como “Módulo de purificación del agua” y se le ubicó a sólo 24 km al sur de Harbin, el Escuadrón 731 de hecho fue responsable de algunos de los crímenes de guerra más brutales jamás cometidos.
Creado en 1935 por el ejército japonés, el Escuadrón 731 dirigía una instalación para la experimentación con humanos que ni siquiera las películas de terror podrían recrear. Sólo en 1984 se supo que los japoneses sometieron a los prisioneros a disecciones en vivo, congelación, inanición, así como a inyectarlos con distintas enfermedades.
Los japoneses también atacaron a los rusos de Harbin y se estima que alrededor del 30% de las 3.000-12.000 víctimas del Escuadrón 731 fueron rusas. La comunidad rusa estableció un toque de queda a las 17h de la tarde para intentar evitar que sus hijos fuesen detenidos por la policía japonesa.
7. Stalin aniquiló al resto de la población rusa
Después de la venta de la URSS del ferrocarril oriental chino a Japón en 1935, así como debido a la desaparición aleatoria de gente de sus calles (secuestrada por el Escuadrón 731), la mayoría de los rusos de Harbin deseaba abandonar la ciudad.
A finales de la década de 1930, el número de rusos locales se había reducido a unos 30.000. Los que habían elegido la ciudadanía soviética y aquellos a los que los japoneses les habían confiscado sus propiedades, optaron por regresar a la URSS. Irónicamente, más de 48.000 de ellos fueron arrestados como “espías japoneses” durante la Gran Purga de 1936-1938.
Cuando el Ejército soviético tomó la ciudad en agosto de 1945, muchos de los residentes que quedaban en ella sufrieron un destino similar: aquellos de los que se consideró que habían tenido alguna cooperación previa con el Ejército Blanco, el Partido Fascista Japonés o el Partido Fascista Ruso fueron inmediatamente detenidos y enviados al gulag.
La mayoría de los rusos que quedaban en Harbin fueron repatriados a la Unión Soviética, y en el censo chino de 1964 sólo 450 rusos aparecían como residentes en la ciudad. Los dos últimos rusos de Harbin murieron en la década de 1980.
8. Los lugareños intentan salvar el patrimonio ruso de la ciudad
La histórica arquitectura rusa de Harbin está perdiendo terreno frente a la moderna construcción china, pero la población la defiende. Cuando se habló de destruir el icónico puente Qihong, de los años 1920, un movimiento local luchó para que se lo clasificara como “reliquia cultural inamovible”.
Cuando el Harbin Ice Festival llega a la ciudad cada año, los organizadores se aseguran de que se construya un Kremlin de Hielo.
Uno de los restaurantes históricos de la ciudad, el Lucía, también ha conservado su singular interior de estilo ruso imperial.
Pincha aquí para saber cómo fue capturado por el Ejército Rojo el último emperador de China.